Mario Vargas Llosa: “Algunos de mis textos defienden posiciones ideológicas que ya no son las mías”
El Nobel hispano-peruano, en compañía de Sergio Ramírez y Carlos Granés, ha inaugurado en el Instituto Cervantes de Madrid un ciclo de conferencias titulado ‘El fuego de la imaginación’, que gira en torno a su vida y su obra
El Instituto Cervantes ha inaugurado este martes el ciclo de conferencias El fuego de la imaginación. En torno a Mario Vargas Llosa, unos encuentros sobre la carrera y vida del premio Nobel. El escritor hispano-peruano ha protagonizado el primero de los coloquios, que se ha centrado en la obra homónima que da nombre a estas conferencias y que recop...
El Instituto Cervantes ha inaugurado este martes el ciclo de conferencias El fuego de la imaginación. En torno a Mario Vargas Llosa, unos encuentros sobre la carrera y vida del premio Nobel. El escritor hispano-peruano ha protagonizado el primero de los coloquios, que se ha centrado en la obra homónima que da nombre a estas conferencias y que recopila seis décadas de producción periodística dedicada en especial a su crítica literaria. “Muchos de los textos no los reconozco porque están escritos hace mucho y defienden posiciones que ya no son las mías. Pero al mismo tiempo, leídos ahora, recuerdan episodios de la historia de Perú y de América Latina que son inevitables”, ha explicado.
Junto a Vargas Llosa se han sentado los escritores Carlos Granés, editor y prologuista de El fuego de la imaginación: Libros, escenarios, pantallas y museos (2023), y el premio Cervantes Sergio Ramírez. Tres personalidades que representan a Perú, Colombia y Nicaragua, aunque Latinoamérica no ha estado en el centro del debate solo por eso. También por los conflictos de los escritores con las dictaduras militares —como el que vive actualmente Ramírez, exiliado y privado de su nacionalidad por el régimen de Daniel Ortega—, y también con el poco reconocimiento que históricamente han tenido los literatos en el territorio, según Vargas Llosa. “No hay duda de que mi generación creció con la esperanza de la caída de los regímenes dictatoriales, pero las nuevas viven con lo que podría haber pasado y no pasó. Su visión es más pesimista”, ha reflexionado Ramírez.
Los tres han coincidido en que, sin libertad creativa, no hay cultura. Granés ha definido a Vargas Llosa como “un sabueso que ha sabido interpretar los momentos de censura de los gobiernos como una señal de alarma”. Y Ramírez ha recalcado que esos episodios no han acabado y que “la libertad es buena para unos, pero no para otros”.
Ahora que el Nobel se ha reencontrado con estos textos, se ha dado cuenta de que combatía por cubrir un vacío: “En esa época, Perú estaba aislado, no sabíamos lo que se escribía fuera, así que combatía esa realidad leyendo a autores latinos”. Esto ha cambiado y, pese a que Vargas Llosa considera que los escritores no están tan mal vistos en Latinoamérica como hace 30 años, hace hincapié en la importancia de mantener firmes las posiciones ideológicas dentro de un mundo en el que cada vez la política y la literatura se mezclan más.
El resto de la conversación se ha desarrollado en el libro y la figura de Vargas Llosa, que ha centrado sus influencias literarias en tres nombres dispares: Jean-Paul Sartre, Jorge Luis Borges y Gustave Flaubert. “Mi infancia como escritor transcurrió leyendo a Borges por las noches y oponiéndome a él y accediendo a las tesis de Sartre”, ha bromeado. De Flaubert se quedó con la convicción de ser un escritor contra todos los inconvenientes imaginables.
El relevo del Nobel lo han tomado los escritores y periodistas Rosa Montero (España), Héctor Abad Faciolince (Colombia) y Renato Cisneros Sánchez (Perú), que han hablado sobre los procesos, rutinas y manías del escritor a través de varias palabras que lo definen, como “disciplina”, “método” o “demonios”. Montero ha hablado sobre la constancia: “No se puede ser novelista sin esta cualidad porque es una carrera de larga distancia”. La escritora se hunde siempre a mitad de la novela y ser disciplinada, porque dice ser un caos ordenado, le ayuda a luchar contra la desidia y la falta de confianza en sí misma. Sobre los demonios internos que provocan historias ha hablado Abad Faciolince. “Si uno es escritor y le ocurre algo demoledor, por mucho que no quieras recordarlo, está entre las letras”, ha explicado el colombiano sobre su libro El olvido que seremos (2006), donde habla del asesinato de su padre.
En total pasarán por el Instituto Cervantes doce autores hispanoamericanos. Mañana los escritores Gioconda Belli, Carlos Franz y Fietta Jarque hablarán sobre cómo el influjo de otras disciplinas culturales y de sus propias bibliotecas personales interviene en la creación literaria. Y el programa se cerrará por la tarde con una charla en la que Jorge Eduardo Benavides, Karina Sainz Borgo y Nuria Barrios, moderados por el periodista y escritor Juan Cruz Ruiz, debatirán sobre si se aspira hoy a una literatura universal en español y sobre el compromiso que el escritor debe adquirir con su sociedad. Aunque Montero ya se ha adelantado al debate y ha asegurado que poner “una novela al compromiso de una lucha es una equivocación porque para eso ya existen otros géneros”.