La leyenda de Tupac Shakur renace en Los Ángeles a 25 años de su asesinato
Una exposición y un libro ofrecen una nueva visión del influyente rapero muerto en Las Vegas en un tiroteo
Kendrick Lamar tenía ocho años cuando vio de lejos a su ídolo. Su padre, Kenny Dockworth, lo llevó a un mercado de Compton, la ciudad donde vivían, al sur de Los Ángeles, para presenciar el rodaje de un video musical. Lamar, quien hoy tiene 34 años y es uno de los raperos más importantes de Estados Unidos, estaba sobre los hombros de su padre cuando vio un Bentley blanco a la distancia. Tupac Shakur estaba en el asiento del pasajero y gritaba a un policía que acercaba peligrosamente la moto a su vehículo. La estrella arr...
Kendrick Lamar tenía ocho años cuando vio de lejos a su ídolo. Su padre, Kenny Dockworth, lo llevó a un mercado de Compton, la ciudad donde vivían, al sur de Los Ángeles, para presenciar el rodaje de un video musical. Lamar, quien hoy tiene 34 años y es uno de los raperos más importantes de Estados Unidos, estaba sobre los hombros de su padre cuando vio un Bentley blanco a la distancia. Tupac Shakur estaba en el asiento del pasajero y gritaba a un policía que acercaba peligrosamente la moto a su vehículo. La estrella arribaba al lugar para grabar una versión de California love, un tema que se ha convertido en un himno y que, de paso, ha hecho también del Compton Fashion Center un sitio mítico de la historia del rap (ahora convertido en un supermercado). “Estaba muy emocionado, lleno de júbilo y muy animado”, escribió Lamar sobre aquel día. “Veinte años después, entendí exactamente qué sentía: inspiración”.
Lamar rindió tributo mucho después a aquella mañana en su video King Kunta, grabado en ese mismo sitio. Después de aquel avistamiento, K.Dot, como también se hace llamar Kendrick, supo que quería ser “la voz del hombre común”. Esta es solo una muestra de la poderosa influencia que Tupac Shakur ejerce sobre el género con una trayectoria discográfica de solo cinco años, cortada abruptamente por su asesinato en un tiroteo de Las Vegas el 13 de septiembre de 1996.
Este viernes ha abierto sus puertas en Los Ángeles una exposición sobre el legado de Tupac. La muestra coloca bajo una nueva luz al cantante fallecido a los 25 años y quien fue despedido con la sentencia de que la violencia acabó por siempre con una prometedora trayectoria. Pero 2Pac nunca se ha ido del todo. Dejó tantos temas grabados en las bóvedas que ha firmado siete álbumes póstumos y vendido 75 millones de copias. Aún hay decenas de cortes que no han visto la luz.
La exposición Wake Me When I’m Free (Despiértenme cuando sea libre) toma su nombre de un poema sin título escrito por Afeni Shakur, la madre de Tupac y una de las figuras más fascinantes que rodearon al cantante. A los 20 años, Alice Faye Williams eligió una palabra en yoruba que significaba “amante de la gente” para tener una nueva identidad. También tomó el apellido de su esposo, un militante de las panteras negras llamado Lumumba Shakur. Afeni se afilió al partido en 1968, el mismo año en que J. Edgar Hoover, la todopoderosa cabeza del FBI, ordenó un salvaje operativo en contra de quienes consideraba militantes de grupos radicales de odio.
El acoso llevó a la detención de 21 integrantes de la organización en Nueva York en 1969. Entre ellas estaba Afeni, quien llegó a prisión poniendo resistencia con su pluma. “Sabemos que tratan de rompernos porque no pueden controlarnos”, escribió en una carta poco después de su arresto con ocho meses de embarazo. En prisión exigió ser alimentada todos los días con un huevo y un vaso de leche para nutrir al embrión. El Gobierno pedía 368 años de prisión para los detenidos por 186 cargos de homicidio y conspiración. Shakur se representó a sí misma en un juicio que se alargó por dos años y que fue el más caro de la historia. En 1971, los detenidos fueron absueltos. Afeni parió un mes después de ser liberada. Eligió para su hijo el nombre del rebelde indígena peruano que se levantó en armas contra los españoles. El clima de asedio que había vivido la llevó a registrar a su hijo en otra acta como Parish Lesane Crooks. La familia llegó en 1988 a la costa oeste, al condado de Marin, cerca de San Francisco.
A pesar de haber sido uno de los reyes del gángster rap, la muestra de Los Ángeles eleva el papel de activista de Tupac Shakur en los tiempos del Black Lives Matter y cuando los derechos de las minorías se encuentran bajo amenaza. “No digo que vaya a cambiar el mundo, pero puedo garantizar que puedo provocar una chispa en las mentes que van a cambiar el mundo”, dice una de las frases de Tupac Shakur rescatada en la exposición, compuesta por cientos de documentos compilados desde los siete años, cuando el niño dibujó un monigote que soñaba con la liberación de un grupo de personas.
Todo ese rastro de papel dibuja un personaje obsesionado con su éxito. Cualquier trozo en blanco que llegaba a sus manos era garabateado inmediatamente con algún verso, el trozo de un poema, el inicio de un guion cinematográfico. En noviembre de 1944, después de haber sobrevivido a un tiroteo en el estudio Quad de grabación de Nueva York, donde Tupac se disparó por accidente en el testículo intentando defenderse del atacante, el rapero fue encarcelado.
Ni siquiera dentro del centro correccional Clinton dejó de pensar en su carrera. En un sobre oficial de la prisión anotó los 12 temas que cantaría en su primer concierto en libertad. Un calendario de enero de 1995 marcaba las visitas que tuvo: su representante, periodistas de la revista Vibe, especializada en hip hop, y algunos familiares. También afinó los últimos detalles del lanzamiento de Me against the world, publicado mientras estaba recluido. Las cartas de Quincy Jones, el actor Tony Danza y su productor, Johnny J, le levantaban el ánimo.
El rap llega por fin al Superbowl
Además de la exposición, otros elementos recientes dimensionan la herencia de Tupac Shakur en la música popular. Entre ellos el libro Changes, donde Sheldon Pearce, periodista de The New Yorker, teje una historia oral del rapero contada a través de amistades y colegas. El relato publicado el verano pasado, cuando Shakur hubiera cumplido 50, se suma al cambio de narrativa a la que ha sido sujeta la vida del artista en los últimos años. Asesinado después de salir de una pelea de box en Las Vegas, la caída del músico fue explicada como resultado del enfrentamiento de las pandillas en ambas costas del país, en especial por su enemistad con Notorious BIG (asesinado en 1997). El hip hop era entonces un género que aún estaba en los márgenes, pero estaba por explotar y convertirse en el más importante en Estados Unidos.
“Creo que Tupac va a estar sin duda presente, en espíritu, en el Super Bowl de este año”, comentaba José Corso, un fanático del rapero que acudió a la exhibición en su primer día. Corso habla del espectáculo del medio tiempo de la final del fútbol americano, que se disputará el 13 de febrero en Los Ángeles por primera vez en 29 años. El rap será por fin la estrella del número musical más visto de la televisión de Estados Unidos. Y lo será con un cartel estelar: Dr. Dre, Eminem, Mary J Blige, Snoop Dogg y Kendrick Lamar, todos ellos trabajaron o fueron influenciados por Tupac. La liga profesional intenta corregir años de olvidos y errores. Entre estos, fichar en 2019 al grupo blanco de pop Maroon 5 para cantar en Atlanta, una de las capitales más importantes del rap del país. En 2022 será de la costa oeste y su música.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región