La incertidumbre marca la inauguración de la Feria del Libro de Madrid

La gran cita literaria arranca su primera edición presencial en pandemia con la asistencia de la reina Letizia y el miedo de los libreros a un descenso de las ventas por las restricciones de aforo

La reina Letizia recibe un libro como regalo en la inauguración de la Feria del Libro de Madrid, este viernes.Víctor Sainz

Han pasado dos años desde que las casetas de la Feria del Libro de Madrid inundaron por última vez el Parque del Retiro. La pandemia del coronavirus obligó a los libreros a quedarse en casa en la anterior edición y celebrar el evento a través de internet. Por eso esta 80ª edición lleva como nombre #laferiadelreencuentro. En las casetas se respira una mezcla de emoción, nerviosismo e...

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Han pasado dos años desde que las casetas de la Feria del Libro de Madrid inundaron por última vez el Parque del Retiro. La pandemia del coronavirus obligó a los libreros a quedarse en casa en la anterior edición y celebrar el evento a través de internet. Por eso esta 80ª edición lleva como nombre #laferiadelreencuentro. En las casetas se respira una mezcla de emoción, nerviosismo e incertidumbre. Las limitaciones del 75% del aforo y el cambio en las fechas —habitualmente es entre mayo y junio— son las principales preocupaciones de los libreros, que no dudan de las ganas de los lectores. Este año, del 10 al 26 septiembre, la feria cuenta con 320 casetas, más de 1.000 autores y Colombia como país invitado.

Este año hay menos casetas que en la última edición, de 361 a 320. Además, el espacio se ha reducido de 1.400 metros a unos 500. Pero lo que de verdad temen los libreros son las restricciones de aforo. En el recinto no podrá haber más de 3.900 personas a la vez —no hay limitaciones para el resto de El Retiro— y quienes deseen entrar podrán comprobar en todo momento si el cupo está cubierto, tanto en la web oficial como en los paneles de la entrada. Todos los visitantes deberán llevar mascarilla, mantener la distancia de seguridad y pagar preferiblemente con tarjeta.

El Retiro ha tenido que esperar hasta después del mediodía para ver las primeras colas largas en los dos accesos de la feria, que ha mantenido su aforo completo durante varias horas de la tarde. Irene Antón, de la editorial Errata Naturae, lo considera “un buen síntoma” para el primer día: “Ha habido mucha gente preguntando y curioseando, y las sensaciones con los clientes son muy buenas. Sobre las 12.30 ya estábamos funcionando como una mañana cualquiera de diario. Está por ver cómo responde la gente el fin de semana, pero de momento ha sido un buen viernes”. Nahir Gutiérrez, coordinadora de comunicación en División Librerías Grupo Planeta, valora que, con la sensación del viernes, “el sábado puede ser un gran día”, sobre todo por el efecto llamada: “Mucha gente que pasa por el Retiro no sabía que la feria era ahora, y cada vez hay más gente que se anima a venir”.

Ambiente en una de las casetas de esta edición de la Feria del Libro, este viernes. En vídeo, recomendaciones para los lectores.Foto: Víctor Sainz | Vídeo: EPV

La reina Letizia ha sido la encargada de inaugurar esta edición, como hizo en la de 2019. Ha recorrido el Paseo de Coches acompañada del ministro de Cultura, Miquel Iceta, y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. También ha estado presente la canciller de Colombia, Marta Lucía Ramírez, que ha presentado a la reina el pabellón del país invitado. La primera parada de la reina ha sido en la caseta del Ayuntamiento de la capital, donde se le ha hecho entrega del libro del aniversario de la feria. Acto seguido, en la caseta del Ministerio de Cultura y Deporte, el ministro Iceta le ha hecho entrega de La divina comedia, para conmemorar el 700º aniversario de la muerte de Dante Alighieri, y El infinito en un junco, premio Nacional de Ensayo 2020, de Irene Vallejo.

Por ahora todo son dudas, pero los libreros creen que el primer fin de semana bastará para saber si la feria será un éxito o no. Ismael Contreras, uno de los encargados del puesto de la librería Generación-X, expresa así sus temores: “Puede que la gente ya haya gastado su dinero en vacaciones y ahora esté pensando en otras cosas en lugar de comprarse un libro. Además, son fechas de volver a la rutina, y no sabemos por ejemplo si nos visitarán los colegios porque acaban de empezar, cuando antes era una actividad muy común”. En todo caso, Contreras confía en los lectores: “Si la gente está dispuesta a hacer cola para comprar un libro, es para darles un beso”.

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El director de la feria, Manuel Gil, confirmó la semana pasada que “no hay posibilidades” de que vuelva a celebrarse en septiembre el próximo año. “En 2022 comenzará el viernes último de mayo: está comprobado que son las mejores fechas y hay un montón de razones que justifican volver a ellas”, aclaró Gil para tranquilidad de muchos libreros, que desean volver a las condiciones de otras ediciones.

Para algunos, esta es su primera vez en la feria, como es el caso de Marta Tutone, de Liana editorial. “Nosotros empezamos nuestra actividad en febrero de 2020, y que nuestra primera vez sea en estas condiciones provoca una mezcla de emoción y nerviosismo”. Desde la caseta del sello Blackie Books, que sí ha participado en más ediciones, Patrizia Di Filippo considera que “la feria también es siempre un buen termómetro para saber qué libros le interesan más a la gente”. Y Sergio Bang y Andrés Castaño, de Librería Grant, ponen en valor también las firmas de los autores, que “ayudan mucho a que el público se interese por venir”.

Desde la organización contabilizan en más de 4000 el número de firmas durante esta edición. Entre los autores citados este año, destacan Almudena Grandes, Rosa Montero, Fernando Aramburu, Javier Sierra, Julia Navarro, Irene Vallejo, Ana Iris Simón, Elvira Sastre, Eduardo Mendoza, Lorenzo Silva o Luis Alberto de Cuenca. Además de las firmas, también podrá haber selfis, aunque “a distancia”, indicó el director Manuel Gil en la presentación de la feria, que mandó un mensaje tranquilizador sobre las colas de las firmas: “No es previsible una cola con, digamos, 300 personas esperando, porque hay una relación casi directa entre el aforo y la cola. Si tienes 35.000 personas, se puede formar, pero si tienes 3.900, el 1% es 39 personas”.

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