Muere Jacques d’Amboise, bailarín y coreógrafo
Figura legendaria del ballet masculino del siglo XX, fue una de las estrellas del clásico musical ‘Siete novias para siete hermanos’
El primer bailarín estadounidense Jacques d’Amboise ha muerto en su casa neoyorquina durante la madrugada del lunes, de un derrame cerebral, a los 86 años y tras una gran carrera sobre las tablas y también como coreógrafo, maestro y promotor del ballet. D’Amboise, cuyo nombre real era Joseph Jacques Ahearm (adoptó el apellido de su madre, de origen franco-canadiense), había nacido en Dedham, Massachusetts el 28 de julio de 1934.
Recibió su enseñanza de ballet básicamente en la ...
El primer bailarín estadounidense Jacques d’Amboise ha muerto en su casa neoyorquina durante la madrugada del lunes, de un derrame cerebral, a los 86 años y tras una gran carrera sobre las tablas y también como coreógrafo, maestro y promotor del ballet. D’Amboise, cuyo nombre real era Joseph Jacques Ahearm (adoptó el apellido de su madre, de origen franco-canadiense), había nacido en Dedham, Massachusetts el 28 de julio de 1934.
Recibió su enseñanza de ballet básicamente en la School of American Ballet, donde solo había tres alumnos varones cuando entró en octubre de 1942. Había aprendido los rudimentos de la danza clásica con la profesora de origen armenio Madame Seda, que enseñaba escuela rusa clásica. No había muchos hombres metidos en el mundo del ballet y D’Amboise gustaba y deslumbraba con su estatura, la encarnación del típico niño americano impecable y vital. Debutó con 12 años en el Ballet Society y en 1949, y con 15, en el recién fundado New York City Ballet [NYCB], donde llegaría a convertirse en estrella.
Eran tres hermosos jovenzuelos de ciudad, Balanchine los convirtió en las tres estrellas masculinas indiscutidas no solo de los Estados Unidos, sino en modelos para varias generaciones de todo el mundo: Jacques d’Amboise, Edward Villella y Arthur Mitchell se convirtieron en la arcilla viril de los ballets americanos, en sus héroes. Un crítico dijo de D’Amboise que reunía en un solo cuerpo todo: el animal, la fiera indomable y la sensibilidad más gloriosa y exquisita. Era así. Hizo resurgir el Apolo de Balanchine y lo enseñó a los jóvenes de las generaciones sucesivas, entre ellos al zaragozano Gonzalo García, hoy primer bailarín en el NYCB, orgullo del ballet español. Tras 35 años de carrera en escena, al cumplir 50, Jacques se retiró, pero siguió toda la vida entregado al ballet.
Tuvo su primer papel principal (Tristam) en Picnic at Tinragel (1952) de Frederick Ashton, y en 1953 saltó al éxito en la prensa con su trabajo en en el revival de Filling Station, de Lew Christensen. Balanchine creó para D’Amboise multitud de roles en importantes ballets como Western Symphony (1954); Stars and Stripes (1958); Episodes (1959); The Figure in the Carpet (1960); Raymonda Variations (1961); Meditation (1963); Jewels (1967); Who cares? (1970); Union Jack (1976) y Robert Schumann’s Davidsbündlertänze (1980). Desde 1957 se convirtió en el mayor estilista de Apollon Musagete.
Su carrera en el cine pudo ser mayor, los estudios se lo rifaban no solamente por su baile brillante, sino por ser tan apuesto como cualquier galán del celuloide, pero siempre se mantuvo fiel al NYCB, teniendo claro que era el centro de su carrera. Hizo Siete novias para siete hermanos (1954); Carousel (1956) y The Best Things in Life Are Free (1956), tres rotundos éxitos del cine musical de todos los tiempos. D’Amboise marcó el prototipo del nuevo bailarín de ballet, donde lo atlético se unía a un trato exquisito a las bailarinas; su ejercicio como partenaire se sigue poniendo de ejemplo. Empezó a coreografiar en 1960 con Panamérica (para la sección Uruguay del NYCB) y después hizo The Chase or The Vixen’s Choise (Mozart, 1963); Irish Fantasy (Saint_Saëns, 1964), Tchaicovsky Suite 2 (1969) y Celebration (Mendelssohn, 1983).
D’Amboise fundó en 1976 el National Dance Institute en Harlem, interesado sobre todo en dar oportunidad y formación a los chicos, y además formándolos en artes visuales; allí todas las clases eran y siguen siendo gratuitas. Una serie de documentales rodados durante varios años han dejado una preciosa memoria de este gran trabajo. A la vez, siguió impartiendo clases en la School of American Ballet.
Estuvo casado desde 1956 con la exbailarina y fotógrafa Carolyn George, que murió en 2009 y con la que tuvo cuatro hijos. Contaba Gia Kourles en un artículo en 2018 en The New York Times cómo el propio Jacques le relató lo que hizo con las cenizas de su mujer: citó un domingo por la mañana a varios chicos alumnos de su centro y los llevó a la estación de metro de la calle 72 con Broadway: “¡Haced mucho ruido!”, les dijo, y repartió las cenizas en las vías, desde el andén y en los dos sentidos. Y en el relato dijo al diario: “¡Ya sé que es ilegal! En lo que respecta a mí, esparcirme en Times Square o en el Teatro Belasco”.
Dos de sus hijos siguieron la carrea del ballet. Christopher D’Amboise llegó a primer bailarín en el NYCB y luego director del Pennsylvania Ballet. Charlotte d’Amboise protagonizó una exitosa carrera en Broadway.