El sector del libro flaquea ante la Feria de Fráncfort
El anuncio de que los grandes grupos no irán este año aboca a la celebración de una cita sobre todo virtual y más alemana que nunca
"Vamos a Fráncfort para abrazarnos una vez al año”, dicen muchos de los profesionales del libro en unos últimos tiempos en los que las tecnologías permiten llegar con los contratos atados a la feria más importante del mundo para este sector. Pero esta vez, el coronavirus no va a permitir ni eso, lo que ha generado serias dudas al mundo editorial español sobre si asistir algo más que virtualmente, del 14 al 18 de octubre, a la 72ª edición. Mucho más cuando grandes sellos internacionales como ...
"Vamos a Fráncfort para abrazarnos una vez al año”, dicen muchos de los profesionales del libro en unos últimos tiempos en los que las tecnologías permiten llegar con los contratos atados a la feria más importante del mundo para este sector. Pero esta vez, el coronavirus no va a permitir ni eso, lo que ha generado serias dudas al mundo editorial español sobre si asistir algo más que virtualmente, del 14 al 18 de octubre, a la 72ª edición. Mucho más cuando grandes sellos internacionales como Penguin Random House (PRH, cuarto del mundo), Hachette (sexto), Harper Collins (noveno), Simon & Schuster, Pan Macmillan, Bonnier o Bloomsbury, entre otros, han renunciado, implicando ya a sus filiales españolas, como PRH Grupo Editorial (PRHGE) o Grupo Anaya.
“Es posible que nos encontremos ante un segundo pico del coronavirus. Es desaconsejable ir, pero haremos cosas virtuales y seguro que venderemos muchos derechos y compraremos libros de una nueva manera”, suavizó Nigel Newton, de Bloomsbury, al anunciar la ausencia de su empresa “hace dos semanas”, gesto con el que se sumó a un grupo de multinacionales que el 29 de mayo hacían pública su ausencia, para garantizar la salud de sus trabajadores. Este mazazo para Fráncfort llegó 48 horas después de que su director, Juergen Boos, anunciara que se mantenía la cita física, con medidas especiales y mucho evento virtual.
“Es posible que nos encontremos ante un segundo pico del coronavirus. Es desaconsejable ir, pero haremos cosas virtuales y seguro que venderemos muchos derechos y compraremos libros de una nueva manera”, dice Nigel Newton, de Bloomsbury
Los responsables de la feria han desplegado notables incentivos, entre ellos su bien más preciado, el espacio físico: doblan de manera gratuita el espacio a todos los expositores con estand pequeño; ofrecen metro y medio delante de cada expositor como “espacio de comunicación adicional”; y amplían pasillos.
Pero son conscientes de que, aún así, habrá poco visitante extranjero y si este se decide a acudir lo hará en el último momento y con equipos muy reducidos. Por ello, se plantean una feria más centrada en la literatura en alemán. La razón es estadística: el 70% de los 302,267 visitantes (174.477 profesionales) de 2019 eran de Alemania; un 22% del resto de Europa y un 4,8%, de Asia.
Los grandes editores norteamericanos estarán ausentes y la presencia de los asiáticos es también muy improbable. "Por prudencia, hemos cancelado una presencia amplia de nuestros profesionales, pero no descartamos ir con un equipo muy reducido, a última hora”, admite Jesús Badenes, director general de la división de Librerías del Grupo Planeta, que declina pronunciarse sobre si acudirán con su notable estand, que este año no tendrá enfrente el de 63 metros cuadrados de PRHGE. Tampoco estará el de Anaya: “Sólo irá alguno de ventas; los editores pensamos más en una agenda virtual”, admite la editora de Alianza, Valeria Ciompi. En tesitura similar está RBA, otro grupo con gran presencia física. Asidua histórica, Anagrama ha descartado ya el estand y duda sobre si enviar una delegación.
"Hemos cancelado una presencia amplia de nuestros profesionales, pero no descartamos hacerlo, aunque muy reducido, a última hora”, admite Jesús Badenes, director general de la división de Librerías del Grupo Planeta
Si bien solo el 2% de los asistentes a la feria provenía el año pasado de Estados Unidos, su peso cualitativo es capital, en particular en el Centro de Agentes Literarios, corazón financiero de la Feria de Fráncfort, donde casi un 25% de las 355 agencias que fueron en 2019 con sus 780 agentes eran de EE UU. Hay dudas también entre los españoles. “Nuestra tendencia es decantarnos por el no”, admite Luis Miguel Palomares, al frente de la Agencia Balcells, donde se plantean “participar virtualmente en actos y en una agenda de citas por videoconferencia”.
“Casi seguro que no iremos: no apetece por razones sanitarias y muchos clientes estadounidenses no van a asistir”, admite Pau Centellas, de Silvia Bastos Agencia Literaria, que refleja el sentimiento mayoritario de la docena de empresas de la Asociación de Agencias Literarias de España que preside. “No hemos decidido si iremos físicamente, pero de forma virtual, seguro”, añade Anna Soler-Pont, de Pontas Agency, miembro del consejo asesor de la feria.
Quien sí confirma su asistencia es la Federación del Gremio de Editores de España, que “a fecha de hoy” también mantiene la convocatoria de Liber, en Madrid, del 7 al 9 de octubre: “Es preparatoria del año que viene con España como país invitado en Fráncfort, algo que nos permite abrir mercado y debe contribuir a paliar los efectos del coronavirus”, sostienen desde la federación, que tendrá un estand de 144 metros, con, esperan, 36 editoriales.
Incógnitas sobre la invitación de honor a España
El plan de que España acuda como país invitado de honor a la Feria del Libro de Fráncfort en 2021 podría cambiar, si prosperan las conversaciones que Canadá (país invitado en 2020) mantiene con la dirección de la feria y con los Estados invitados en ediciones posteriores (España, Eslovenia e Italia). La idea sería correr un año el calendario. La delegación canadiense confía en lograrlo y ha paralizado, incluso, la construcción del pabellón con el que se presentaba en la feria en octubre. El sector editorial español no ve por el momento con malos ojos el plan canadiense, porque la de 2021 sería la feria del estreno en una nueva normalidad desconocida y se llegaría sin una gran cantidad de autores españoles traducidos tras el frenazo del mercado en este 2020.s de comunicación la naturaleza de las ferias que hemos conocido hasta ahora tiene sentido; ¿y si resulta que ahora descubrimos que vendes lo mismo, que no pasa nada si no vas?”, reflexiona Centellas.