Fráncfort anima al sector del libro al confirmar su cita física

Los organizadores de la feria, que combinará actos presenciales y virtuales, garantizan que podrán acoger con seguridad a 20.000 visitantes a la vez al ampliar pabellones

Visitantes de la Feria del libro de Fráncfort en el pabellón de Noruega, el país invitado en 2019.picture alliance (via Getty Images)

Como los soldados necesitan psicológicamente la arenga de sus líderes en el peor momento del combate, el sector del libro acaba de recibir la suya en su batalla contra el coronavirus: la Feria del Libro de Fráncfort, la más grande e importante del sector, ha confirmado que mantendrá su cita presencial del 14 al 18 de octubre. Eso sí, será “una edición especial”, que combinará las actividades presenciales con “un amplio programa digital”, se ha apresurado a aclarar el director de la feria, Juerge...

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Como los soldados necesitan psicológicamente la arenga de sus líderes en el peor momento del combate, el sector del libro acaba de recibir la suya en su batalla contra el coronavirus: la Feria del Libro de Fráncfort, la más grande e importante del sector, ha confirmado que mantendrá su cita presencial del 14 al 18 de octubre. Eso sí, será “una edición especial”, que combinará las actividades presenciales con “un amplio programa digital”, se ha apresurado a aclarar el director de la feria, Juergen Boos, tras la decisión adoptada el miércoles por la Asociación Alemana de Editores y Libreros, organizadora del evento. En un encuentro virtual con la prensa este jueves, ha especificado que el recinto ferial podrá acoger con garantías hasta 20,000 visitantes a la vez, al aprovechar para la cita pabellones recientemente reconstruidos y renovados, lo que permitirá mantener las distancias y trabajar con más espacio.

“Este año es más importante que nunca celebrar la Feria del Libro de Fráncfort. Con la presencia en el recinto ferial y actos tanto en el lugar como virtuales, creamos atención pública para nuestros autores y autoras, para el sector, para nuestros temas”, ha afirmado Boos, consciente del valor simbólico de la declaración para un sector especialmente castigado por el inmediato cierre de las librerías físicas en los inicios de la pandemia. Pero también está el factor económico. “Muchas editoriales y libreros están sufriendo la crisis", ha apuntado, por lo que al no celebrarse ni la Feria del Libro Infantil de Bolonia ni la Feria del Libro de Londres “existe una necesidad urgente de volver a hacer negocios, de hablarse unos con otros”.

La gran baza que analizan los organizadores de la que será la 72ª edición de la feria pasa por esponjar al máximo el espacio de las actividades para mantener la distancia social y evitar aglomeraciones, cumpliendo así con las normativas sanitarias que se prevén seguirán en octubre. Para ello, en un movimiento organizativo opuesto al de los últimos años, se recuperarán algunos de los inmensos pabellones que conforman el recinto ferial para ubicar estands y actividades y que en las últimas ediciones, precisamente, se habían cerrado ante la evidente disminución de las delegaciones de empresas e instituciones participantes.

La organización está trabajando en la confección de puestos más grandes, una medida que será posible gracias a que se utilizarán algunos de los recintos que habían estado en estas últimas ediciones cerrados por su rehabilitación. Será el caso del pabellón número 6, que, recién renovado, acogerá finalmente en su planta 1 el Centro de Agentes Literarios y Scouts, el corazón de la actividad económica de la feria y quizá su razón de ser última. Su crecimiento imparable (el año pasado recibió 780 agentes de 355 agencias, provenientes de 35 países) ya obligó el año pasado a buscarles una ubicación especial. Aun así, se reprodujo la casi tradicional y pintoresca concentración de mesas pequeñas, alineadas y muy juntas sobrecargadas de personas negociando frenéticamente, algo del todo inimaginable en estos tiempos de coronavirus. La gran planta prevista ahora permitirá una mayor distancia entre agencias y agentes. Al principio, no se descartó que esta área fuera una de las actividades de la feria que pudieran diseminarse por la ciudad, algo, por otro lado, poco operativo para editores, autores y agentes.

Otra opción, apuntada ya por el propio Boos hace unas semanas en otros foros del sector, sería la de separar la vertiente de encuentro internacional de la parte abierta al público. La feria recibió el año pasado 302.267 visitantes, de los que 127.790 eran público general (mayormente, alemán), frente a los 174.477 profesionales. En cualquier caso, no se descarta que se limite el acceso al público. Si bien este jueves no ha especificado nada al respecto, el director ha asegurado: "No esperen este año a los cosplayers”, en clara referencia a la también tradicional concentración de fans del manga disfrazados que suelen acudir el fin de la semana a la feria.

La multitudinaria conferencia de prensa, la ceremonia de apertura y quizá buena parte del programa de actividades del país invitado (este año, Canadá) son los principales candidatos para formar parte del programa virtual de la Feria de Fráncfort. La de siempre, pero como nunca.

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