‘La nube’, cuando ruge el saltamontes

Vampírica y kafkiana, la ópera prima del francés Just Philippot es una notable vuelta de tuerca al terror fantástico

Suliane Brahim, en 'La nube'. En el vídeo, el tráiler.

En su notable debú en el largometraje, el francés Just Philippot logra que un drama familiar realista y a ras de suelo sea capaz de volar como una oscura, muy oscura, fantasía en tiempos de cambio climático. La historia nos lleva a una granja de agricultura sostenible donde una madre de dos hijos, una adolescente y un niño, ha puesto toda su fe e ingresos en la cría de saltamontes, ya sea para fabricar con ellos harina o para convertir su potente proteína en un plato común en el futuro. Desde ahí, La nube explora u...

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En su notable debú en el largometraje, el francés Just Philippot logra que un drama familiar realista y a ras de suelo sea capaz de volar como una oscura, muy oscura, fantasía en tiempos de cambio climático. La historia nos lleva a una granja de agricultura sostenible donde una madre de dos hijos, una adolescente y un niño, ha puesto toda su fe e ingresos en la cría de saltamontes, ya sea para fabricar con ellos harina o para convertir su potente proteína en un plato común en el futuro. Desde ahí, La nube explora un lugar propio entre el género de películas de terror con bichos asesinos y un terror psicológico donde la locura de una mujer acosada por las deudas y la incomprensión social encuentra su sombra deformante en un encolerizado enjambre de saltamontes.

Philippot le da una vuelta al mito del científico loco atrapado en su laboratorio y logra algo tan poderoso como convertir la metamorfosis kafkiana que servía de punto de partida a La mosca de David Cronenberg en un viaje interior que no necesita hacer explícito al monstruo para mostrarse aterradora. Un viaje en el que el espectador no sabe si se enfrenta a una plaga apocalíptica o a una película de vampiros, porque la sangre, con todas sus implicaciones simbólicas y culturales, será una parte fundamental de este angustioso y logrado descenso a los infiernos de la mente y la naturaleza.

Philippot tira de un esquema clásico donde la ausencia del padre incide en esa orfandad que planea por todo el filme y que afecta a un equilibrio familiar resquebrajado. La terca madre soltera, que interpreta una estupenda Suliane Brahim, lucha contra las adversidades de su empresa arrastrando a sus hijos detrás: un niño pegado a una cabra blanca, única mascota de un hogar roto, y una chica inadaptada que choca con una progenitora que es el hazmerreír del pueblo por querer convertir a unos repugnantes bichos en un alimento alternativo para un planeta que agoniza.

Philippot logra una película de terror inteligente y sugerente, cuya excelente banda sonora integra el amenazante zumbido de los saltamontes en el ritmo interior de todo el filme y el de su personaje principal. Y donde la crudeza de la vida rural se topa con una revisión del género casi conceptual, desplegada en los múltiples e inquietantes planos de los invernaderos, con los plásticos azotados por unos insectos que, como en aquel clásico de aventuras de los años cincuenta, Cuando ruge la marabunta, representan el grito de la naturaleza.

La nube

Dirección: Just Philippot.

Intérpretes: Suliane Brahim, Marie Narbonne, Victor Bonnel, Sofian Khammes, Raphael Romand.

Género: terror. Francia, 2020.

Duración: 100 minutos.

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