Extremoduro: sus 12 mejores canciones y la historia que cuentan
Su historia se acabó, pero su música nunca dejará de sonar. Dos lanzamientos recientes y la recuperación de varias canciones en la última gira de su líder, Robe Iniesta, nos empujan a realizar esta lista
Así explicó Robe Iniesta (Plasencia, 59 años) a este periódico el pasado septiembre su proceso creativo: “No controlo lo que escribo. Es como si vomitara y luego mirase a ver qué hay ahí. Me sale lo que me sale. No es una cosa sobre la que yo tenga control. A veces, cuando estoy componiendo, me parece que soy una especie de espectador. Veo lo que sale y lo analizo. Pero al final lo que cuenta es si te emociona. Y si me emociona, p...
Así explicó Robe Iniesta (Plasencia, 59 años) a este periódico el pasado septiembre su proceso creativo: “No controlo lo que escribo. Es como si vomitara y luego mirase a ver qué hay ahí. Me sale lo que me sale. No es una cosa sobre la que yo tenga control. A veces, cuando estoy componiendo, me parece que soy una especie de espectador. Veo lo que sale y lo analizo. Pero al final lo que cuenta es si te emociona. Y si me emociona, pues vale, ya puede hablar de amor o de guerra”. Extremoduro, el grupo que formó Iniesta a finales de los años ochenta, ya no existe. La banda anunció su separación en 2019 y una gira de despedida en 2020 que nunca llegó a celebrarse por la llegada de la pandemia. El grupo deja 11 discos de estudio que contienen 93 canciones.
La semana pasada se publicó Extremoduro. Canciones 1989-2013 (unos 19 euros), tres compactos con 44 temas que resumen su carrera. Para los completistas también se ha puesto en las tiendas la caja Extremoduro. Discografía completa (unos 75 euros), con 12 compactos (los 11 de estudio y el directo Iros todos a tomar por culo). Además, durante la gira del último disco en solitario de Robe, Mayéutica, el artista ha recuperado canciones del grupo como So payaso o El camino de las utopías. La música de Extremoduro siempre estará de actualidad, porque la memoria así lo desea y porque los bares no tienen pinta de desaparecer.
Esta son las mejores canciones del grupo extremeño a juicio del firmante. Cada aficionado tendrá las suyas y seguro que serán tan recomendables con estas 12. Están reseñadas en orden inverso. Al final, la mejor.
12. ‘Jesucristo García’
Dónde. El primer gran himno de Extremoduro. Incluido en lo que se conoce hoy como su primer trabajo, Rock transgresivo (1989), aunque antes fue una maqueta y luego un disco. Se grabó en parte con lo recaudado por el propio Robe Iniesta, que iba por los bares con un trozo de papel donde pedía dinero a cambio de un disco futuro (el crowdfunding de ahora, vamos). Lo explica el propio autor en los créditos de la carpeta: “Gran parte de esta grabación se debe a la gente que hace unos años compró un disco que aún no se había grabado. Primero salió una maqueta, luego ya fue disco y ahora es compact. Gracias también, como siempre, a los que me hablan”.
De qué trata. En parte autobiográfico, en parte una semejanza de lo que sería la vida de Jesucristo en el mundo de hoy. Su madre no sería virgen, fumaría porros, trapichearía, pasaría su etapa preso, consumiría heroína y al tercer día resucitaría... en un psiquiátrico. Y amaría y le romperían el alma: “Y perdí la cuenta de las veces que te amé. / Desquicié tu vida por ponerla junto a mí. / Vomité mi alma en cada verso que te di”. Toda la escenografía de Extremoduro alrededor de la figura de Jesucristo. Una carta de presentación imponente, sin duda.
11. ‘Estoy muy bien’
Dónde. Una de las canciones más pop de Extremoduro, no muy valorada por los integrantes del núcleo duro del grupo y no habitual en sus directos, pero absolutamente maravillosa. Pertenece a su cuarto disco, Dónde están mis amigos (1993).
De qué trata. Son tres canciones en una. Y eso que es breve, 3,31 minutos. El inicio, con esos adorables acordes de guitarra; un impetuoso cambio de ritmo (“cómo pretendes que me salga de la hoguera…”) y ese hermosísimo estribillo con coro femenino: “Me gustaría mucho más que te lavaras la cara solo las mañanas que te diera la gana”. Ah, y un solo de guitarra dibujando una imaginativa melodía. La letra retrata un amor que en el caso de ser real (no descartemos que sea fantasía) el protagonista asume una rendición con condiciones: “¡Cómo pretende que me salga de la hoguera! ¡No se da cuenta que siempre estoy en la luna!”.
10. ‘So payaso’
Dónde. La canción que abrió la caja de los truenos de Extremoduro. So payaso tiró del disco Agila (1996) y puso al grupo en otra dimensión de popularidad. Incluso se grabó un videoclip, algo bastante extraño en los de Plasencia.
De qué trata. ¿Podía un grupo tan transgresor como Extremoduro sonar en Los 40 Principales, la emisora musical con más oyentes? Sí, con una pieza como So payaso, una canción musicalmente accesible (solo de piano incluido) y con una letra sin palabras malsonantes. El texto habla de una dependencia sentimental con varias interpretaciones: un amor inalcanzable, platónico; la cobardía del que no da el paso por temor a sentirse rechazado; o la sumisión dentro de la pareja. Que cada cual elija la que más le parezca.
9. ‘Quemando tus recuerdos’
Dónde. Desde un sonido inicial de guitarra española muy “garrapatero” (como dirían Los Delinqüentes) se impulsa una de las mejores canciones del repertorio de Extremoduro, contenida en su segundo disco, Somos unos animales (1991).
De qué trata. De luchar para olvidar. Y en ese tránsito se camina a la deriva: “Y vivir, qué cuesta arriba. / Y sentir que no sé qué hago aquí. / Y andar siempre arrastrado. / Y perder, que no puedo pensar”. El amor se ha marchado y toca esforzarse por borrarlo de la cabeza y del corazón. Difícil tarea que Iniesta desbroza en esta canción donde todo el que haya pasado por ese episodio se sentirá identificado. Subrayar los acertados coros femeninos (“trinos de María y Belén”, como se apunta en la carpeta del disco) y esos “me se” (“me se come la desidia”), vulgarismos que Iniesta incluye adrede reivindicando, como muchas veces en su obra, el lenguaje popular.
8. ‘Bri bri bli bli (En el más sucio rincón de mi negro corazón)’
Dónde. La conocida como “época del caos” en Extremoduro. Mucho alcohol, sustancias, miembros del grupo a la fuga… Es el disco carcelario de los de Plasencia, ¿Dónde están mis amigos?, de 1993.
De qué trata. Robe Iniesta dando tumbos. Separado de su pareja y sus dos hijos y sin grupo fijo. Vivía en una furgoneta, donde viajaba con su perro. Este es el contexto donde se gesta Bri bri bli bli (En lo más sucio rincón de mi negro corazón), una canción de dolor al amor perdido en versos como estos: “Sueño con tu piel, me siento mejor. / Ya no tengo sed, ya puedo bailar de flor en flor. / Me vuelvo a perder entre el edredón, me vuelvo a quedar sin sol, sin sol, sin sol”. Sobre el “bri bri bli bli” la teoría más aceptada es un chiste interno del grupo que alude a lo que farfullas cuando has bebido de más. Tiempo después Iniesta volvería con la madre de sus hijos. Y hasta ahora.
7. ‘Sucede’
Dónde. En Agila (1996), el gran salto de Extremoduro. Se consolida el fichaje de Iñaki Uoho Antón, guitarrista de Platero y Tú, que además de las seis cuerdas se encarga de la producción. Consigue un mejor sonido, un anhelo después de unos primeros trabajos descuidados en este sentido. Con Agila se convierten en un grupo de masas.
De qué trata. También en la lírica es un álbum fundamental en su carrera, ya que Robe, sin dejar su bravura, refina su estilo y picotea de los poetas en castellano clásicos: en las letras de este trabajo recibe préstamos de Antonio Machado, Miguel Hernández o Pablo Neruda. También recurre a poetas underground (Sor Kampana) o la reinterpretación de Me estoy quitando, el tema del líder de los malagueños Tabletom, el genial y anárquico Roberto González Rockberto. Sucede arranca con un pasaje de Neruda, “sucede que me canso de ser hombre”, del poema Walking Around. Lo que llega a continuación es la lucha consigo mismo que afronta el autor entre rendirse a la amada o la opción de la cabra tirando al monte, en este caso la luna, la soledad y el caos en contraposición al sol: “Sol, déjame en paz. / La luna me ilumina en esta ruina entra la claridad”. El proceso creativo se abre paso al final de la canción. Se han marchado Dizzy Gillespie, Frank Zappa, Freddie Mercury y Camarón de la Isla, pero la “estrellita” de estos titanes de la música ilumina su camino. El amargor de la soledad como percutor para abrir la espita de la creación.
6. ‘Dulce introducción al caos’
Dónde. La ley innata (2008) es un disco clave en la historia de Extremoduro. Iniesta intelectualiza su discurso y Uoho acomete las estructuras musicales más intrincadas de la carrera del grupo.
De qué trata. Dos vías que se abren camino para una canción primorosa: la falta de inspiración artística, la búsqueda de una musa que se ha llevado el viento; y los pros y contras de una relación sentimental estable. “Cómo quieres que escriba una canción si a tu lado no hay reivindicación./ La canción de que el tiempo no pasara, donde nunca pasa nada”, comienza el tema. Por medio del viento vemos cómo el protagonista va pasando por la fase de estabilidad y sequía artística (“Una racha de viento nos visitó./ Y al árbol ni una rama se le agitó”) y por la del desorden (“Ya no queda una piedra en pie, porque el viento lo derribó”). Misteriosa, fascinante, imperecedera. Todo eso y mucho más cabe en Dulce introducción al caos.
5. ‘Si te vas…’
Dónde. Tras La ley innata ya no había vuelta atrás. Los discos serían de pocas canciones y cada una de una extensión considerable. Seis incluye Material defectuoso, el trabajo de 2011 donde luce la bellísima Si te vas…
De qué trata. Si te vas… fue saludada con gestos mohínos por la militancia dura de Extremoduro. La calificaron de “balada”, algo realmente sorprendente porque el tema, de casi nueve minutos, muestra fases burras propias del universo Iniesta. Es verdad que la adornan violines en algunas fases y Robe se pone tierno entonando, pero de ahí a denominarla “balada” existe un largo trecho. Si te vas… resulta una historia amorosa contada como le gusta a Iniesta: con el precipicio de la perdida como sentimiento indefectiblemente unido al del amor. Con preciosos versos como: “Ojalá que me despierte y no busque razones. / Ojalá que empezara de cero. / Y poderle decir que he pasado la vida sin saber que la espero, no”.
4. ‘Ama, ama, ama y ensancha el alma’
Dónde. En el segundo disco de Extremoduro, Deltoya (1992). Una canción emblemática para sus seguidores. Tanto, que Robe cierra muchos de sus conciertos en su etapa actual en solitario con este tema.
De qué trata. Pocas veces Iniesta canta textos ajenos. Esta es una de ellas. Una poesía del salmantino Manolo Chinato, un escritor rural ligado para siempre a Extremoduro. No solo por este tema. También por aquel proyecto llamado Extrechinato y Tú, la unión de Extremoduro y Platero y Tú para musicar poemas de Chicano y que dejó constancia en el disco Poesía básica (2001). Ama, ama, ama y ensancha el alma es una canción que pone en valor conceptos hippies difícilmente rebatibles: la libertad, el amor, la naturaleza, cuidarse del mundo consumista… “De pequeño me impusieron las costumbres./ Me educaron para hombre adinerado./ Pero ahora prefiero ser un indio que un importante abogado”. Es el famoso “persigue tus sueños”, pero en poesía y contado por la bronca voz de Robe.
3. ‘Stand By’
Dónde. En Yo, minoría absoluta (2002). En algunas versiones la canción se abre con un poema del periodista y escritor andaluz Francisco M. Ortega.
De qué trata. Una de esas canciones marca Extremoduro que arrancan con los suaves acordes de la guitarra de Iniesta a las que se suma Uoho dibujando punteos para luego dar paso a la voz. La pieza (narrada en tercera persona, algo poco habitual en las letras del grupo) trata sobre el concepto de espera. A partir de ahí se tratan varios temas: la soledad, la pérdida (quizá de alguien que ha muerto), la importancia de huir de la monotonía o la bebida no para evadirse sino como vehículo para alentar la fantasía (“bebe a la noche ginebra para encontrarse con ella”). Pero lo más relevante es lo que consigue: un oyente que interioriza que esta historia de desamor quizá le recuerde a una propia. Y se conmueve, claro.
2. ‘La vereda de la puerta de atrás’
Dónde. En su álbum de 2002 Yo, minoría absoluta, que exhibe la portada más comentada de la historia de Extremoduro: Robe Iniesta crucificado, en calzoncillos y con unos revólveres a ambos lados de la cadera. Jesucristo resucitado que viene a vengarse.
De qué trata. Existen imágenes icónicas en la historia de Extremoduro y una de ellas es aquella que marcaba la interpretación en directo de La vereda de la puerta de atrás: Robe Iniesta e Iñaki Uoho, frente a frente, el pecho descubierto, las melenas sobre el rostro y ejecutando los acordes de guitarra del inicio de esta canción. Una pieza que habla de la búsqueda del camino de la felicidad (“Si no fuera porque hice colocado el camino de tu espera me habría desconectado”), la incertidumbre de tomar la decisión adecuada (“Y dejar de lado la vereda de la puerta de atrás, por donde te vi marchar”) o el hastío de la realidad (“Y muere a todas horas gente dentro de mi televisor. / Quiero oír alguna canción que no hable de sandeces y que diga que no sobra el amor”). Una lírica bella con alguna coz borrica: “Que me entierren con la picha por fuera pa que se la coma un ratón”.
1. Y la mejor: ‘Segundo movimiento: Lo de fuera’
Dónde. Incluida en La ley innata, el disco de 2008 que rompió la gran sequía creativa de Roberto Iniesta. Habían pasado seis años desde Yo, minoría absoluta (2002), un periodo de papel en blanco en el cual el artista confesó su desesperación porque no sentía que tuviera cosas que contar. Con su típico humor cafre explicó en la rueda de prensa del lanzamiento del disco hasta dónde llegó para intentar superar el bloqueo creativo: “Un colega me dijo que me pintara un huevo de cada color, que a él le funcionaba”. Con La ley innata, introducido por un texto atribuido a Cicerón, Iniesta se sumerge en un concepto filosófico que tendrá continuación más de una década después con la publicación del tercer disco de su trayectoria en solitario, Mayéutica (2021). Los dos trabajos se componen de una sinfonía dividida en actos.
De qué trata. El jardín de las delicias de Extremoduro. Una canción de 11 minutos y 43 segundos, compleja y cautivadora, donde se muestran los temas que impulsan casi siempre la lírica de Iniesta: el castigo, el pecado, el romanticismo, la lujuria, el conflicto del individuo consigo mismo, la metáfora de la cárcel, el Sol, la inevitabilidad de la perdida del amor o el aislamiento que te hace fuerte y que te impide tenderle la mano al de enfrente. El oyente se pone en manos de Iniesta, que lo conduce por un laberinto donde sentirá tristeza, euforia, agitación, extenuación. Una canción donde se entra en el terreno de lo mitológico. Y donde se disfruta de hermosas demostraciones de poesía: “Vente a la sombra, amor, que yo te espero. / Que tengo el corazón aquí con bien de hielo./ Vente a la sombra, vente, amor, que yo te espero./ Que tengo ya el cerezo en flor dentro del cuerpo”. Seguramente la memoria sentimental elija otros discos como los favoritos de la carrera de Extremoduro, pero La ley innata es el mejor, por la calidad de las letras y por la diversidad de las estructuras musicales. Un álbum que el paso del tiempo no ha hecho sino agrandar. Y este Segundo movimiento: Lo de fuera supone el punto más alto de esta obra maestra.