Juan Genovés: “Todo lo que he visto lo he pintado, era mi manera de expresarme”
El artista valenciano, fallecido en mayo, concedió una de sus últimas entrevistas el pasado septiembre. En ella recuerda sus convicciones políticas y repasa su prolífica trayectoria profesional
En su casa y estudio, rodeado de cientos de pinceles que le acompañaron a lo largo de su prolífica trayectoria, el recientemente fallecido pintor y artista gráfico Juan Genovés (Valencia, 31 mayo 1930- Madrid, 15 mayo 2020) concedía en septiembre de 2019 una de las últimas entrevistas de su vida. Realizada en vídeo por Guillermo Logar como parte del documental sobre la Transición El año decisivo, en ella repasa con lucidez las vicisitudes y alegrías que definieron su existencia y su fuerza creativa. Las profesionales,...
En su casa y estudio, rodeado de cientos de pinceles que le acompañaron a lo largo de su prolífica trayectoria, el recientemente fallecido pintor y artista gráfico Juan Genovés (Valencia, 31 mayo 1930- Madrid, 15 mayo 2020) concedía en septiembre de 2019 una de las últimas entrevistas de su vida. Realizada en vídeo por Guillermo Logar como parte del documental sobre la Transición El año decisivo, en ella repasa con lucidez las vicisitudes y alegrías que definieron su existencia y su fuerza creativa. Las profesionales, que le llevaron a consagrarse como uno de los grandes nombres del arte contemporáneo en España, y también las personales: desde una infancia marcada por “el miedo” instilado por la Guerra Civil hasta su militancia en el Partido Comunista y el famoso episodio de su detención tras haber realizado en la clandestinidad el cuadro El abrazo, hoy considerado un símbolo de la Transición, por el que llegó a pasar ocho días en el calabozo.
“El lema para nosotros era la reconciliación de los españoles, era la meta”, recuerda sobre el origen de aquella pintura de 1976, que fue usada como póster por Amnistía Internacional y años después reproducida como escultura para honrar la memoria de los abogados asesinados en la matanza de Atocha en Madrid. “Hice muchos bocetos, pero no me salía nada”, reconoce. Al final, inopinadamente, la inspiración surgió al pasar delante de un colegio cercano a su casa, cuando presenció cómo unos niños que jugaban en el patio se fundían en un abrazo de grupo. “Dije: ya está, el abrazo. Ese es el cuadro”.
Republicano “de nacimiento”, el pintor reconoce en la entrevista el desencanto que le causó la evolución de los acontecimientos desde el final de la dictadura. Con la legalización del Partido Comunista y su consiguiente “burocratización” comprendió, por fín, que la política no era su destino. “Yo no me imaginaba cuando se acabara la guerra cómo podía ser salir de aquel terror. La guerra no se parece absolutamente nada a lo que vemos en el cine, eso es un juego. La guerra es sufrir todos los días, saber que en un momento se puede perder todo”, rememora sobre una época que marcó su niñez y, desde entonces, el resto de su vida, y que recreó a través de su arte, porque, como apunta, “todo lo que he visto lo he pintado, porque era mi manera de decirlo cuando no sabía expresarme bien”.