Una película imperfecta pero llena de futuro

La potencia visual de la propuesta empuja un drama que no cuaja al querer abarcar demasiados temas

La peruana Melina León viaja en su ópera prima a los años ochenta para narrar la tragedia de una mujer andina a la que roban su hija recién nacida. Una historia inspirada en una trama real de tráfico de bebés ocurrida en Perú durante aquellos años y que ella descubrió por su padre periodista. León mezcla este terrible suceso con la historia del reportero gay que lo investiga y con el telón de fondo de la ofensiva que durante aquellos mismos años llevó a cabo el sangriento grupo terrorista Sendero Luminoso.

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La peruana Melina León viaja en su ópera prima a los años ochenta para narrar la tragedia de una mujer andina a la que roban su hija recién nacida. Una historia inspirada en una trama real de tráfico de bebés ocurrida en Perú durante aquellos años y que ella descubrió por su padre periodista. León mezcla este terrible suceso con la historia del reportero gay que lo investiga y con el telón de fondo de la ofensiva que durante aquellos mismos años llevó a cabo el sangriento grupo terrorista Sendero Luminoso.

Seleccionada para la Quincena de Realizadores en el festival de Cannes, la película acusa un exceso de peso en su mochila: del sistémico ultraje al pueblo indígena a la homofobia o el reclutamiento en Ayacucho de futuros guerrilleros senderistas. Demasiados frentes abiertos que no acaban de fluir entre ellos, historias paralelas destinadas a ofrecer una panorámica de un país represor y corrupto pero que acaban por darse codazos unas a otras desdibujando así la potencia visual de la propuesta, a veces casi de película muda, y la fuerza de su personaje principal.

Porque pese a sus defectos, Canción sin nombre logra trasladar al espectador el sentimiento de absoluto abandono y desconsuelo de su protagonista, interpretada por la actriz natural Pamela Mendoza. La fotografía en blanco y negro de la apuesta y algunos planos de la tristísima mujer quizá recuerdan a Roma, de Alfonso Cuarón. Pero lo que Melina León persigue no es la nostalgia sino la desmemoria y, atraída por la belleza etnográfica de los cantos y ritos indígenas de Ayacucho, sitúa a su personaje en su entorno natural, en ese valle perdido que sube y baja cada día como una sherpa ultrajada y maltratado como un animal. Su precaria subsistencia vendiendo patatas en un mundo indígena abandonado a su suerte se muestra a través del encuadre de lugares lejanos, casi fantasmales, o con su nana a un bebé que no conocerá. Es lo mejor de una película imperfecta pero llena de futuro.

CANCIÓN SIN NOMBRE

Dirección: Melina León.

Intérpretes: Pamela Mendoza, Tommy Párraga, Lucio Rojas, Ruth Armas, Maykol Hernández, Bruno Odar.

Género: drama. Perú, 2019.

Duración: 97 minutos.

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