El Bellas Artes de Amberes revisa el origen y contenido de toda su colección
El principal museo de Flandes reabre después de 11 años de obras con Rubens como estrella principal
Parece que los 11 años de obras a los que ha sido sometido el Museo de Bellas Artes de Amberes (KMSKA) hubieran tenido como único objetivo el ensalzar, más si cabe, el trabajo de quien fue su vecino más ilustre, Pedro Pablo Rubens, y del muy admirado James Ensor. Pero los responsables culturales de Flandes no se han quedado en la transformación física y en el replanteamiento de la exposición de la ...
Parece que los 11 años de obras a los que ha sido sometido el Museo de Bellas Artes de Amberes (KMSKA) hubieran tenido como único objetivo el ensalzar, más si cabe, el trabajo de quien fue su vecino más ilustre, Pedro Pablo Rubens, y del muy admirado James Ensor. Pero los responsables culturales de Flandes no se han quedado en la transformación física y en el replanteamiento de la exposición de la colección: los temas priman sobre los artistas en una sucesión de espacios dedicados a la redención, la educación, el juego o los miedos. Lo más novedoso de la nueva etapa consiste en que, con el museo cerrado, se creó una comisión de ocho expertos para analizar el ADN de cada pieza (origen, contenido, estado). Primero han actuado sobre el centenar de pinturas que se considera el conjunto esencial del museo. Estas se distinguen por las cartelas extensas y de color ahumado que las diferencian de las demás. De ese lujoso estatus disfrutan Rubens, Van der Weyden, Jordaens, Van Dyck, Patinir, Michaelina Wautier, Clara Peeters, Fouquet, Memling, Grosz, Modigliani o James Ensor, entre otros.
Dennis Marien, miembro del equipo de educadores e investigadores del museo, asegura que no le constan, de momento, errores de autoría ni procedencias ilícitas. Opina que la comisión entra a fondo en la obra y el significado que a algunas se les ha querido dar hasta ahora. Por ejemplo, señala Desnudo sentado (1917) de Amedeo Modigliani. En su vieja cartela se decía que su rostro recordaba a una máscara africana. Ahora se dice que recuerda “culturas africanas”, en plural, porque, razona el experto, “no hay una sola cultura en África. Hay muchas”. Otro ejemplo de intervención de la comisión afecta a un cuadro de Ferdinand Bol, Jan van Der Voort con su hermana Catharina y una sirvienta (1661). Aquí la curiosidad la aporta la fecha porque la sirvienta es a todas luces una esclava cuando la esclavitud había sido erradicada un siglo antes a la ejecución del lienzo. La precisión histórica se incluye ahora en la cartela.
Ha sido una larga década durante la que el museo más importante de Flandes ha permanecido cerrado y la mitad de las 8.000 obras que integran sus fondos han estado guardadas en sus almacenes mientras que la otra parte ha vivido como invitada de lujo en las más importantes pinacotecas del mundo con sede en Londres, Nueva York, Berlín o la vecina Bruselas. En el reencuentro, con unas 650 pinturas y esculturas en exposición permanente, Rubens retorna con más honores que nunca a su ciudad y se encuentra los grandes maestros que han dado categoría mundial a este museo.
Antes de la apertura al público que se producirá el próximo sábado, poco había trascendido de la cirugía que la firma KAAN Architecten ha ejecutado dentro del edificio neoclásico inaugurado en 1810 sobre las ruinas de una ciudadela construida por el duque de Alba.
Hoy jueves, un día más soleado de lo habitual en Amberes (urbe de unos 550.000 habitantes, la segunda más populosa después de Bruselas) los responsables artísticos y técnicos implicados en la renovación se han esmerado desde primera hora de la mañana en mostrar a la prensa internacional el resultado de tantos años de trabajo (el día anterior pudieron entrar los periodistas belgas). Hay muchas ganas de volver a ver las obras de arte, pero los ojos curiosos buscan las transformaciones arquitectónicas, el resultado de la cirugía. El arquitecto Dikkie Scipio, una de las caras visibles de la empresa responsable de la ampliación, contaba que han querido jugar con la luz y el color para lograr que la estructura antigua conviva sin roces con los nuevos diseños en los que predominan las líneas verticales. Los pasillos históricos recuperan rutas originales en las que manda el rosa oscuro, el verde o el rojo. Lo más audaz del proyecto es el cubo ajeno al resto de la construcción neoclásica. Explican sus responsables: “Es un museo vertical con 23 metros desde el suelo hasta el techo con salas de exposiciones de un blanco tan brillante que si se mira intensamente puede producir mareo. Esa blancura es lo más diferencial para el visitante porque los espacios antiguos como los que ocupa Rubens tienen suelos de madera, paredes rosadas y techos dorados. Otro mundo”.
100 millones
Luk Lemmens, presidente del KMSKA, ha declarado en la presentación que el nuevo escenario no puede ser más espectacular y considera merecido el esfuerzo económico de haber gastado 100 millones de euros en una rehabilitación que suma 21.000 metros cuadrados a base de fundir cuatro patios en un cubo invisible para el visitante.
Carmen Willems, Directora General de la pinacoteca, celebró la apuesta por la nueva museografía centrada en temas, de manera que los viejos maestros y los artistas modernos se exhiben rodeando el nuevo volumen. “Con ese esquema”, resumió, “la antigüedad se mueve alrededor de Rubens y la modernidad en torno a James Ensor”. De ambos artistas el museo cuenta con una envidiable representación.
En el caso de Rubens el primer lugar lo ocupa el Prado con 123 obras, pero en Amberes vivió y trabajó la mayor parte de su vida. Aquí se formó, vivió sus alegrías y penas familiares, y recibió a príncipes y dignatarios como diplomático de los Países Bajos. Con una obra que puede alcanzar las 3.000 pinturas, grabados y dibujos, según algunos registros, aquí se convirtió en el mayor pintor de su época. Sus personajes de poderosas musculaturas y carnes sonrosadas y exuberantes sedujeron a las cortes europeas. El mismo aplauso obtuvieron sus retratos. Al gran maestro le gustaba idealizar los rostros y magnificar las actitudes. Retrató a todo aquel que tuviera poder en la corte y se volcó en los retratos de sus dos esposas, Isabel Brandt y Helena Fourment. Brandt murió en 1626 y cuatro años más tarde, en 1630, Rubens contrajo matrimonio con la segunda, una hermosa joven de 16 años, a quien conocía desde niña, una elección que en los tiempos que corren podría traerle algún disgusto. El retrato de Helena Fourment cuelga en la su casa museo, la Rubenshuis, donde también se puede ver uno de los cuatro autorretratos que Rubens se hizo a lo largo de su vida.