El reverso del paraíso

Las pinturas tahitianas de Paul Gauguin contribuyeron a forjar en Occidente un imaginario de los mares del sur como territorio de la escapada

Vincent Cassell, en 'Gauguin'.

Las pinturas tahitianas de Paul Gauguin contribuyeron a forjar en Occidente un imaginario de los mares del sur como territorio de la escapada y la recuperación de un paraíso perdido que poco se correspondía con la experiencia real de un artista que quizá aprendió que un individuo puede escapar de todo, menos de sí mismo. Que Stuart Pedrell, el cadáver de Los mares del sur de Manuel Vázquez Montalbán, acabase encontrando la muerte en un barrio periférico de su propia ciudad quizá fuera el modo más consecuente de seguir los pasos del gigante.

Partiendo de Noa Noa, el lib...

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Las pinturas tahitianas de Paul Gauguin contribuyeron a forjar en Occidente un imaginario de los mares del sur como territorio de la escapada y la recuperación de un paraíso perdido que poco se correspondía con la experiencia real de un artista que quizá aprendió que un individuo puede escapar de todo, menos de sí mismo. Que Stuart Pedrell, el cadáver de Los mares del sur de Manuel Vázquez Montalbán, acabase encontrando la muerte en un barrio periférico de su propia ciudad quizá fuera el modo más consecuente de seguir los pasos del gigante.

GAUGUIN: VIAJE A TAHITÍ

Dirección: Edouard Deluc.

Intérpretes: Vincent Cassel, Tuhei Adams, Malik Zidi, Pua-Tai Hikutini.

Género: drama. Francia, 2017.

Duración: 102 minutos.

Partiendo de Noa Noa, el libro que escribió el propio artista tras su primer viaje a Tahití, Edouard Deluc propone, al modo de la reciente Rodin de Jacques Doillon, un biopic que intenta condensar una existencia en una escueta, pero trascendente, franja temporal: entre abril de 1891 y agosto de 1893, los años, en suma, de su primera estancia en Tahití y de su relación con la joven Tehura, a la que los guionistas necesitan inventarle una historia adúltera para sumar énfasis dramático a los que es, esencialmente, una historia de supervivencia y caída.

A diferencia de lo que proponía Doillon, Deluc se abstiene de poner en boca de un visceral Vincent Cassel la verbalización de la poética de Gauguin y prefiere privilegiar lo sensorial, ahondando en el contraste entre los estímulos recibidos por ese forastero en tierra extraña y el uso de una degradada paleta cromática orientada a revelar el claroscuro que asoma bajo el paraíso.

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