Arranca Hay Festival Segovia con actividades presenciales

Cuatro exposiciones y las charlas de los autores Miguel Pita e Irene Vallejo marcan el inicio de los encuentros que se celebrarán hasta el 20 de septiembre

Inauguración de la XV edición del Hay Festival Segovia.Lisbeth Salas

A los pies de la alhóndiga, donde en el siglo XVI los segovianos iban a recoger el grano, ciudadanos anónimos y representantes institucionales se han reunido este lunes en busca de otro tipo de alimento: el intelectual. El Hay Festival Segovia ha inaugurado este lunes su XV edición “celebrando la vida y la cultura”, como destacaron sus organizadores. La primera cita ha sido un recorrido por cuatro exposiciones de artes visuales en distintos puntos de la ciudad. Y por la tarde se han producido también los primeros encuentros entre escritores y público, con Miguel Pita e Irene Vallejo, entre otr...

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A los pies de la alhóndiga, donde en el siglo XVI los segovianos iban a recoger el grano, ciudadanos anónimos y representantes institucionales se han reunido este lunes en busca de otro tipo de alimento: el intelectual. El Hay Festival Segovia ha inaugurado este lunes su XV edición “celebrando la vida y la cultura”, como destacaron sus organizadores. La primera cita ha sido un recorrido por cuatro exposiciones de artes visuales en distintos puntos de la ciudad. Y por la tarde se han producido también los primeros encuentros entre escritores y público, con Miguel Pita e Irene Vallejo, entre otros. El grueso de las actividades se celebrará del 17 al 20 de septiembre.

Tomas de temperatura antes de acceder a cada sala, gel hidroalcohólico en las manos, distancia de seguridad, aforo reducido y, por supuesto, mascarilla. Estas son las medidas por las que hay que pasar antes de participar en cualquier actividad del Hay Festival Segovia, que a diferencia del de Querétaro (México), ha logrado celebrarse presencialmente.

La organización cultural que ha sido distinguida con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades este año, ha elegido la alhóndiga para acoger una exposición que resume la carrera del fotógrafo César Lucas, muchas de cuyas imágenes forman parte de la memoria colectiva de España, como los retratos de iconos como el Che Guevara en 1959 visitando Madrid, o Pepa Flores, Marisol, posando para la portada de Interviú. Retirado ya de la profesión, Lucas no ha dejado la cámara. “Ahora practico mi pasión, sigo haciendo fotos de las cosas que quiero y me gustan”, ha matizado el fotógrafo, que también apuntó que ahora “se trabaja con menos libertad” debido a la gran exposición y recelo de los personajes públicos.

El fotógrafo César Lucas ante una de las imágenes de su exposición en el Hay Festival Segovia 2020.Lisbeth Salas

La apuesta de la creadora Ana de Alvear también tiene mucho que ver con los rostros, pero en su caso, con los de personas anónimas. La artista ha intervenido la capilla del Museo Esteban Vicente con su interpretación personal del pasaje bíblico de la Anunciación. En una primera escena se observa al ángel Gabriel, encarnado por la propia artista, que ya le ha comunicado a la Virgen María que está embarazada. “Ella acepta que va a ser madre soltera y no está asustada, como en la mayoría de los cuadros de la Anunciación”, explica De Alvear, que ha convertido a una amiga de la infancia en la Virgen. En una segunda escena, una pirámide de cubos recoge las caras de otros ángeles de la guarda, personas a las que la creadora quería “agradecer su ayuda” a lo largo de su vida.

El Hay Festival 2020 tiene como eje temático la naturaleza y la sostenibilidad. Y es en esos temas en los que se encuadran las otras dos exposiciones. Hussain Aga Khan, fotógrafo y conservacionista, expone por primera vez en España bajo el título Mar Vivo. Un centenar de imágenes subacuáticas se reparten por la iglesia de San Juan de los Caballeros. Uno de los retos, como ha indicado el comisario de la muestra, Emilio Gil, era el de compaginar el espacio, privilegiado, pero con falta de luz, con las fotografías. La solución han sido siete cajas de luz led de gran tamaño (4,5 metros por 3 metros) en los que la fauna se luce en momentos de juego o comida, logrando gran profundidad y vivacidad. “Uno entra prácticamente en el medio marino”, evidencia Gil, medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2015, que viajará con este diseño expositivo al Museo de Ciencias Naturales de Londres.

Volviendo a la superficie, el colombiano Alberto Baraya presenta en la Huerta de Félix Ortiz, junto al río Eresma, una muestra dedicada a las plantas: Invernadero de Tropicales Mutisianas. El artista obliga al visitante a reflexionar sobre el entorno, la naturaleza en medio de un mundo artificial, sobre la construcción de nuestro conocimiento a través de la ciencia. ¿Cómo? Con la presentación de un jardín botánico, documentado con método científico, cuyos ejemplares tropicales son textiles y han sido fabricados en China. Una intervención con toque humorístico cuya la finalidad es reivindicar la cultura como transmisor de conocimiento.

Tarde de ciencia y reflexión

Pero el Hay Festival es sobre todo literatura y reflexión, por eso la tarde ha estado dedicada a los libros. La primera de las charlas librescas se ha metido de lleno con el coronavirus. El doctor en genética y biología celular Miguel Pita ha presentado Un día en la vida de un virus: del ADN a la pandemia. Pita ha señalado que la superpoblación mundial y la depredación de ecosistemas y animales salvajes son dos factores que hacen que tengamos “muchas papeletas” para sufrir otras crisis sanitarias como la actual. En su obra ha creado dos virus con características similares a las de cientos de estos agentes infecciosos para poder explicar de manera divulgativa su funcionamiento.

La escritora Irene Vallejo también ha formado parte del plantel de conferenciantes. Acompañada de Montserrat Domínguez, subdirectora de EL PAÍS, ha compartido el proceso de creación de El infinito en un junco, que cuenta ya con 18 ediciones. El ensayo, que persigue la historia del libro a lo largo de los siglos, es también un homenaje a la fragilidad de los textos, al calor que proporcionan las palabras y a los eslabones de la cadena que los han mantenido vivos.


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