Los frescos de Goya en Madrid enfrentan a Patrimonio con el Ayuntamiento
Un nuevo informe del organismo estatal refuta las conclusiones de una conservadora municipal e insta al Consistorio a que ejecute tareas de mantenimiento para evitar posibles deterioros
Patrimonio Nacional envió un informe técnico el pasado 4 de julio al Ayuntamiento de Madrid y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Rabasf), al que ha tenido acceso EL PAÍS, sobre el estado de los frescos de Goya de la ermita de San Antonio de la Florida. Dicho informe niega que haya que actuar con urgencia para evitar riesgos en el deterior...
Patrimonio Nacional envió un informe técnico el pasado 4 de julio al Ayuntamiento de Madrid y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Rabasf), al que ha tenido acceso EL PAÍS, sobre el estado de los frescos de Goya de la ermita de San Antonio de la Florida. Dicho informe niega que haya que actuar con urgencia para evitar riesgos en el deterioro de la obra o que haya peligro para los visitantes. Según Patrimonio, lo que se precisa ahora son labores de mantenimiento, que competen al Ayuntamiento. En su informe indica que, tras la inspección técnica, en la que se observaron las pinturas desde el suelo y se recorrieron las cubiertas, “no se aprecia ningún tipo de afección provocada por filtraciones en las superficies de los frescos”, “ni riesgos evidentes de filtración”. Sin embargo, se insta a “alguna actuación en las zonas más deterioradas, pues, aunque no hay riesgo ni para los frescos ni para las personas, y no es urgente, conviene evitar deterioro adicional”.
Patrimonio, organismo dependiente del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, refuta así el informe del 31 de mayo de una conservadora de la ermita, que depende del Museo de Historia de Madrid, por lo tanto, del Consistorio. Ese primer estudio se titulaba Urgencia en la reparación de las cubiertas de San Antonio de la Florida, y de él se hizo eco en exclusiva este periódico el 25 de junio. El informe de la experta llevó a la Real Academia de Bellas Artes a enviar una carta el 7 de junio, firmada por su director, Tomás Marco, dirigida a la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y al Ayuntamiento, del PP, en la que manifestaba su “gran preocupación” y solicitaba la “inmediata intervención para reparar los daños producidos”, a fin de “evitar los riesgos para la seguridad de las personas y la integridad de las pinturas al fresco”.
Patrimonio, dueño del inmueble, contradice ahora el diagnóstico de la conservadora municipal. Argumenta que se emitió “sin soporte técnico alguno por parte de expertos en arquitectura, como competentes en la materia”. Además, señala al Ayuntamiento “como institución responsable del mantenimiento de la ermita”, según un convenio de marzo de 2018, “aunque vencido en la actualidad”.
Este cruce de informes surge a raíz de un incidente ocurrido el domingo 29 de mayo, en horario de apertura al público, cuando una pieza de zinc del tejado situada en el frontón que remata la fachada principal de acceso se deslizó “unos 15 centímetros”, según Patrimonio, y amenazaba con caer al vacío, como contó este periódico. En el pleno que la Academia celebró el 6 de junio se informó de esto y de que un técnico de la empresa encargada de la reparación retiró la pieza, pero por ser domingo no pudo sustituirla por otra hasta el día siguiente, con el riesgo de que pudieran dañarse las pinturas en unas horas en que hubo amenaza de tormentas. Por todo ello, la Academia dirigió su misiva a Patrimonio y Ayuntamiento.
En realidad, el Consistorio se hizo cargo de la gestión cultural de la ermita en 1987, tras un acuerdo con Patrimonio. Así, ante las “deficiencias de mantenimiento encontradas” durante una visita técnica el 28 de junio, Patrimonio insta al equipo que dirige el alcalde José Luis Martínez-Almeida a que ponga en marcha “actuaciones periódicas de revisión”, lo que en otro momento Patrimonio describe como “expediente menor de obras para las zonas críticas, a fin de estirar la reducción de riesgos de filtración”.
Fuentes municipales se limitan a asegurar que ya se ha informado a la empresa “que hace el mantenimiento, Ferrovial, para que acometa las acciones indicadas por Patrimonio”, y que no será hasta el lunes, 18 de julio, cuando reciban un informe de esta firma, cuando puedan “hablar de plazos” de ejecución.
Rehabilitación integral de la ermita
En 2023, Patrimonio prevé una “rehabilitación integral de la ermita”, con un presupuesto de 913.000 euros, aunque aún sin fecha concreta. Esas obras durarán unos 10 meses y se financiarán con los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El plan incluye “una intervención global de restauración de las cubiertas”, como esta misma institución dice que ya avisó en un “informe de 2020″, porque “la cubrición de las superficies coincidentes con los frescos presentan un nivel de agotamiento muy próximo a su estado límite”.
Patrimonio advierte de otras “deficiencias de mantenimiento” como un exceso de vegetación en las tejas e incluso árboles que invaden la cubierta: “Uno de ellos con inclinación que puede suponer caída sobre el edificio”. Sobre esto, las mismas fuentes municipales afirman que se va a mejorar la limpieza de las tejas para evitar que ramas y hojas puedan obstruir canalones, y que “el 11 de julio se emitió una nota interior solicitando la actuación” sobre el tema de los árboles, aunque no se especifica cuándo se hará.
Conocido el informe de Patrimonio, el director de la Academia, Tomás Marco, ha respondido por correo electrónico que “los frescos no corren peligro en este momento”, pero “insta a las instituciones que rigen la ermita a que realicen las rehabilitaciones que sean necesarias”.
Estos frescos que con 52 años Goya pintó en la ermita, en su cúpula, bóvedas, pechinas y ábside, en solo cuatro meses a finales de 1798, representan un magnífico ejemplo que sintetiza el prodigioso arte del pintor. En una sobria iglesia neoclásica, levantada entre 1792 y 1798, el genio de Fuendetodos plasmó una versión libre de un milagro atribuido a San Antonio de Padua en el siglo XIII, pero que él ambientó en su época. El templo acoge desde 1919 los restos mortales del artista, que habían sido trasladados desde Burdeos, donde fue inhumado.
En 1928 se levantó una iglesia gemela a solo unos metros para preservar los frescos, ante el gran fervor que el templo generaba entre los madrileños. El conjunto fue restaurado en 1940, después de que, durante la Guerra Civil, un obús causara un agujero en la cubierta. En 1987 se acometió una nueva restauración porque “el conjunto mural presentaba de nuevo graves daños”, como informa el folleto que se reparte a la entrada a los visitantes. Desde entonces se acometieron sucesivas campañas de rehabilitación del templo y restauración de los frescos, hasta la última, de 2005.