Vuelve ‘La cabra’
La pasión fulminante que sintió José María Pou al ver la obra de Edward Albee le llevó a apresurarse a comprar los derechos de la obra en España, que le valió un gran triunfo, como traductor, actor y director
Recuerdo la pasión fulminante que sintió José María Pou al ver La cabra o ¿quién es Silvia? (The Goat or Who Is Sylvia), de Edward Albee, tras el estreno en el John Golden Theatre, en Broadway, en 2002, protagonizada por Bill Pullman y Mercedes Rhuel, y cómo se apresuró a comprar los derechos de la obra en España, que le valió un gran triunfo, como traductor, actor y director: tres años girando con distintas actrices (Marta Angelat, en catalán, y Mercè Aránega y Amparo Pamplona, en ca...
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Recuerdo la pasión fulminante que sintió José María Pou al ver La cabra o ¿quién es Silvia? (The Goat or Who Is Sylvia), de Edward Albee, tras el estreno en el John Golden Theatre, en Broadway, en 2002, protagonizada por Bill Pullman y Mercedes Rhuel, y cómo se apresuró a comprar los derechos de la obra en España, que le valió un gran triunfo, como traductor, actor y director: tres años girando con distintas actrices (Marta Angelat, en catalán, y Mercè Aránega y Amparo Pamplona, en castellano) entre 2005 y 2007.
Feliz contagio: vi La cabra en tres funciones, en Barcelona y Madrid, y con Pou y mi esposa en el Almeida de Londres en febrero de 2004, con un reparto encabezado por Jonathan Pryce y Kate Fahy. Por cierto que Pou propuso estrenar también una de las piezas malditas de Albee, The Lorca Play, con motivo del ochenta aniversario del poeta, pero desistió por su descomunal reparto: 37 personajes. La primera semana de noviembre vuelve La cabra a la sala La Villarroel barcelonesa, en la misma versión que hizo José María Pou, protagonizada por Emma Vilarasau, Jordi Bosch, Roger Vilà y Jordi Martínez. Iván Morales, su nuevo director, me dice: “Me lo propuso Focus, pero yo creo que nació de la muy grata experiencia que tuvimos con Bosch en La partida d’escacs, de Zweig. Y de que Bosch quería hacer su nuevo espectáculo con su esposa, Emma Vilarasau. Yo también tenía muchas ganas de trabajar con ella”.
Me encanta cómo define Morales la pasión artística de la pareja: “Un amor radical de los dos por el oficio. Me fascina el hecho de trabajar con unos actores que llevan juntos tanto tiempo, y ahora con un material tan íntimo. Hay algo insólito en que trabajen desde esa humildad. A veces me paso el ensayo más pendiente de ver cómo se escuchan que de lo que dicen. Yo creo que eso explica muy bien lo que es el teatro y cómo es su gente. Luego están dos personajes igualmente complejos, que encarnan Roger Vilà y Jordi Martínez. Vilà podría ser el futuro, y Martínez la toma de tierra”.
El explícito subtítulo que le dio Albee es Apuntes para una tragedia. “El montaje de Pou demostró”, señala Morales, “que el texto de Albee sabe abordar uno de los grandes tabús de nuestra sociedad, y lo hace combinando humor y tragedia. Albee la escribió a edad avanzada, pero a ratos parece concebida por alguien muy joven. Cuando la leí pensé: ‘Parece escrita de un tirón’, aunque desde luego ahí debe haber muchísimo trabajo”. Se diría que Pou y Morales coinciden en similares visiones de La cabra: una obra muy dura, incluso salvaje, pero a ratos bestialmente divertida. Pou veía toques feroces y elegantes de Noël Coward y Terence Rattigan. Morales habla de “material potentísimo. Pienso en Miller, en el existencialismo. Queremos girar mucho con la función. Estoy convencido de que hoy volverá a golpear duro”.