Luis Merino, exdirector de ‘Los 40 Principales’: “Si no conoces a Pink Floyd, la música prefabricada de ahora te debe parecer fantástica”

Fue uno de los hombres más poderosos de la música española. Cuenta su historia en un libro mientras sigue coleccionando objetos de sus amados The Beatles

Luis Merino, exdirector de 'Los 40 Principales', el pasado 24 de mayo en su casa de Madrid, con el bajo de Paul McCartney.Claudio Álvarez

Durante muchos años fue uno de los hombres más poderosos de la música española. Primero como subdirector de Los 40 Principales (hoy Los40), luego como director y posteriormente como responsable de las radios musicales del grupo Prisa. Luis Merino (Zaragoza, 69 años) abre la puerta de su casa del centro de Madrid y el visitante parece entrar en un museo de objetos relacionados con la música rock y pop. El famoso bajo Höfner firmado por Paul McCartney, un contrabajo de Sting con la estampa del líder de The Police, una guitarra que pe...

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Durante muchos años fue uno de los hombres más poderosos de la música española. Primero como subdirector de Los 40 Principales (hoy Los40), luego como director y posteriormente como responsable de las radios musicales del grupo Prisa. Luis Merino (Zaragoza, 69 años) abre la puerta de su casa del centro de Madrid y el visitante parece entrar en un museo de objetos relacionados con la música rock y pop. El famoso bajo Höfner firmado por Paul McCartney, un contrabajo de Sting con la estampa del líder de The Police, una guitarra que perteneció a Eric Clapton… Su debilidad son The Beatles, de los que acumula 4.000 objetos. “Sí, estoy muy arriba en la lista de los mayores coleccionistas de The Beatles”, confirma. Se acaba de editar un libro (escrito por Tudi Martín) donde se cuenta una carrera que se extiende durante cinco décadas de amor por la música y por la radio, Cuando la música era redonda (Sílex Ediciones). Hoy, ya jubilado, habla con la libertad de quien no se siente atado por compromisos, y solo se guía por su amor a la música.

Pregunta. Como persona más importante de la música en España durante años me imagino que tendrá muchos puñales clavados en la espalda.

Respuesta. Bueno, alguno. Pero en cuanto te van conociendo saben que tienes un reglamento de juego, que es: tu oyente y tu empresa, por este orden. Los puñales son más de los preliminares. Cuando la gente entiende tu método de juego empiezan a desaparecer.

P. Dicen que hubo unos años (sobre todo los ochenta y los noventa) en los que si un grupo o un solista no sonaba en Los 40 Principales no existía.

R. Sí, fue así. El ecosistema que hubo al principio era muy productivo. Radio 3 trabajaba mucho los grupos cuando eran pequeños. Cuando yo veía que uno crecía, lo cogía y lo metía en 40. Un ejemplo claro es Radio Futura, que pasó de vender 15.000 ejemplares a 300.000. Radio 3 era el semillero. Con la llegada de la discográfica Dro es cuando 40 empieza a entrar directamente en el nacimiento de los artistas.

P. Usted siempre ha defendido que la comercialidad es positiva para la música.

R. Ser bueno es muy difícil, pero ser bueno y comercial es mucho más difícil. Conseguir que 500.000 personas se compren algo es muy complicado. Para mí eso tiene mucho más mérito que le gustes a 17. Yo buscaba, dentro de los que venden 17, su capacidad para llegar a más gente, porque si no tu emisora será minoritaria, que cumplirá su función ¿eh?, pero desde un punto de vista industrial no vale. El caso claro es Alejandro Sanz y su disco Más. Un poeta haciendo un gran disco que vende dos millones de ejemplares. Dos millones de personas nunca se equivocan.

P. ¿Eran las compañías de discos las que decidían qué tenía que sonar en Los 40?

R. En absoluto. Las compañías no son tontas y cuando tienen un artista quieren que le guste a mucha gente, intención que también tiene la cadena de radio. Había muchos grados de coincidencia, pero yo cuando no he visto un disco nunca lo he puesto. Así de claro. Era mi criterio. Y he tenido amenazas.

P. ¿Cuántas veces han entrado en su despacho y le han intentado comprar?

R. No muchas, porque ya sabían que no valía de nada. He devuelto regalos muy importantes. No admitía un regalo que me comprometiera a nada. Pero yo hacía negocio: yo te programo un disco, pero cuando hagas tu plan de marketing metes dinero en publicidad en nuestra emisora. Si crees en mí promocionalmente, en marketing también debes creer.

Joaquín Luqui (izquierda) y Luis Merino entrevistando en Londres a George Harrison, en 1981.

P. ¿Cómo sabía que una canción podía funcionar?

R. Porque estás acostumbrado a oírlo todo y tu cerebro lo analiza. Tenemos dentro un entramado donde analizas la producción, la melodía, la letra… Y tienes la imagen de tu oyente. En resumen, es mucho oficio y mucho estudio.

P. ¿Cómo ve ahora al oyente de música?

R. Hemos entrado en un momento en el que la gente no disfruta, consume. La música de ahora es prefabricada. Primero le pones una capa de chaca-chaca, luego otra, perreas un poco, y ya tienes hecha la canción.

P. No parece que le guste el reguetón…

R. No lo entiendo. No distingo una cosa de otra. Me parece todo un magma. Y con la edad que tengo prefiero disfrutar de cosas que son nuevas y me gustan, o de las viejas que me siguen gustando.

P. Aquí su teoría se viene abajo: el reguetón le gusta a mucha gente, no puede haber millones de personas equivocadas.

R. Correcto. Ahí me la como. Yo creo que falta una educación musical. Si no conoces a los Beatles, a Pink Floyd o a Neil Young, esta música prefabricada te debe parecer fantástica.

P. Ha entrevistado a George Harrison, Eric Clapton, Sting, Mick Jagger, Paul McCartney… Es amigo de Elton John.

R. Bueno, los artistas no tienen amigos: tienen relaciones. He comido con Elton John unas 12 veces, he estado en su casa, si voy a un concierto suyo paso a saludarle al camerino… Pero eso no significa que sea su amigo. ¿Amigos en la música? Los tres Mecano, Gloria y Emilio Estefan o Alejandro Sanz. Esos son amigos. Los otros están en otro estrato.

Gloria Estefan entrega, en 1992, un disco a Luis Merino conmemorativo de las primeras 400.000 ejemplares de 'Mi tierra'.

P. ¿Cómo gestionaba usted la noche, las sustancias?

R. Nunca tomé nada. Ni un porro. He tenido muy claro que la vida de los artistas y la mía son distintas. La vida de los artistas es generalmente corta y muy intensa; y yo tenía que trabajar al día siguiente. Te puedo contar una anécdota. Me iba de muchos sitios porque creía que se reían de mí. Y luego me di cuenta de que no se reían de mí. Lo que pasaba es que no estaba en su onda: se reían de ellos mismos. Yo me tomaba una copa, para que no digan que no he ido, y luego me marchaba.

P. ¿Por qué se estropeó el negocio de la música?

R. El primer tropezón llegó con el intercambio de archivos peer to peer. La piratería. Cuando se diluye el soporte, se diluye todo. Me di cuenta de la gravedad cuando un día en la calle Gran Vía (Madrid) conté 62 puestos en la calle de álbumes piratas y solo tres tiendas de discos. Hablé con un gran mando de la justicia. Y me dijo que me cambiase de sector, porque arreglar todo eso era una solución peor. “Así tenemos entretenida a una gente que vive de eso”, me dijo.

P. También la industria podría hacer autocrítica...

R. Mucha, como la falta de creatividad. La imitación no ha tenido sentido. Busca producto original. Pero no: sale Julio Iglesias y se buscan 20 artistas como él.

P. También existió mucho dispendio por parte de la industria: fiestas, atender los caprichos de estrellas…

R. Yo he estado en fiestas de las que me he ido, porque me daba vergüenza lo que se estaba gastando allí. Se ganaba tanto dinero que daba igual todo.

P. ¿Puede contar algún dispendio?

R. La mayoría no, porque me causaría un disgusto. Puedo contar que a Barbra Streisand le pagaron medio millón de dólares, de hace muchos años, por ir a comer a una convención de una discográfica. Pero ni comió. Tomó un café y se fue. Diez minutos.

Entrevistando a Julio Iglesias, en la cama del cantante en su casa de Miami, en 1982.

P. Defiéndame la radiofórmula.

R. La radiofórmula bien hecha no tiene ninguna pega, es un modelo de radio. Cuidado, yo no estoy en contra del otro modelo de radio musical, el del más personal de DJ. Son complementarios. La radiofórmula es más popular y menos de autor, pero llega muy lejos. Pero tiene que estar bien hecha. Hay que ser crítico con la radiofórmula mal hecha: sin buenos DJ, sin buenos comunicadores, sin una nueva selección y una cosa importante, te tiene que sorprender. También te digo que en el lado del autor hay de todo.

P. Usted viajó de la mano de Joaquín Luqui. Hicieron entrevistas juntos a estrellas, trabajaron juntos muchos años, crecieron como profesionales. Cuenta en el libro que le dolió cuando empezaron a prescindir de él en Los 40.

R. Joaquín Luqui era uno de mis mejores amigos. Una persona muy especial, frágil, sensible, con una pasión por la música desbordante. El mejor comunicador musical de este país. Y no se le retiró bien. No lo querían en la radio y me dolió mucho. Fue cuando yo ya no estaba. A él le afectó mucho en el lado personal.

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