Hanna-Barbera está de vuelta

Tony Cervone comanda un producto no demasiado vistoso en sus diseños de personajes y en su ambientación, que pretende enganchar a base de ligazones con la actualidad

Entre el buen puñado de series de la factoría de animación Hanna-Barbera llegadas a la televisión española desde finales de los años sesenta (El oso Yogui, Los Picapiedra, Don Gato, Maguila Gorila…), la que más juego ha acabado dando para el cine, sin ser en modo alguno la mejor, ha sido Scooby-Doo: dos olvidables películas en 2002 y 2004 con intérpretes reales, entonces figuras del cine juvenil americano, más una precuela y una continuación, aún peores, en los años 2009 y 2010....

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Entre el buen puñado de series de la factoría de animación Hanna-Barbera llegadas a la televisión española desde finales de los años sesenta (El oso Yogui, Los Picapiedra, Don Gato, Maguila Gorila…), la que más juego ha acabado dando para el cine, sin ser en modo alguno la mejor, ha sido Scooby-Doo: dos olvidables películas en 2002 y 2004 con intérpretes reales, entonces figuras del cine juvenil americano, más una precuela y una continuación, aún peores, en los años 2009 y 2010.

Era una serie, como tantas otras, donde la estructura, los diálogos y los chistes se repetían en cada capítulo hasta la extenuación para solaz reconocimiento de los críos, pero su universo parece no tener fin: un acuerdo entre los herederos de la mítica factoría y Warner va a llevar a sucesivos renacimientos de las historias de Hannah-Barbera en largos con formato animado, y para empezar se ha elegido precisamente al grupo de adolescentes especializados en fenómenos paranormales: ¡Scooby!, versión 2020.

La película es cansina y convencional, y quizá solo tenga el aliciente de ver como villano a Pierre Nodoyuna

Tony Cervone, vinculado desde hace una década a la animación y al mito de Tom y Jerry con nuevas historias para la televisión a años luz de las originales en cuanto a la calidad de sus guiones, comanda un producto no demasiado vistoso en sus diseños de personajes y en su ambientación, que, partiendo del evidente conocimiento de la serie por parte de los padres, pretende también enganchar a base de ligazones con la actualidad (“¡esa masculinidad tóxica!”) y con la nueva cultura popular. Así, los chistes sobre Netflix se suman a la presencia como personaje animado de Simon Cowell, juez y creador de la franquicia Got talent, en una película que al menos comienza con un aceptable prólogo: un relato autoconclusivo en el que se cuenta el inicio de la amistad entre la pandilla, cuando eran niños y no adolescentes. 14 minutos que bien podrían ser el paradigma de esos episodios especiales de tantas series sobre la amistad.

A partir de ahí, la película es cansina y convencional, y quizá solo tenga el aliciente de ver como villano a Pierre Nodoyuna, acompañado de su inseparable lindo pulgoso Patán, sacados ambos de otra de las series de Hanna-Barbera, esta con bastante más gracia: Los autos locos.

¡SCOOBY!

Dirección: Tony Cervone.

Intérpretes: Will Forte, Mark Wahlberg, Amanda Seyfried, Gina Rodríguez (voces en v.o.s.).

Género: animación. EE UU, 2020.

Duración: 93 minutos.

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