¿Quién puede traducir a Amanda Gorman?
La editorial catalana de la célebre poeta propone ahora una traductora tras la exclusión de Víctor Obiols. La autora desea que sus versos sean vertidos a otras lenguas por mujeres, preferentemente negras o activistas sociales
El poeta Víctor Obiols no es mujer, ni de raza negra ni activista. Por no cumplir estos requisitos, Obiols no traducirá al catalán The Hill We Climb, el poema que leyó Amanda Gorman el 20 de enero en la toma de posesión del presidente de EE UU, Joe Biden, según anunció él mismo en redes sociales y ha confirmado su editorial, Univers. La alternativa propuesta por el sello catalán, a la espera de ser aceptada por los agent...
El poeta Víctor Obiols no es mujer, ni de raza negra ni activista. Por no cumplir estos requisitos, Obiols no traducirá al catalán The Hill We Climb, el poema que leyó Amanda Gorman el 20 de enero en la toma de posesión del presidente de EE UU, Joe Biden, según anunció él mismo en redes sociales y ha confirmado su editorial, Univers. La alternativa propuesta por el sello catalán, a la espera de ser aceptada por los agentes literarios de la autora, es la gerundense María Cabrera. Amén de mujer de 38 años y notable poeta a la que han musicado desde el grupo Manel a Sílvia Pérez Cruz, participó en el poemario coral Ningú no ens representa. Poetes emprenyats surgido tras el movimiento 15-M de 2011.
Los editores catalanes recibieron el pasado lunes la noticia, a través de los representantes de Gorman, de que esta pedía que fuera otro perfil de traductor quien se encargara de su libro al no reunir las características que “preferiblemente” considera que deben poseer quienes se encaren a sus composiciones. Desde Univers admiten que no han firmado todavía el contrato con los representantes de Gorman para verter El turó que enfilem (La colina que ascendemos). A pesar de ello, “ya nos hicieron saber que tuviéramos en cuenta que se recomendaba que quien la tradujera fuera o mujer joven o de orígenes africanos o que tuviera un perfil activista”, reconocen fuentes de la editorial, que negocian con los representantes de Gorman en España, RDC Agencia Literaria, que este jueves no pudieron ser localizados por EL PAÍS. La apuesta del sello catalán, sin embargo, fue el curtido y reconocido Obiols, premiado poeta de 60 años, músico (Víctor Bocanegra) y traductor, entre otros, de Shakespeare, Wilde y Max Porter. “Sencillamente, nos pareció el mejor para abordar con profesionalidad y sensibilidad ese texto”, argumentan fuentes de Univers, que espera poder lanzar el libro el 8 de abril e imprimir unos 5.000 ejemplares, casi el triple de la tirada media en catalán.
Aunque, amén del currículo profesional de Obiols, también se inquirió desde EE UU por “si había colaborado en oenegés o era activista en alguna organización”, no parecía que hubiera veto alguno, por lo que el traductor inició su labor hace casi tres semanas y ya la había concluido. Las trabas llegaron esta misma semana, al poco de que estallara a finales de febrero una polémica sobre la traductora de The Hill We Climb en Holanda. El sello Meulenhoff eligió a una escritora de postín, Marieke Lucas Rijneveld, la persona más joven (29 años) y la primera nacida en los Países Bajos en ganar el prestigioso premio Booker Internacional con su primera novela, La inquietud de la noche. Blanca y de género no binario (no se percibe ni como hombre ni como mujer), había sido aceptada por Gorman y su equipo. Pero un artículo de Janice Deul, periodista y activista negra holandesa, donde calificaba de “incomprensible” que no se hubiera elegido a una traductora que, como Gorman, fuese “una artista de spoken word, joven y orgullosamente negra”, generó una agria polémica que se saldó con la renuncia de Rijneveld a la traducción.
“Como la holandesa, he sido víctima de la nueva Inquisición (…) Tendré que buscar betún”, aseguró entre la acidez y la sorna Obiols en su cuenta de Twitter, que desde el miércoles tiene ya restringida. “Quizá lo que ha ocurrido con la traducción catalana tenga su raíz en el episodio de Holanda”, apunta por su parte Lola Albornoz, editora de Lumen, sello que publicará en castellano tanto el poema inaugural de Gorman el 8 de abril, como su primer poemario —que volverá a incluir The Hill...— en septiembre (Univers también lo hará, en catalán), así como su único libro infantil, La canción del cambio, en octubre.
El discurso identitario
En su caso, no tuvieron problemas con la traductora propuesta, la escritora madrileña Nuria Barrios que, reputado currículo aparte (vierte al castellano a John Banville y a James Joyce), no reúne ninguno de los requisitos solicitados por el equipo de Gorman. “Hicimos la propuesta a principios de enero”, recuerda Albornoz para quizá explicar la ausencia de indicaciones de Gorman al respecto. “Lo único que nos hizo llegar era que pusiéramos en su biografía que había vivido en Madrid”, señala la editora de Lumen, quien, por otro lado, considera que “es lícito que un autor quiera aprobar a su traductor, de la misma manera que se aprueba o no una cubierta; es más, ocurre a menudo que los contratos especifiquen que quieren ver la traducción o tener la potestad de corregirla”.
Albornoz admite: “No sé si es normal; a mí, no me ha pasado nunca”, sobre la exigencia a un traductor de conceptos ajenos a lo estrictamente literario o editorial, pero cree que la solicitud de Gorman “puede tener sentido en su caso porque las temáticas de esas peticiones están en el ADN mismo de su obra poética y son más comprensibles en países como EE UU u Holanda, donde hay una sensibilidad especial por la conflictividad racial existente”. Lumen, que tiene el libro ya en imprenta, lanzará entre 6.000 y 8.000 ejemplares.
“Deul ha triunfado. El triunfo de Deul es catastrófico. Es la victoria del discurso identitario frente a la libertad creadora”, sostiene Barrios en un artículo publicado en EL PAÍS. Y es que la complejidad y los matices del debate abierto por las preferencias de Gorman y su equipo se constata incluso en el seno de la sectorial de los traductores en la Asociación Colegial de Escritores. “Hay opiniones muy diferentes”, admite el presidente de ACE Traductores, Vicente Fernández, para quien, en este caso, “parece que, más que a una traductora, se está buscando una marca, alguien que pueda tener ese marchamo”, ha asegurado a Europa Press. Para el representante de los traductores (medio millar de toda España), “no puedo estar de acuerdo con la idea de que para traducir a alguien haya necesariamente que tener unas características personales, biológicas o raciales, porque entonces no podríamos traducir a Heródoto así… Pero también es verdad que las circunstancias políticas o sociales o de lucha de un sector por alcanzar visibilidad puede hacer aconsejable la discriminación positiva”.