Patty Jenkins, una cineasta con superpoderes
2020 debería haber sido el gran año de la directora, pero la pandemia obligó a aplazar hasta ahora el estreno de ‘Wonder Woman 1984’. El filme se lanza en ‘streaming’ en EE UU, mientras la cineasta se pasa a Star Wars
En 2017, Patty Jenkins hizo estallar la banca de Hollywood con el éxito de Wonder Woman. Una taquilla mundial de más de 800 millones de euros la convirtió en la película más taquillera dirigida por una mujer. Un liderazgo que Jenkins (Victorville, California, 49 años) podría haber repetido con Wonder Woman 1984. El filme ni tan siquiera llegará a los cines en varias partes del mundo, con un estreno previsto ...
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En 2017, Patty Jenkins hizo estallar la banca de Hollywood con el éxito de Wonder Woman. Una taquilla mundial de más de 800 millones de euros la convirtió en la película más taquillera dirigida por una mujer. Un liderazgo que Jenkins (Victorville, California, 49 años) podría haber repetido con Wonder Woman 1984. El filme ni tan siquiera llegará a los cines en varias partes del mundo, con un estreno previsto por el estudio Warner Bros. en salas -donde se pueda- a partir del miércoles 16 (en España este viernes 18) y en la plataforma HBOMax el día de Navidad. “Esto me lo llegan a decir antes y flipo”, admite la directora. “Pero 2020 es de locos y ninguna opción es buena”, añade resumiendo así los tumbos dados por esta superproducción de 200 millones de euros que tenía el estreno fijado para el verano antes de que la pandemia cambiara el lanzamiento. “De todos modos a mí lo que me pone es ver cine en el cine y volveré a ello en cuanto pase el coronavirus”, cuenta horas antes de que Warner anunciara su plan de estrenar simultáneamente en 2021 sus próximas 17 superproducciones en salas y streaming en HBOMax. Y días antes de que Jenkins se incorporara al universo Star Wars, del estudio Disney, como directora de “una gran película de combates aéreos”: Escuadrón rebelde.
Jenkins contaba el jueves en una charla con Aaron Sorkin organizada por la revista Variety que su esperanza es que algún estudio se dé cuenta de este error de olvidarse de las salas y apuesten por ofrecer la experiencia comunal de compartir el cine en gran pantalla, “como es concebido”, en vez de rentabilizarlo como contenido para las diferentes plataformas por las que están apostando los principales grupos mediáticos. “Los directores más brillantes siempre estarán en esos trabajos”, aseguraba. En la pantalla partida, a su lado, Sorkin, que tuvo que vender su último estreno, El juicio de los 7 de Chicago, a Netflix cuando los estudios Paramount no vieron la manera de estrenar en salas, rechazaba que los cines “se conviertan en salas de arte y ensayo, y espero que tú lideres esta posible revolución”. “Lo tengo en mente”, respondía la directora. Aunque Jenkins y Gal Gadot, estrella de Wonder Woman 1984, aceptaron el estreno simultáneo tras recibir un adelanto de 10 millones de dólares.
Hija de piloto militar
A la cineasta le gustan los retos. Hija de un piloto estadounidense destinado en Alemania cuyas órdenes incluían lanzar bombas nucleares sobre la entonces Unión Soviética si las tensiones se salían de madre, nunca dejó de divertirse como si no hubiese mañana. “Nada mejor que los 80 para reflejar esos momentos en los que todo podía pasar”, recuerda de una época que ha querido trasladar al universo de Wonder Woman. “Fueron años de opulencia, pero la historia nos demuestra que el mundo en el que vivimos en la actualidad es el fruto de esa inocencia, de ese exceso de optimismo”, recalca. De ahí que el personaje de Maxwell Lord, el villano de turno, pueda recordar fácilmente a Donald Trump. “Lo más gracioso es que lo escribí antes de todo esto”, se ríe. Llámese Trump, Gordon Gekko o incluso Patrick Bateman, según Jenkins la película engloba a toda una generación de ejecutivos en la banca, en la política, y en cualquier posición de poder, cortados por el mismo rasero de la ambición. “Con la única diferencia de que Pedro Pascal le da ese giro de inmigrante avergonzado de sus orígenes hispanos”, añade la directora.
Jenkins y Pascal ya habían trabajado juntos en uno de sus primeros proyectos, un episodio piloto que nunca vio la luz. Y a él le agradece detalles como el de teñirse de rubio “para parecer más americano, más blanquito”, cuando en los orígenes del personaje se nota una tez más bruñida. Jenkins, aunque aplaude el movimiento que está sacudiendo Hollywood y la Academia a favor de una mayor diversidad, recuerda que no les quedaba otra opción. “Mientras el 90% de esta industria siga dominada por hombres blancos, seguirá quedando un gran camino por andar. Pero me alegro de que se esté buscando un cambio y yo también estoy trabajando para ofrecer más oportunidades”.
Un cambio que confía haber plasmado en Wonder Woman 1984, película para la que ha evitado el número dos porque no buscaba una continuación. “No rodé otra Wonder Woman. Rodamos la mejor película que podíamos rodar. Siempre he intentado superarme, como un atleta en salto con pértiga. Y soy consciente de que no siempre voy a contar con una oportunidad así, para poder hacer un filme más caro, con más tiempo de producción y mayores retos técnicos, así que tenía que aprovecharlo”. De momento, a juzgar por su próxima apuesta en el universo de Star Wars, el listón no ha hecho más que elevarse en la carrera de Jenkins.