Sidecars se lanza a una gira para empezar a mover el engranaje musical

El grupo de rock presenta su disco ‘Ruido de fondo’ en conciertos, con un equipo incluso más numeroso, para plantarle cara a la crisis de la pandemia

El grupo Sidecars en una foto de promoción. De izquierda a derecha Gerbass (bajo), Ruly (batería) y Juancho (voz y guitarra).Sergio Albert

El grupo Sidecars rezuma una vitalidad propia de la época prepandémica, y ese optimismo se ha vertido también en la decisión de hacer una gira presencial de su último disco, Ruido de fondo. Juancho (voz y guitarra), Gerbass (bajo) y Ruly (batería) han vuelto...

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El grupo Sidecars rezuma una vitalidad propia de la época prepandémica, y ese optimismo se ha vertido también en la decisión de hacer una gira presencial de su último disco, Ruido de fondo. Juancho (voz y guitarra), Gerbass (bajo) y Ruly (batería) han vuelto a contar con el mismo personal de siempre e incluso han añadido trabajadores. “No es hacer un alarde de nada, porque la gira tiene la mitad de aforo que la anterior y los números no salen por ninguna parte, pero teníamos claro que no la íbamos a hacer reducida. Lo necesita la gente y nuestros técnicos y amigos”, aclara en una videollamada el cantante de la banda rockera madrileña.

El batería reconoce que forman parte de dos sectores muy perjudicados: el cultural y el de los autónomos. Lo denomina como “una losa sobre la cabeza”, a la que, “si le sumas lo ocurrido este año y el no trabajar en lo que llevas haciendo toda la vida, da un resultado catastrófico”. Aun así, se tiraron a la piscina, dispuestos a asumir el riesgo porque, según Gerbass, algunos de sus compañeros estaban muy agobiados y ahora pueden, al menos, pagar el alquiler. “Es la gente de nuestra crew: conductores, técnicos, backliners... Es importante empezar a mover ese engranaje que está parado. No vamos a tener mucha ayuda externa, por eso hay tantas concentraciones”.

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De hecho, él fue a la manifestación del 17 de septiembre de Alerta Roja, aunque justifica que a la movilización de la pasada semana no le dio tiempo a llegar. Estaban ensayando para el primer concierto que hicieron el sábado pasado por streaming y que les reavivó la ilusión. “En el rato que tocamos en nuestra cabeza estaba todo bien por primera vez desde marzo. Eso hace que merezca la pena”, cuenta Ruly. El 22 de enero actúan en Murcia, el 29 en Gijón y siguen hasta febrero. De momento, las entradas para sus dos primeros conciertos en Madrid se agotaron en 24 horas.

El grupo Sidecars en una foto de promoción. De izquierda a derecha Ruly (batería), Juancho (voz y guitarra) y Gerbass (bajo).Sergio Albert

En el repertorio de su concierto online, preámbulo de sus actuaciones en vivo, tocaron Noche en calma y Detrás de los focos, que han cobrado un nuevo significado con el virus. La primera canción, porque es una nana para alguien que no puede dormir. “Este año muchos hemos descubierto el insomnio y la gente ha sabido entender lo que he querido decir; que se puede hacer dormir a un adulto de la manera más dulce posible”, comenta Juancho. El segundo tema habla, como se intuye, de aquellas personas que ayudan a mantener los pies en la tierra. “Llevamos mucho tiempo de gira y, cuando pasan muchos años dejas de tener ocio, estás poco tiempo en casa y lo que haces es descansar, hacer la compra, lavar a ropa y volver a irte. Pero todo se paralizó. Hay una frase que dice Carlos Tarque que me encanta; que cuando un tren en marcha se para en seco algo se rompe. Los que no estábamos acostumbrados a estar encerrados dependimos de la gente que estaba a nuestro alrededor, que nos arroparon y que nos han salvado emocionalmente todo este tiempo”, continúa el cantante, que vivió el confinamiento junto a alguien que pasaba por la misma nostalgia de conciertos que él; su hermano Leiva.

Las salas de conciertos cerradas, las identidades que pierde la ciudad

El grupo no olvida sus raíces y se apena de los bares cerrados, donde ya no se escuchan las bandas emergentes. “Cuando no haya sitios en los que tocar, ¿dónde va a empezar la gente?”, se pregunta el vocalista, y él mismo se responde que se están perdiendo “tanto los garitos a los nuevos talentos, como los nuevos talentos la oportunidad a despegar”. Gerbass recuerda cuando ellos tocaban El Silikona, La Buena Dicha o en algunas salas “enanas”. Piensan en Destino 48, un grupo en Gijón que está en el punto de empezar a viajar por España que, al no ser de Madrid, lo tienen más complicado. Juancho menciona a Angie Sánchez, que colabora en su tema Quién sabe. “Es como si les quitaras el primer escalón, no puedes llegar al segundo de un salto”.

Gerbass cree que las salas de conciertos son algo más que un sitio pasar un buen rato y escuchar buena música: “Son la identidad de cada ciudad y deberían ser patrimonio cultural esencial para concederles ayudas y que no desaparezcan. En estos últimos siete meses, tres o cuatro salas míticas se han perdido y para mí es un dolor enorme. Te arrancan un trocito de tu vida y de tu historia musical”. A Ruly le da lástima recordar cuando cerró Madrid Rock. “Ves cómo el garito en el que has tocado por primera vez o en el que has acabado a las siete de la mañana se ha transformado en una tienda de ropa, de telefonía o en un banco”, sostiene con indignación.

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