La otra cara de la postal

Los destellos que podría haber alcanzado el drama de Toni Bestard quedan empañados por su precaria resolución

Imagen de 'Pullman'.

Los créditos finales de Pullman evocan esas alegres postales pop del turismo desarrollista de los años sesenta que vendían un supuesto paraíso en la tierra: enormes moles que destruyeron las costas españolas y que ahora, ante la crisis pandémica, es aún más fácil imaginar como gigantescos vestigios de un pasado de turismo rentable y construcción descontrolada. Pullman toma su nombre de uno de esos apartamentos turísticos de Palma reconvertidos hoy en edificio-colmena donde viven muchas familias de inmigrantes y que le sirven al director, guionista y productor mallorquín Toni Bestard ...

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Los créditos finales de Pullman evocan esas alegres postales pop del turismo desarrollista de los años sesenta que vendían un supuesto paraíso en la tierra: enormes moles que destruyeron las costas españolas y que ahora, ante la crisis pandémica, es aún más fácil imaginar como gigantescos vestigios de un pasado de turismo rentable y construcción descontrolada. Pullman toma su nombre de uno de esos apartamentos turísticos de Palma reconvertidos hoy en edificio-colmena donde viven muchas familias de inmigrantes y que le sirven al director, guionista y productor mallorquín Toni Bestard ( I am your father, El perfecto desconocido) para situar una historia bien intencionada pero fallida en su ejecución.

Se trata de la historia de una amistad entre un niño musulmán y su vecina, una niña de algún país del Este de Europa que pasa los días sola mientras su madre se gana la vida con los turistas. En la estela de la magnífica The Florida Project, de Sean Baker, el centro comercial más cercano a los edificios Pullman es ese lugar de evasión y consumo al que los dos niños quieren peregrinar en su primera día de vacaciones como si se tratase de la única tierra prometida a su alcance. En ese trayecto-aventura se irán encontrando con una serie de personajes que pretenden retratar una realidad marginal pero desde una mirada inocente capaz de redimir su dureza: una prostituta travesti, un payaso borracho o un drogadicto varado entre las ruinas de ese desarrolismo que lo impregna todo.

Pero los destellos que podría haber emitido la película, con sus expresivas localizaciones y su cruda mirada a la otra cara del turismo, quedan empañados por unos diálogos que suenan muy forzados, por una evidente falta de engrase con los dos niños protagonistas, por unos personajes secundarios mal construidos (con la excepción de la travesti prostituta canaria, aunque tampoco está del todo aprovechada) y por algunos tics propios de un lenguaje publicitario que chirría con la realidad que la película pretende reflejar.

PULLMAN

Dirección: Toni Bestard.

Intérpretes: Keba Diedhou, Alba Bonnin, Monika Kowalska, Armando Buika, Carolina Parejo, Lara Martorell.

Plataforma: Filmin.

Género: drama. España, 2019.

Duración: 70 minutos.

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