“¡Tenemos al primer rey cajonero!”
Cádiz rememora el pasado peruano del cajón, instrumento de percusión hoy integrado en el flamenco, como homenaje al mestizaje de la lengua española, en un concierto al aire libre al que se sumó Felipe VI
Carmen Rodríguez —66 años y sin cargas familiares— se pasa el día a la caza de eventos en la agenda cultural de Cádiz. “¡A todo lo que vea, me apunto!”, exclama divertida. Y ahí está, sentada en lo alto de un cajón con su amiga María Vilches, dispuestas a darlo todo en la plaza del Teatro Falla, en Cádiz. “En verdad, yo lo que quería era entrar en el concierto de después [el de flamenco al que han acudido los reyes Felipe y Letizia], pero no ha habido forma. No soy procotolo, ni de la Casa Real”, ha añadido entre risas, antes de ponerse al toque. Quién le iba a decir a Rodríguez que ni una hor...
Carmen Rodríguez —66 años y sin cargas familiares— se pasa el día a la caza de eventos en la agenda cultural de Cádiz. “¡A todo lo que vea, me apunto!”, exclama divertida. Y ahí está, sentada en lo alto de un cajón con su amiga María Vilches, dispuestas a darlo todo en la plaza del Teatro Falla, en Cádiz. “En verdad, yo lo que quería era entrar en el concierto de después [el de flamenco al que han acudido los reyes Felipe y Letizia], pero no ha habido forma. No soy procotolo, ni de la Casa Real”, ha añadido entre risas, antes de ponerse al toque. Quién le iba a decir a Rodríguez que ni una hora después iba a estar marcando el ritmo de la rumba Ali ali y con los reyes sentados su vera. “¡Tenemos al primer rey cajonero!”, le dijo el percusionista Guillermo García, El Guille, al monarca después de conseguir que se animase a tocar de forma improvisada.
El divertido momento ha sido el colofón de la cajoneada organizada justo antes de que comenzase el concierto inaugural del IX Congreso Internacional de la Lengua Española —que se celebra hasta el próximo jueves en Cádiz—, presidido por los reyes y organizado por el Instituto Cervantes. Estaba previsto que el percusionista peruano Mario Cubillas, Guillermo García y el también cajonero Víctor García congregasen a 64 espontáneos que se animaran a tocar —y a aprender— al ritmo del instrumento. Y así ha sucedido. Los músicos, coreados por centenares de curiosos, que tocaban las palmas y cantaban al compás. Cuando llegaron los reyes, fue la reina Letizia la que ha abierto camino hasta sentarse en la primera fila, invitada por El Guille. Le siguió Felipe VI, que se lanzó con ganas a tocar al ritmo de la rumba catalana, con una destreza que parecía denotar conocimientos previos.
La cajoneada, nombre con el que se conoce a estos encuentros populares iniciados en Perú hace algo más de dos décadas, ha sido uno de los eventos callejeros de este primer día de un CILE que debía estarse celebrando en la ciudad peruana de Arequipa, suspendido por la crisis política peruana. Así, venía que ni pintado recordar que, aunque parezca que el cajón es tan flamenco como la guitarra, en realidad solo data de 1977. Fue entonces cuando el genial guitarrista Paco de Lucía lo descubrió en una fiesta en la Embajada española en ese país y decidió traérselo puesto con la intención de replicar el ritmo de la planta y el tacón de los pies de un bailaor. “Él fue el precursor en esta forma de tocar el cajón aquí”, ha defendido Pepe Zapata, organizador del encuentro y responsable de la iniciativa cultural granadina Cajón Expo.
Rumba catalana —como la que se han arrancado a tocar los Reyes— o tangos han sonado fusionados durante casi una hora con panalivios (canciones peruanas). “Dos ritmos con miles de kilómetros de distancia”, ha explicado El Guille, pero que han resultado no sonar tan lejanos al oído. “Son ritmos compartidos”, advertía Cubillas poco antes de empezar. Tanta es la compenetración, que el cajón ha acabado como instrumento de percusión de dos músicas de origen humilde y popular: el flamenco español y la afroperuana. “Es símbolo de la resistencia de esa cultura, que era despreciada y ahora es patrimonio nacional peruano”, ha añadido Cubillas.
Carmen Rodríguez ha constatado que no era tan difícil pillar el ritmo. Al poco, ella y su amiga María eran dos de los 64 cajoneros que seguían la música al compás. “Supongo que es porque en Cádiz tenemos mucha arte”, ha señalado entre risas. Pero la clave no estaba en discursos chovinistas, ahí estaba el vasco Óscar Espinosa, residente desde hace años con su familia en Chiclana y que se trajo a sus dos hijos, su mujer y su madre, a sentarse al ritmo del instrumento. “Lo tocaba con un grupo de juventud de punk-rock y lo vendí cuando nacieron mis hijos. Ahora me da que voy a tener que comprar uno porque los niños lo han descubierto y están flipando”, declaraba. A dos filas, la americana Melisa Young entraba en éxtasis con la escena: “Llegué en 2018 a España, llevo seis meses aprendiendo a tocar el cajón y he venido a Cádiz solo para esto. España es maravillosa”.
Este espectáculo callejero, mestizo y divertido ha sido el preámbulo al espectáculo de flamenco que se ha vivido en el interior del Teatro Falla, en un concierto titulado Tiempo de Luz. Lo han protagonizado tres referentes del flamenco como Carmen Linares, Marina Heredia y Arcángel. Los tres han estado acompañados por Ana Morales (premio Nacional de Danza de 2022), las guitarras de Miguel Ángel Cortés y José Quevedo, Bolita, y la percusión de Pakito González. Entre el público, además de los Reyes, estaban académicos, asistentes al CILE y autoridades, como el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo; el ministro de Exteriores, José Manuel Albares; el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi. Lo que menos podían esperar es que, de eos presentes, iba a ser el rey Felipe el que más destreza tendría con el cajón al ritmo de una rumba catalana.