Gilberto Santa Rosa, ‘El Caballero de la Salsa’: “A Dios, Puerto Rico se le quedó pequeño y lo bendijo con talento”
El músico, un clásico del género, está de gira por Europa con cinco paradas en España
Cuenta Gilberto Santa Rosa (San Juan, Puerto Rico, 60 años) que en los años ochenta hubo una ola de versiones salseras, más eróticas, de baladas populares. Él siguió la tradición de las letras románticas y le pusieron El Caballero de la salsa, alias que lo ha acompañado hasta esta tarde fría de Madrid en vísperas de una gira europea con cinco paradas en recintos grandes en España. Es un exponente de un género que nunca se fue y que se reaviva al calor del éxito de la música latina. Puerto Rico es perreo y todo eso que ustedes saben; pero Puerto Rico, no lo olviden, sigue siendo también ...
Cuenta Gilberto Santa Rosa (San Juan, Puerto Rico, 60 años) que en los años ochenta hubo una ola de versiones salseras, más eróticas, de baladas populares. Él siguió la tradición de las letras románticas y le pusieron El Caballero de la salsa, alias que lo ha acompañado hasta esta tarde fría de Madrid en vísperas de una gira europea con cinco paradas en recintos grandes en España. Es un exponente de un género que nunca se fue y que se reaviva al calor del éxito de la música latina. Puerto Rico es perreo y todo eso que ustedes saben; pero Puerto Rico, no lo olviden, sigue siendo también la voz clásica de este ganador de seis premios Grammy que tan bien acomodado lleva el pañuelo en el bolsillo del saco.
Pregunta. Con seis años cantaba ya trágicos boleros. Profundo para un niño.
Respuesta. Era lo que le gustaba escuchar a mi abuela materna. Ella me cuidaba mientras mi madre trabajaba.
P. ¿Por qué lo cautivó la música tan temprano?
R. Entre otras cosas porque era muy tímido y me di cuenta de que se me hacía más fácil expresarme cantando que hablando.
P. Celia Cruz dijo de la salsa: “Es un bichito que se mete por los ojos y por los oídos, y que cuando te llega al corazón estalla”.
R. O también: que te llega al corazón y se te va por los pies.
P. ¿Qué define a la salsa?
R. El ritmo, el tambor. Ya dijo Rubén Blades que nosotros somos el único género que respeta la herencia de África.
P. ¿Cómo está el género?
R. En un momento rarísimo. Fuimos protagonistas de la escena en los setenta, en los ochenta… y ya no lo somos; pero, a la vez, con la llegada de todos estos aparatos y de toda la tecnología, el radio de acción del género se amplía y, ahora mismo, mientras estamos aquí en Madrid tú y yo hablando de salsa, cosa que hace un tiempo no hubiera ocurrido, estará un salsero tocando en Israel. ¡Israel! Y hay muchachos que podrían estar haciendo música urbana y están en la salsa. Me da esperanza.
P. ¿El reguetón y tal le disgusta?
R. Yo soy del siglo pasado y hay cosas que se me hace difícil manejarlas.
P. ¿Cuáles?
R. Las cosas que cantan esos muchachos versus lo que yo canto… Yo no lo critico, simplemente no participo porque creo que no me toca. Vengo de otra música. A mí si me dejarán caminaría con una sinfónica detrás, y en la música de ahora todo es electrónico y tecnológico.
P. Aparatos hay en todos los países y, sin embargo, de su isla sale una cantidad desproporcionada de estrellas.
R. Sí, es una cantera. De Puerto Rico salieron salseros, rockeros, baladistas, artistas de pop. Yo creo que el Señor dijo: “Esta isla se me quedó muy pequeña, voy a bendecirla con talento para que se defienda”. Hay un refrán allí que dice que en Puerto Rico hasta las piedras cantan. Y es verdad, cantarán lo que quiera que canten, pero cantan.
P. A la vez, el bum de la música urbana beneficia a otros géneros latinos.
R. Sin duda, y la mayoría de los urbanos importantes que he conocido son fanáticos de la salsa y de alguna manera nos hacen promoción. Nunca se debe olvidar a los que abrieron camino, a los que molieron el vidrio.
P. ¿Quiénes lo molieron?
R. Por ejemplo, Johnny Pacheco y La Fania. O Willie Colón y Héctor Lavoe; si bajara un marciano en un platillo volante y me ordenase que le diese un disco para saber qué es la salsa, le daría uno de ellos, concretamente El Juicio (Fania Records, 1972).
P. Es un orgulloso boricua.
R. Sí señor, 100%. Nací, me crie y vivo allí. Nuestro acervo cultural es lo más valioso. Seguimos siendo puertorriqueños a pesar de la relación tan estrecha y tan larga que hemos tenido con Estados Unidos.