Queen abre los Oscar en tono menor

Maya Rudolph, Tina Fey y Amy Poehler rescatan con sus chistes el arranque de la gala, que comenzó con el concierto del grupo

Adam Lambert (centro) y Brian May, en el arranque de la gala. Chris Pizzello/Invision/AP

El listón estaba demasiado bajo. Porque la vez anterior que la gala de los Oscar no tuvo presentador es recordada como una de las peores de la historia. "No sé qué fue más sorprendente: la idea, la ejecución o el hecho de que nadie estuviera fumado cuando se le ocurrió”, comentó años después el actor Rob Lowe, que protagonizó aquel extrañísimo baile con Blancanieves y enormes estrellas doradas que abrió la ceremonia de 1989. Frente al disparate, que a la sazón arrastró críticas, polémicas y hasta demandas judiciales, ...

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El listón estaba demasiado bajo. Porque la vez anterior que la gala de los Oscar no tuvo presentador es recordada como una de las peores de la historia. "No sé qué fue más sorprendente: la idea, la ejecución o el hecho de que nadie estuviera fumado cuando se le ocurrió”, comentó años después el actor Rob Lowe, que protagonizó aquel extrañísimo baile con Blancanieves y enormes estrellas doradas que abrió la ceremonia de 1989. Frente al disparate, que a la sazón arrastró críticas, polémicas y hasta demandas judiciales, esta vez los Oscar apostaron por lo segurísimo: uno de los grupos más celebrados del siglo XX. Se levantó el telón y el monólogo fue de Queen. Arrancaron con la promesa de emocionar de We Will Rock You. Continuaron con la ambición de We Are the Champions . “Bienvenidos a los Oscar”, gritó Adam Lambert. Pero, pese a las expectativas bajas, los intentos desesperados de la voz heredera de Freddie Mercury y los golpes de Brian May a la guitarra, el comienzo nunca pasó del tono menor.

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El público bailaba, con un Javier Bardem especialmente entregado, pero el rock no le bastó a los Oscar para sacudirse las dudas. Sobre la propia actuación, la falta de riesgos de la gala o la oportunidad de dedicar el comienzo de la ceremonia a homenajear una de las películas nominadas, Bohemian Rhapsody. Tanto que el mayor de los aplausos solo llegó cuando en la pantalla del escenario apareció la imagen de Freddie Mercury.

Y, sobre todo, después de la publicidad. Queen apenas estuvieron un minuto y medio en el escenario. Hubo enseguida anuncios y, de vuelta, aparecieron Maya Rudolph, Tina Fey y Amy Poehler. A golpes de chistes, enviaron al concierto inicial al olvido. ”Que quede claro que este año no hay presentador, no vamos a tener un Oscar al filme más popular y México no va a pagar el muro”, soltó Rudolph. Y Poehler se rio de otra decisión controvertida de la Academia: "Finalmente no entregaremos premios durante la publicidad, pero presentaremos anuncios durante los galardones".

En vídeo, la actuación de Queen en los Oscar.Vídeo: REUTERS-QUALITY

Las tres actrices y cómicas empezaron un rápido repaso a los protagonistas de la noche que saltó de Netflix —“¿qué será lo siguiente? ¿Que mi microondas haga una película?”— a los lectores del USA Today —“vamos a estar aquí lo suficiente como para que mañana crean que hemos presentado nosotras la gala”—, al Fyre festival, el certamen musical fallido más conocido de los últimos años, o Bradley Cooper. “Presentamos el premio a la mejor actriz de apoyo pero yo diría que todas las mujeres lo son, porque siempre se apoyan naturalmente entre ellas”, agregó Amy Poehler. A medida que avanzaba su discurso, cada vez más usuarios de Twitter se preguntaban por qué el trío no podía quedarse en el escenario toda la gala. O por qué no había regresado incluso Jimmy Kimmel. Todo, con tal de no tener una gala sin guion ni intención, donde no hubiera nada más allá de la entrega de los premios.

Hay, en realidad, un sinfín de respuestas. Tras el fichaje y adiós inmediato, en tan solo dos días, de Kevin Hart, la Academia de Hollywood renunció a contar con un presentador. En la institución aseguran que se trata de una idea que siempre estuvo en sus planes. Y que, después de que reaparecieran tuits y antiguas bromas homófobas de Hart — entre otros comentarios, relató que le hubiera reprochado a su hijo que "no fuera gay" si le hubiera sorprendido jugando con muñecas—, se reafirmaron en eliminar el presentador. Medios estadounidenses, sin embargo, insinúan que la Academia se rindió después de recibir unos cuantos noes. Nadie quería presentar la gala tras la peor audiencia de su historia.

Así que la Academia optó por rescatar el modelo de 1989. Entonces, 17 académicos —Gregory Peck, entre ellos—, enviaron una carta a la institución en los días siguientes lamentando que la gala había resultado embarazosa para los Oscar y la industria del cine. Por lo menos, esta vez la Academia fue más precavida: con tanta decisión anunciada y luego retirada, ya se había ridiculizado a sí misma antes de la gala.

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