Muere Raquel Welch, mito erótico de Hollywood, a los 82 años
La actriz, que ha fallecido este miércoles tras una “breve enfermedad”, informó su familia, saltó a la fama en el cine en los años sesenta
Raquel Welch, uno de los símbolos de la belleza más internacionales de Hollywood, ha fallecido este miércoles a los 82 años, ha confirmado su agente a la agencia AFP. La actriz, que fue conocida durante su carrera con el apodo de El cuerpo, saltó a la fama a la mitad de los años sesenta gracias a películas que la convirtieron en un símbolo sexual en todo el mundo. Welch, de orígenes bolivianos, murió después de sufrir “una breve enfermedad”, aseguraron sus familiares al medio de espectáculos TMZ, el primero en dar a...
Raquel Welch, uno de los símbolos de la belleza más internacionales de Hollywood, ha fallecido este miércoles a los 82 años, ha confirmado su agente a la agencia AFP. La actriz, que fue conocida durante su carrera con el apodo de El cuerpo, saltó a la fama a la mitad de los años sesenta gracias a películas que la convirtieron en un símbolo sexual en todo el mundo. Welch, de orígenes bolivianos, murió después de sufrir “una breve enfermedad”, aseguraron sus familiares al medio de espectáculos TMZ, el primero en dar a conocer la noticia.
Con intervenciones en más de 30 películas y medio centenar de programas de televisión , Welch se hizo famosa con el filme Hace un millón de años, estrenado en 1966. La actriz actuó en aquella producción británica como una cavernícola que lucía un pequeño biquini color beige. Su aparición en aquella cinta de fantasía dirigida por Don Chaffey y rodada en Tenerife se convirtió durante décadas en una imagen icónica que robó suspiros a los espectadores. Convertido en un producto cultural, el póster de la actriz con su bikini prehistórico colgó de las paredes en las habitaciones de adolescentes de todo el mundo.
Aquel filme la lanzó a la fama. “Cuando miro atrás, lo único que pienso es: ¿acaso no fui solo una chica con mucha suerte que se tropezó con unas circunstancias disparatadas?”, confesó hace algunos años en una conversación con Los Angeles Times en la que repasó su carrera. Antes, la actriz había participado desde 1964 en algunos programas televisivos en papeles sin importancia.
El mismo 1966 en que saltó a la fama, Welch apareció en otra película que cimentó su salto a Hollywood, Viaje alucinante, de Richard Fleischer. En el filme, ganador de dos Oscar, un científico logra reducir el tamaño de un submarino con su tripulación para ser inyectado en su torrente sanguíneo con la misión de salvarle la vida. Secuencias de la película fueron utilizadas durante décadas como introducción a la anatomía humana en las escuelas. Welch interpretaba a la asistente del científico.
Welch conservó su popularidad el resto de los sesenta y durante buena parte de los setenta participando en películas que a menudo explotaban su atractivo físico, como Mi amigo el diablo (Stanley Donen, 1966), Raquel y sus bribones (Ken Annakin, 1968), La mujer de cemento (Gordon Douglas, 1968) o el díptico de Richard Lester formado por Los tres mosqueteros (1973) y Los cuatro mosqueteros (1974). En 1970, interpretó a una mujer trans en Myra Breckinridge (Michael Sarne), adaptación de la novela del mismo título de Gore Vidal.
Jo-Raquel Tejada, el nombre real de Welch, había nacido en Chicago en 1940. Su madre, Josephine Sarah, era estadounidense, empleada de una fábrica de la industria aeronáutica. Su padre, Armand, un ingeniero de estructuras, era de Bolivia. La actriz siempre se sintió orgullosa de sus orígenes latinos. En 2002, en el que fue su primer viaje a Bolivia, recibió un premio por su trayectoria y visitó a algunos familiares. “Siempre había existido en mi corazón la intención de venir y ahora que vine estoy feliz”, dijo n la ciudad de Santa Cruz.
La actriz, quien además de ser conocida por tener una silueta perfecta tenía un rostro muy fotogénico, reconoció a The New York Times que uno de los primeros consejos que recibió fue que evitara explotar su lado latino, para no encasillarse en la industria. Entonces, Hollywood no era el mejor sitio para subrayar la diversidad. Así que durante mucho tiempo Welch evitó este tipo de papeles. Sin embargo, esto le provocó un “vacío”, según confesó al diario estadounidense en 2002. En los últimos años de su trayectoria, la actriz corrigió el rumbo y encarnó a varias mujeres latinas en televisión. En 2017, en el que fue uno de sus últimos trabajos, participó en la comedia How to be a Latin Lover, junto al mexicano Eugenio Derbez.
Welch llegó junto a su familia a California cuando tenía dos años. Vivió su infancia en La Jolla, una comunidad que forma parte de San Diego, al sur del Estado. Allí estudió ballet clásico y fue una de las animadoras de su escuela. También había protagonizado algunas obras de teatro escolares. Sus padres se divorciaron cuando cursaba el instituto. A finales de los años cincuenta, ganó un concurso de belleza local que tuvo unas 150 participantes. En enero de 1959, con 19 años, se casó con James Welch, un pescador de atún que salía a la mar durante largos periodos. El matrimonio duró poco. En 1961, con dos hijos, Welch dejó a su marido y buscó suerte como actriz.
A la intérprete le bastó una prueba de cámara para obtener un contrato con los estudios 20th Century Fox. Welch aspiraba a un papel en Flint, agente secreto (Daniel Mann, 1966), una parodia de las películas de James Bond con James Coburn. Finalmente, no obtuvo el papel, pero su presencia ante la cámara fue suficiente para catapultar su trayectoria.
La actriz admitió hace algunos años que la fama de símbolo sexual le llegó de manera sorpresiva. “Eso no es para nada quien realmente soy”, dijo a Los Angeles Times. Desde su perspectiva, las mujeres que llevó a la pantalla en épicas fantasías tenían rasgos de mujeres valientes, casi heroínas. Aunque casi todas aparecieran frente a la cámara en paños menores o vestidos entallados. Con 75 años, reflexionó: “Quizá fue cómo el destino lo tenía planeado para que pudiera estar a bordo. De otra forma, siendo una madre joven, tendría que haber esperado mucho para conseguir un maravilloso papel que quizá se le habría dado a actrices más consolidadas. Y de haber sido así, no hubiera tenido ninguna carrera”.