El original de Tintín olvidado en un cajón
Reaparece la ilustración original del quinto álbum de la serie, ‘El loto azul’, que será subastada en Francia en noviembre
En los tebeos de Hergé solo aparecen dos personajes reales (si se considera que Tintín, el capitán Haddock, el profesor Tornasol o la Castafiore no existen, pero ese es otro debate): Al Capone y Tchang Tchong Yen, un adolescente chino amigo del dibujante belga y el héroe de uno de sus álbumes icónicos: El loto azul, el quinto volumen de la serie. Con este tebeo, publicado originalmente en 1936, despegaron definitivamente las aventuras de Tintín entre el público. Su portada, que muestra al joven r...
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En los tebeos de Hergé solo aparecen dos personajes reales (si se considera que Tintín, el capitán Haddock, el profesor Tornasol o la Castafiore no existen, pero ese es otro debate): Al Capone y Tchang Tchong Yen, un adolescente chino amigo del dibujante belga y el héroe de uno de sus álbumes icónicos: El loto azul, el quinto volumen de la serie. Con este tebeo, publicado originalmente en 1936, despegaron definitivamente las aventuras de Tintín entre el público. Su portada, que muestra al joven reportero y a su perro Milú escondidos en un jarrón chino con un dragón enorme sobre un fondo rojo que ocupa casi toda la escena, es tal vez el dibujo más reconocible, universal y reproducido del cómic europeo.
Sin embargo, no siempre fue así: el dibujo original era más sofisticado y colorido, con un fondo más rico salpicado de signos. Su editor, Louis Casterman, le dijo que era demasiado caro reproducirlo en portada y le pidió una ilustración más sencilla. Casi 90 años después de su realización, aquel dibujo de Hergé, una mezcla de acuarela, guache y tinta china de 34 por 34 centímetros, acaba de entrar en el mercado y, después de exponerse desde la semana pasada primero en Montecarlo, luego Bruselas y finalmente en París, se subastará el 21 de noviembre. La sala de subastas Artcurial espera que alcance un precio de entre dos y tres millones de euros, que superaría el monto más alto logrado hasta ahora por un original de Hergé (2,6 millones por las guardas de los primeros álbumes, que reproducen 34 escenas diferentes).
“En aquella época, los tebeos de Tintín eran muy caros, el equivalente a 40 euros actuales”, explica Eric Leroy, el experto en cómic de la casa de subastas Artcurial que en los últimos años ha colocado a precios estratosféricos diferentes originales de Hergé. “Y el proceso de cuatricomía que necesitaba ese dibujo hubiese subido todavía más el precio. Así que Casterman le pidió un dibujo más sencillo y, a cambio, editó el álbum en un papel blanco un poco mejor, lo que ahora se ha convertido en un problema porque es muy frágil”. Hergé aceptó y le regaló el dibujo al hijo del editor, Jean-Paul, que entonces tenía siete años. Lo plegó y lo guardó en un cajón y allí se quedó hasta 1991 cuando salió a la luz temporalmente, para volver a ser olvidado de nuevo hasta ahora.
Tchang Tchong Yen (también transcrito como Zhang Chongren) influyó tremendamente en Hergé, al que conoció en los años treinta cuando estudiaba bellas artes en Bruselas. Gracias a sus consejos, sus tebeos dieron un salto cualitativo. “El loto azul es el primer álbum de Tintín en el que Hergé conoce el principio y el final, antes trabajaba semana a semana para Le Petit Vingtieme”, explica Leroy, quien señala que Tchang también le previno contra los prejuicios hacia los chinos, uno de los grandes temas del tebeo. Convertido en un escultor, Tchang regresó a China en 1936 y le engulló la historia: la invasión japonesa, la revolución cultural… Esa sensación del amigo perdido flota sobre Tintín en el Tíbet, el otro álbum de Hergé donde aparece Tchang. Poco antes de su muerte, en 1981, el dibujante volvió a ver a Tchang, en un breve reencuentro.
En 1985, gracias a las gestiones del presidente François Mitterand, Tchang se instaló en Francia y en 1991 Casterman le rindió un homenaje. Fue entonces cuando aquel dibujo perdido salió del cajón porque se hizo un póster conmemorativo con él, que se regaló a los asistentes a aquella ceremonia. Algunos le pidieron a Tchang que lo firmase y aquellos ejemplares se convirtieron en un codiciado objeto de deseo de los tintinólogos. Ahora le toca el turno al original.