La figura sin resquicios
El director no ha elegido componer la vida de un político, líder militar o presidente; ha escogido la de un santo
Al igual que hay muchos posibles acercamientos a la figura de Charles De Gaulle, se adivinan muchos posibles comienzos para una biografía cinematográfica sobre el militar y estadista francés, nombre fundamental en la política y la sociedad galas del siglo XX. El elegido por el director Gabriel Le Bomin en De Gaulle resulta revelador: una presentación del personaje histórico como perfecto padre de familia junto a su mujer y sus hijos, entre ellos una niña con síndrome de Down, en un escenario bucólico y algo relamido, en tono de melodrama evocador. Y eso que estamos en abril de 1940. Las...
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Al igual que hay muchos posibles acercamientos a la figura de Charles De Gaulle, se adivinan muchos posibles comienzos para una biografía cinematográfica sobre el militar y estadista francés, nombre fundamental en la política y la sociedad galas del siglo XX. El elegido por el director Gabriel Le Bomin en De Gaulle resulta revelador: una presentación del personaje histórico como perfecto padre de familia junto a su mujer y sus hijos, entre ellos una niña con síndrome de Down, en un escenario bucólico y algo relamido, en tono de melodrama evocador. Y eso que estamos en abril de 1940. Las cartas, boca arriba: he aquí una hagiografía política y humana.
Las formas utilizadas por Le Bomin en el primer trecho del relato producen cierto rechazo: planos estilo Malick, sol refulgente sobre su figura física; rayos atravesando la silueta de su cuerpo; planos detalle de las manos acariciando la hierba en el campo al atardecer. Por suerte, a pesar de los posteriores y discutibles flashbacks con las primeras visitas a los médicos con su niña, y de los subrayados con sus juegos mutuos, que parecen abundar en un tono de sensibilidad algo meliflua enfrentado a la crudeza de la política y la guerra, De Gaulle acaba centrándose en las altas esferas del poder. Y ahí la película se eleva un tanto.
Las conversaciones de despacho con el primer ministro Paul Reynaud en presencia del mariscal Pétain, futuro jefe del estado en el infame régimen de Vichy; las reuniones donde se estaban jugando las vidas de los franceses y que acabaron con la invasión nazi y el colaboracionismo de una parte de la ciudadanía; y las tentativas de De Gaulle para unir a su causa a Winston Churchill, pese a las injerencias de otro personaje ambiguo, Lord Halifax, parecen llevar a la historia un lugar más adecuado. Pero, de principio a fin, no se adivina un solo resquicio en su mito. Ni en público ni en privado, y se sabe que los tenía. Le Bomin no ha elegido componer la vida de un político; ha escogido la de un santo.
DE GAULLE
Dirección: Gabriel Le Bomin.
Intérpretes: Lambert Wilson, Isabelle Carré, Olivier Gourmet, Tim Hudson.
Género: político. Francia, 2020.
Duración: 104 minutos.