Asghar Farhadi, tan humano y tan complejo

El cine que hace este hombre, en sus aciertos y en sus desfallecimientos, siempre me interesa, me hace pensar y dudar, incluidas sus venturosas incursiones en el cine español y en el cine francés

Imagen de 'Un héroe'. En vídeo, el tráiler de 'Un héroe'.Vídeo: Teresa Isasi

Durante una época excesivamente larga se puso de moda en los festivales el cine iraní. He conocido demasiadas e insoportables modas, pero lamentablemente he sido inmune a los irresistibles encantos que al parecer atesoran. Por supuesto, creo que pueden aparecer películas y directores excelentes en cualquier cinematografía del mundo, pero no puedo creerme que unas señas de identidad garanticen la calidad general. La presencia obligada del cine persa en los festivales con pretensiones de grandeza, incluso sin ella, me proporcionó muchas horas de somnolencia en la butaca. Incluida gran parte de l...

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Durante una época excesivamente larga se puso de moda en los festivales el cine iraní. He conocido demasiadas e insoportables modas, pero lamentablemente he sido inmune a los irresistibles encantos que al parecer atesoran. Por supuesto, creo que pueden aparecer películas y directores excelentes en cualquier cinematografía del mundo, pero no puedo creerme que unas señas de identidad garanticen la calidad general. La presencia obligada del cine persa en los festivales con pretensiones de grandeza, incluso sin ella, me proporcionó muchas horas de somnolencia en la butaca. Incluida gran parte de la filmografía de Abbas Kiarostami, señor al que habían elevado a los altares más sagrados.

Pero como uno puede ser miope, aunque no absolutamente lerdo, siempre he reconocido la originalidad y la excelencia en el caso del director iraní Asghar Farhadi. Me deslumbró su capacidad para retratar con verdad el anverso y reverso de los seres humanos, las razones de todos para actuar como lo hacen en situaciones conflictivas, la complejidad de los sentimientos, las zonas intercambiables de luz y de sombra, en la extraordinaria Nader y Simin, una separación, película que guardo con celo en mi filmoteca casera y que me provoca sensaciones impagables cada vez que la reviso. El cine que hace este hombre, en sus aciertos y en sus desfallecimientos, siempre me interesa, me hace pensar y dudar, incluidas sus venturosas incursiones en el cine español y en el cine francés. Se titulan Todos lo saben y El pasado.

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Un héroe, exhibida en la Competición, tampoco me decepciona. Me hace entender y turbarme con los sentimientos de los personajes. Un hombre bueno que sale con un permiso de la cárcel, a la que fue condenado por la denuncia de su prestamista ante la deuda que no le pudo pagar, intenta inútilmente encontrar un arreglo con él para no tener que retornar a ese infierno. Su familia y su novia intentan ayudarle. La segunda encuentra en la calle un bolso repleto de monedas de oro. Aunque ese hallazgo supusiera su liberación, deciden entregárselo a la propietaria que lo perdió. Ese gesto alcanza gran repercusión social gracias a la televisión. Pero todo seguirá enredándose para mal ante la desesperación del preso. Farhadi cuenta esta triste historia aportando múltiples matices, consiguiendo que el espectador se implique y comprenda los motivos y la conducta de todo cristo en situación tan problemática. No es la mejor película que ha realizado Farhadi, pero el poderío estético y emocional para expresar su mundo permanece intacto.

Si El héroe te hace pensar y sentir, en la francesa Titanio todo obedece al delirio. Y me provoca irritación. Pero el público amable del gore ya tiene su sabroso alimento en el Festival de Cannes. La dirige Julia Ducournau, directora cuya obra desconocía y a la que intentaré evitar en el futuro. El argumento es un enorme disparate, pero el desarrollo es aún peor. A una niña que ha tenido un accidente de coche en compañía de su padre le implantan titanio en la cabeza y en el rostro. Diez años más tarde la joven se gana la vida bailando en una discoteca muy rara y simulando que fornica con los coches. También tiene novias, pero hay un momento en sus relaciones sexuales que la incita a clavarle una aguja en la nuca a las personas con las que se está enrollando. Reencuentra al cretino de su padre, cambia su imagen intentando parecer un hombre y queda embarazada. Pero no de un varón, ya que el sexo no se consuma. Al parecer, montárselo con los coches tiene capacidad reproductora. Imaginen de qué está compuesto el bebé de la mujer de Titanio.

Creía que con The French Dispatch, dirigida por Wes Anderson, habíamos alcanzado el supremo nivel de tontería en este festival de Cannes. Pero Titanio lo supera. No me sorprendería que se convirtiera en un éxito comercial. Aseguran que el gore y el disparate siguen dando mucho juego en el mercado.


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