La aterradora perfección de las nubes

Lo más importante de la película de Lorcan Finnegan es lo que subyace, más que lo que se muestra

Fotograma de 'Vivarium'.

A Black Mirror se le acabó el vigor, pero no a sus discípulos. La última temporada y media de la hasta entonces extraordinaria serie de Charlie Brooker dejó una atmósfera de decepción seguramente injusta, pero su impacto en los últimos años ha sido tan enorme que, como ya hiciera en su día The Twilight Zone, ha acabado estableciendo un modelo, un modo de esbozar, elucubrar y narrar que no deja de parir hijos (i)legítimos. Y más que va a tener con la que nos está cayendo encima en la vida real. El último, Vivarium, producción irlandesa dirigida por Lorcan Finnegan, que repi...

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A Black Mirror se le acabó el vigor, pero no a sus discípulos. La última temporada y media de la hasta entonces extraordinaria serie de Charlie Brooker dejó una atmósfera de decepción seguramente injusta, pero su impacto en los últimos años ha sido tan enorme que, como ya hiciera en su día The Twilight Zone, ha acabado estableciendo un modelo, un modo de esbozar, elucubrar y narrar que no deja de parir hijos (i)legítimos. Y más que va a tener con la que nos está cayendo encima en la vida real. El último, Vivarium, producción irlandesa dirigida por Lorcan Finnegan, que repite el esquema esencial de la serie: situaciones y tramas ambientadas en la cotidianidad de un futuro próximo, que sin embargo terminan ofreciendo un clarividente análisis de los riesgos y lacras de nuestra contemporaneidad.

Presentada en la Semana de la Crítica de Cannes y estrenada más tarde en Sitges, donde Imogen Poots obtuvo el premio a la mejor actriz, Vivarium parte de una situación ordinaria, la búsqueda de una casa por parte de una joven pareja en una inmobiliaria, para derivar pronto hacia la ciencia-ficción en el seno de una impoluta urbanización, heredera en su estilo de las de Eduardo Manostijeras y El show de Truman: casas unifamiliares exactas, arbolitos apuntando a un futuro normalizado y a un ahora de exclusión, laberinto de gélidos hogares de cartón piedra por fuera y por dentro. Una escenificación del presunto paraíso que los responsables de arte han imaginado con unos diseños deliberadamente artificiales de exquisita sencillez, muy ligados a las líneas rectas de René Magritte y a cuadros como El tiempo perforado y El imperio de las luces II (¡esas nubes!).

Con ecos de Las mujeres perfectas y su visión de la familia idílica, la película tiene momentos aterradores, sobre todo en lo relacionado con el hijo de la pareja, pero lo más importante de Vivarium es lo que subyace, más que lo que se muestra: que ese universo de exasperante perfección, de colorida comida que no sabe a nada, flores de plástico, edredones clónicos, jardines de hierba artificial y niños con rabietas imposibles puede estar ya aquí. Que el perfecto hogar del extrarradio puede ser una cárcel en vida, un infierno sin escapatoria, el nirvana de la incomunicación.

Vivarium

Dirección: Lorcan Finnegan.

Intérpretes: Imogen Poots, Jesse Eisenberg, Jonathan Aris, Senan Jennings.

Plataforma: salavirtualdecine.com

Género: ciencia ficción. Irlanda, 2019.

Duración: 96 minutos.

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