La venta de arte se “sigue peleando”

La galería Lorenart muestra en su tradicional cita de septiembre más de 200 obras de artistas españoles, con piezas destacadas como un ‘sorolla’ de 1,4 millones de euros y un ‘millares’ de 1,86 millones

'Patio valenciano', de Joaquín Sorolla.lorenart

En el hotel no hay ni un solo cliente, pero por su lobby paseaban ayer por la mañana unos cuantos visitantes. A pesar de las restricciones del coronavirus, que obligan a establecimientos como el céntrico Miguel Ángel de Madrid a permanecer cerrados, la vida continúa y desde todos los ámbitos se hacen esfuerzos por mantener la escasa normalidad a flote. Desde la galería madrileña Lorenart han querido continuar con su ritual de exposición y venta de obras de arte español clásico y contemporáneo en ese hotel, una cita fija desde hace un lustr...

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En el hotel no hay ni un solo cliente, pero por su lobby paseaban ayer por la mañana unos cuantos visitantes. A pesar de las restricciones del coronavirus, que obligan a establecimientos como el céntrico Miguel Ángel de Madrid a permanecer cerrados, la vida continúa y desde todos los ámbitos se hacen esfuerzos por mantener la escasa normalidad a flote. Desde la galería madrileña Lorenart han querido continuar con su ritual de exposición y venta de obras de arte español clásico y contemporáneo en ese hotel, una cita fija desde hace un lustro, un punto de encuentro fuera de su local habitual con más espacio de exhibición para reunir una importante selección de obras.

Esta exposición de venta, abierta hasta el 28 de septiembre, cuenta con pinturas “eclécticas” de precios variados y tanto de época clásica como moderna, con nombres desde Sorolla, Regollos y Zuloaga a Miró, Óscar Domínguez, Benjamín Palencia y Manolo Millares, así como con un conjunto de esculturas desde Oteiza a Manolo Valdés que suman en total unas 200 piezas. Como subrayan sus directoras, Ana Grande y Rocío Parrondo, Lorenart busca mantener el interés del público a través del contacto. “Estamos atravesando una situación caótica, es de los peores momentos que hemos vivido en los 25 años que tiene la galería”, lamenta Grande.

La exposición muestra obras procedentes tanto de empresas como de particulares, con algunas piezas notables como un sorolla de la primera etapa titulado Patio valenciano, que se ofrece por 1,4 millones de euros, o el Cuadro 60 de Manolo Millares, que alcanza 1,86 millones de euros. Pero las directoras reconocen que las expectativas de venta de pinturas de esos valores resultan muy limitadas. Y eso a pesar de que han recibido una treintena de llamadas interesándose por el sorolla. A pesar de la conyuntura, no quieren dejar de “seguir peleando”.

En las piezas a cuyo pie ya se han colocado algunos círculos rojos, los precios oscilan entre los cinco y 10.000 euros, aproximadamente. El año pasado, cuando el mercado se recuperaba tras una época complicada, el valor de venta medio rondaba de los 20 a los 50.000. “Hemos pasado varios años muy duros”, apunta Parrondo. “Hace un año parecía que el cielo empezaba a despejar, pero a partir del mes de febrero, con el tema del coronavirus se ha desplomado el asunto”.

De la nutrida selección de obras de la Escuela de Madrid que se presenta, destaca una serie de trabajos de Benjamín Palencia que también dejan ver el otro lado de la escala de precios, con algunas litografías y acuarelas valoradas en varios cientos de euros. Las directoras destacan dentro de aquel movimiento los trabajos de Menchu Gal, una pintora medio desconocida cuya figura se empieza ahora a valorar. También el pintor abstracto Fernando Zóbel se encuentra en un momento álgido, mientras que otros artistas expuestos, como el surrealista canario Óscar Domínguez, “siempre tienen su público”.

La clientela de la galería, como señalan Grande y Parrondo, ha ido virando desde un perfil de mayor edad que adquiría arte por inversión a un tipo de comprador más joven, en torno a los cuarenta años, que se mueve más por la emoción que le provocan las obras que por el interés económico. “Los precios bajaron mucho en la anterior crisis y hace unos meses empezaron a buscar su equilibrio”, explican. “Ahora hay una diferencia: aquellas obras que son de mucha calidad pueden alcanzar los precios que tenían hace un año. La obra de segundo nivel ha caído muchísimo”.

Otro cambio que han percibido en estos tiempos convulsos reside en que cada vez resulta más raro ver obras de primer nivel a la venta tanto en galerías como en casas de subastas. “En la crisis de hace 10 años sí salió obra de primerísimo nivel, ahora cada vez aparece menos. Puede ser porque se sabe que la pandemia puede durar poco o mucho tiempo, pero al final escampará”.

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