“Todo el mundo tiene algo” y las 400 fotos satíricas y tiernas de Martin Parr son la prueba
Una exposición antológica exhibe en Valencia 12 series del popular fotógrafo de Magnum
Es un festín de imágenes: satíricas, irónicas, tiernas, kitsch, críticas, curiosas, costumbristas, lujosas, documentales, cotidianas... Si hay un denominador común entre todas ellas es el interés de su autor, Martin Parr, en la gente. De clase baja, media y alta; en una popular playa, en un exclusivo desfile de modelos, en una discoteca atestada, en un colegio de élite... Ya lo suele decir el propio fotógrafo de ...
Es un festín de imágenes: satíricas, irónicas, tiernas, kitsch, críticas, curiosas, costumbristas, lujosas, documentales, cotidianas... Si hay un denominador común entre todas ellas es el interés de su autor, Martin Parr, en la gente. De clase baja, media y alta; en una popular playa, en un exclusivo desfile de modelos, en una discoteca atestada, en un colegio de élite... Ya lo suele decir el propio fotógrafo de la agencia Magnum: “Todo el mundo tiene algo”. Él lleva cinco décadas inmortalizando ese “algo”: desde las miradas divergentes y aburridas de una pareja en un restaurante hasta la placidez de un bañista entradito en carnes tumbado al sol, pasando por el altivo gesto de un lord inglés.
Esa mirada humanista del fotógrafo británico de 68 años, siempre provista de un incisivo sentido del humor, recorre las 400 imágenes que conforman la exposición antológica Martin Parr. Parrathon, que se inaugura hoy miércoles en el Centre del Carme Cultura Cultura Contemporània de Valencia. Desde la exposición de 2003 que le dedicó el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, no se exhibía en España una muestra con tantos trabajos del fotógrafo, que no ha podido asistir a la presentación debido a la pandemia. Si entonces la retrospectiva comprendía su obra entre 1971 y 2000, ahora la selección, del propio autor, va de 1973 a 2019.
Un total de 12 series, la mayoría en gran formato, ocupan las salas junto al claustro renacentista del antiguo convento del Carmen, reconvertido en un espacio expositivo y cultural de la Generalitat. Parr no ha incluido su conocida serie sobre Benidorm, a pesar de ser “su sitio de veraneo favorito”, según manifestó a la revista SModa de EL PAÍS hace dos años. “Es que todas las series no cabían y él ha tenido que elegir”, ha explicado Nacha Soler, comisaria de la muestra junto a José Luis Pérez Pont, también director del centro.
En aquella entrevista, el fotógrafo también reiteró su máxima: ”Todo el mundo tiene algo, aunque hay individuos que poseen más carácter o transmiten una fuerza especial, no son predecibles, y eso me atrae. Algunas personas salen mejor en las fotos que otras. La gente mayor, en general, me parece más interesante, pero también retrato a jóvenes”.
Sin duda, sus imágenes de gente mayor bailando llaman la atención, también la despreocupada alegría retratada entre los participantes de una fiesta gay. “La fotografía es, al margen de la danza, probablemente la forma más democrática de expresión”, dice Parr en un cartel de la exposición, que se puede ver en España hasta el 6 de junio. Posteriormente, continuará la itinerancia por Bélgica y Corea del Sur, tras inaugurarse en Rennes (Francia) en 2020.
<CW-17>Todas las imágenes de la exposición son de Magnum, a la que pertenece desde 1994 a pesar de las reticencias iniciales que mostró Henri Cartier-Bresson, uno de los padres fundadores de la icónica agencia, por el tipo de trabajo de Parr. Según el maestro, las fotografías del inglés formaban parte “de un sistema solar diferente”, pero a pesar de ello la carga social, testimonial y documental es patente en su trabajo.
Con obra en museos como el MoMA de Nueva York o la Tate Modern de Londres, el fotógrafo británico, que se ha manifestado contrario al Brexit, recupera en la exposición de Valencia la evolución desde su visión inicial del Reino Unido de los años setenta, en blanco y negro. La muestra llega hasta sus trabajos más actuales, pero con parada en los duros años del thatcherismo. El turismo de masas, los problemas del medio ambiente o los privilegios de las élites también están presentes en la exposición. El rigor, nos dice Parr, es compatible con el humor. Lo demuestran los autorretratos con los que se abre el recorrido expositivo, que incluye divertidas hamacas playeras con fotos suyas impresas de cuerpos tomando el sol.