Stellan Skarsgård, entre Hollywood y Lars von Trier

El actor sueco, que ha combinado el cine radical con las películas comerciales, protagoniza el drama ‘Hope’. “El arte es la verdad definitiva”, dice

Stellan Skarsgård, con el Globo de Oro por su trabajo en la serie 'Chernóbil'.MIKE BLAKE (Reuters)

Iba para diplomático. O al menos Stellan Skarsgård (Gotemburgo, 70 años) tenía ese sueño. “Pero con 16 años, de bastante casualidad, aparecí en una serie. Y de repente me hice famosísimo. Las chicas me gritaban en plan fan”, recordaba ayer por teléfono. “Y como nunca me habían hecho caso hasta ese momento, decidí que lo de diplomático bien podía esperar”. Medio siglo más tarde, Skarsgård es uno de los actores europeos más reputados y trabajadores. Nunca le ha importado hacer papeles secundarios, “si el guion merece la p...

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Iba para diplomático. O al menos Stellan Skarsgård (Gotemburgo, 70 años) tenía ese sueño. “Pero con 16 años, de bastante casualidad, aparecí en una serie. Y de repente me hice famosísimo. Las chicas me gritaban en plan fan”, recordaba ayer por teléfono. “Y como nunca me habían hecho caso hasta ese momento, decidí que lo de diplomático bien podía esperar”. Medio siglo más tarde, Skarsgård es uno de los actores europeos más reputados y trabajadores. Nunca le ha importado hacer papeles secundarios, “si el guion merece la pena”. Y por eso ha aparecido en un centenar de películas. Sumadas series de televisión y cortometrajes, llega a 150 trabajos. Si Max von Sydow tuvo a Ingmar Bergman, Skarsgård ha encontrado a su par cinematográfico en el danés Lars von Trier. “Salvo que por compromisos previos estuviera ya atado, nunca le he dicho que no a Lars”, recuerda. “Incluso cuando me llamó para Nymphomaniac. Me dijo: ‘Stellan, voy a hacer una peli porno. No hay guion, ¿te apuntas? Serás el protagonista masculino’. Vale, vale. ‘Te sacaré con el pene flácido al final. ¿Cómo lo ves?’. En fin, ¿cómo iba a rechazarlo [carcajada]?”.

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Pero el común de los espectadores recordará a Skarsgård por otro tipo de trabajos. Entró en el cine comercial internacional con La insoportable levedad del ser, en 1988. Después llegaron, entre otras muchas, La caza del Octubre Rojo, El indomable Will Hunting, Amistad, El rey Arturo, la saga Piratas del Caribe, Mamma Mia!, Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres, Thor... “¡He sido hasta Francisco de Goya!”. Cierto, en Los fantasmas de Goya, uno de sus dos paseos por España; el otro fue en 2018 con El hombre que mató a don Quijote. En 1982 ganó el Oso de Plata en la Berlinale por Den enfaldige mördaren, el año pasado el Globo de Oro por su trabajo en la serie Chernóbil. No tiene muchos más premios, y tampoco parecen interesarle. “A mí me importa el arte. El arte es la verdad definitiva de la humanidad. Quiero hacer las películas que posean una voz personal en su interior”, apunta. De ahí su trabajo en la noruega Hope, de Maria Sødahl, —que se estrena este viernes— el resquebrajamiento de una pareja de artistas cuando a la esposa le diagnostican un cáncer. “Siempre es divertido trabajar en películas que creas que nunca se han hecho previamente. Leo muchos guiones que me suenan a repetidos. Disfruto cuando me obligan a entrar, como actor, en terrenos desconocidos”. Y eso le lleva a una reflexión: “En nuestra sociedad nos faltan discusiones profundas, reflexiones sobre lo que estamos viviendo y hacia dónde vamos, no la cháchara de Twitter. ¿De verdad no nos preocupan las actuales condiciones en las que viven la mayor parte de los seres humanos?”.

Stellan Skarsgård, en 'Mamma Mia! Una y otra vez', junto a Pierce Brosnan y Colin Firth.

Hace años, Victoria Abril contó que le sorprendía cómo en EE UU la censura saltaba en cuanto se veía un pezón en pantalla, pero que no importaba las armas que salieran en la película. Skarsgård pertenece a esa línea de pensamiento, probablemente muy europea. “Ya ni sé cuántas veces he trabajado con Lars [seis películas, siete si se cuentan las dos partes en que se estrenó Nymphomaniac, y una serie de televisión], y él siempre dice lo mismo, que rueda películas que se perdieron en la historia del cine. Es cierto, nunca has visto antes películas como las suyas. Y eso me fascina. Me río mucho con él... pero lo importante es que provoca discusiones entre el público. A veces son debates equivocados, marcados por polémicas ridículas, cierto, no en la dirección en que Lars quisiera”. Y recuerda su primer trabajo con él: “Rompiendo las olas. La leí y pensé: ‘Por fin una historia de amor que me apetece hacer’. Anda que...”. Y por eso, confiesa, nunca ha visto venir con antelación si un trabajo iba a tener gran repercusión o no. ¿Ni siquiera con la serie Chernóbil? “No, por eso lo importante es que te comprometas con cosas que de verdad merezcan la pena”.

Stellan Skarsgård, en 'Hope'. En vídeo, una secuencia de la película.

A pesar de su currículo, Skarsgård nunca ha dirigido. “Una vez escribí un guion con un amigo [Jim & piraterna Blom, en 1987], y nos fue muy bien. Pero no tengo paciencia para luchar por levantar una producción, buscar actores, dedicar cinco años a un solo proyecto”. De ahí que no dé consejos a sus hijos actores. Skarsgård tiene ocho vástagos, y de los seis de su primer matrimonio cuatro son intérpretes: el mayor, Alexander, es el más conocido gracias a True Blood o Big Little Lies; le siguen Gustaf (Vikingos, Westworld), Bill (Pennywise en It) y Valter (Señores del caos). “Ni les incentivé ni les intenté disuadir. Las cosas han sido así y poco puedo hacer. Lo único que he intentado es imitar el ejemplo de mis padres, que en las comidas y las cenas hablaban de todo: Holocausto, política internacional... No había temas vetados ni solo para adultos”.

Charlotte Gainsbourg, Lars von Trier, Stellan Skarsgård y Stacy Martin, en la promoción de 'Nymphomaniac'.

El intérprete sigue viviendo en Estocolmo —“como siempre”—, aunque no pare de viajar, buscando propuestas como su último trabajo, la serie Andor: como si fuera el Max von Sydow de la nueva generación, Skarsgård ya ha entrado en el mundo Star Wars. “Puedo contar algo. Empezamos a rodar ahora. Es la precuela de Rogue One, y la protagoniza Diego Luna. Estuvimos a punto de hacer juntos una peli mala hace muchos años. Ahora irá bien, porque la serie mantiene el espíritu del filme y de su guionista, Tony Gilroy. Menos efectos digitales y más personas”. Y carcajada final.

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