El verano de los hermanos Sparks
Un documental y una película de ficción en Cannes recuperan la figura del grupo de rock de los setenta formado por Russell y Ron Mael
Los hermanos Russell y Ron Mael, el corazón del grupo musical de rock estadounidense Sparks, se toparon una mañana con Alex Kapranos caminando por la calle en San Francisco. Era 2014 y el vocalista de Franz Ferdinand iba al dentista porque se le había roto un diente. Se paró un momento a conversar con los músicos que tanto admiraba y que tanto han influido en decenas de bandas británicas desde inicios de los setenta. Del azaroso encuentro nació el compromiso de trabaj...
Los hermanos Russell y Ron Mael, el corazón del grupo musical de rock estadounidense Sparks, se toparon una mañana con Alex Kapranos caminando por la calle en San Francisco. Era 2014 y el vocalista de Franz Ferdinand iba al dentista porque se le había roto un diente. Se paró un momento a conversar con los músicos que tanto admiraba y que tanto han influido en decenas de bandas británicas desde inicios de los setenta. Del azaroso encuentro nació el compromiso de trabajar juntos. Semanas después, Kapranos abría en su casa los archivos de letra y música que Sparks le había mandado. Soltó una carcajada cuando descubrió que uno de los temas se llamaba Collaborations don’t work (”las colaboraciones no funcionan”), que pasó a formar parte del álbum FFS, lanzado en 2015 por ambos grupos. “Acordamos limitar las risas a entre 12 y 15 diarias por los ajustados tiempos de grabación”, bromeó Russell aquel año.
La anécdota revela el sentido humor que ha marcado a Sparks desde 1971, año en que a sugerencia del artista Todd Rundgren dejaron de llamarse Halfnelson para adoptar un nombre que se inspiraba vagamente en los hermanos Marx. El relato es uno de los que recoge el inglés Edgar Wright en The Sparks Brothers, estrenado en Estados Unidos el 18 de junio. Es el primer documental para el director de las celebradas Baby Driver, Scott Pilgrim contra el mundo y la trilogía Cornetto, compuesta por Shaun of the Dead, Hot Fuzz y The World’s End. Wright, fan de Sparks desde hace mucho, fue en 2017 a un concierto en Los Ángeles. Después del evento les dijo que era increíble que nadie hubiera hecho un documental sobre ellos. Los hermanos Mael le propusieron hacerlo. No había mejor elección para capturar a uno de los dúos musicales más enigmáticos que un director con buena mano para las comedias de culto.
The Sparks Brothers es un esfuerzo didáctico por dar a conocer al “grupo favorito de tu grupo favorito”, tras 40 años de carrera y 25 álbumes. Tiene una estructura cronológica que inicia con la infancia de los hermanos Mael en Los Ángeles, y su primer grupo de rock fuertemente influenciado por los Kinks y los Who. También los primeros fracasos, causados por una confundida audiencia en Estados Unidos que no lograba entender aquella mezcla generosa en sintetizadores y letras cargadas de sentido del humor que eran cantadas con histrionismo por el apuesto Russell mientras Ron, quien lucía un bigotillo al estilo Hitler (o Chaplin, según sus palabras), aporreaba el piano. El estilo vanguardista encajó mejor en Europa, sobre todo en Inglaterra donde el programa musical The Old Grey Whistle Test les dio una de sus primeras oportunidades televisivas. La legendaria disquera Island los fichó casi inmediatamente.
El primer gran éxito llegó en 1974 con Kimono My House, uno de los discos esenciales del grupo. La portada, con dos geishas frente a una pared verde pistacho los emparentaba estéticamente con la banda Roxy Music. Su canción This Town Ain’t Big Enough For The Both Of Us vendió más de 200.000 sencillos. Su paso televisivo por la BBC para presentar la canción sorprendió al mismísimo John Lennon, quien tomó el teléfono para pedirle a Harrison que encendiera la televisión. A ese álbum siguieron, a ritmo de uno por año, los sólidos Propaganda, Indiscreet y Big Beat. El gas se acabó para mediados de los setenta con uno de sus trabajos más flojos, pero salvaron la década lanzando No. 1 in Heaven en 1979, un disco producido por el italiano Giorgio Moroder. Fue un éxito para los aficionados a la música disco y puso a Sparks en dirección al new wave, un género en el que profundizarían en 1980.
La esperada colaboración cinematográfica
En 2009, en una entrevista con el diario Los Angeles Times, Ron afirmó que su obra se trataba de lo que la música pop debía ser. “La gente que canta sobre cosas mundanas con música mundana tiene una relación abusiva con el privilegio que es hacer pop. Hay tanta libertad y no hay reglas. No entendemos por qué se piensa que lo que hacemos es excéntrico cuando nosotros pensamos que es emocionante”, dijo el mayor de los Mael, que hoy tiene 75 años.
¿Qué le faltaba al grupo tras cuatro décadas de carrera? Su irrupción cinematográfica. Esta ambición fue un leitmotiv de los Spark. Siempre cerca de concretarse. La primera colaboración que buscaron, a inicios de los años setenta, fue con Jacques Tati, el genio cómico francés. La bancarrota y delicada salud del director de Mi tío frustró la que hubiese sido el cierre de la trilogía del señor Hulot y donde los Mael interpretarían a dos ejecutivos de televisión que llegaban a la Francia rural para modernizar una estación local.
Aquel fue un fiasco que nunca olvidaron. Años después vendría otro: Tim Burton se interesó en adaptar con ellos Mai, un popular manga de una chica con poderes psíquicos, a inicios de los noventa. El proyecto avanzaba, pero finalmente el director abandonó la producción porque prefirió trabajar en El extraño mundo de Jack. Fue un mazazo que hundió a Sparks en un lustro de silencio y penurias económicas. No fue hasta 1994 que se pudieron reponer con Gratuitous Sax & Senseless Violins, cuyo sencillo When do I get so sing My Way arrasó en Alemania gracias a un sonido similar a Erasure y Pet Shop Boys.
El verano de 2021 ha logrado cumplir el deseo de los hermanos Mael. No solo por el documental de Wright. Otro celebrado director francés dará a Sparks su esperado debut fílmico en la ficción. Leos Carax abrirá el 6 de julio la edición 74 de Cannes con Annette, protagonizada por Adam Driver y Marion Cotillard. La historia sobre cómo la llegada de una hija altera el matrimonio de un exitoso comediante y una exitosa cantante, fue escrita por Ron y Russell, quienes también aportan la música. La colaboración de Carax y Sparks nació de otro encuentro: en Cannes en 2015. Ahora vuelven todos a la Costa Azul para sumar un estreno más a la banda que lo ha hecho todo.