Los premios Quirino buscan público para la animación iberoamericana

Arranca la primera edición de estos galardones con el objetivo de reconocer el género de un lado y otro del Atlántico

Santa Cruz de Tenerife -

Hasta ahora Quirino era el nombre del italo-argentino Quirino Cristiani, creador del primer largometraje de animación de la historia, El apóstol (1917). A partir de este año Quirino es también el nombre del primer galardón dedicado a reconocer lo mejor de la producción de animación en Iberoamérica. Se trata de una iniciativa que arrancó este 6 de abril, en Santa Cruz de Tenerife (España) donde estos premios de nuevo cuño reunieron a más de 250 profesionales del medio en representación de España, Portugal y América Latina. Su objetivo es el de tender lazos de cooperación y ayudar al reconocimie...

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Hasta ahora Quirino era el nombre del italo-argentino Quirino Cristiani, creador del primer largometraje de animación de la historia, El apóstol (1917). A partir de este año Quirino es también el nombre del primer galardón dedicado a reconocer lo mejor de la producción de animación en Iberoamérica. Se trata de una iniciativa que arrancó este 6 de abril, en Santa Cruz de Tenerife (España) donde estos premios de nuevo cuño reunieron a más de 250 profesionales del medio en representación de España, Portugal y América Latina. Su objetivo es el de tender lazos de cooperación y ayudar al reconocimiento de un sector popular pero habitualmente minusvalorado.

Nadie habla de competir con Hollywood. Tan solo el pasado año cinco largometrajes de animación se posicionaron entre los 25 más taquilleros de 2017: Despicable Me 3, Coco, The Lego Batman Movie, Boss Baby y Cars 3. Pero los premios Quirino, como anteriormente los premios Platino del cine iberoamericano, quieren recordar que la unión hace la fuerza. Como coincidieron los ponentes en estos dos días de conferencias y premios, son muchos los puntos de unión en la industria animada iberoamericana de ambos lados del Atlántico. Entre ellos la riqueza de talento, el deseo de contar historias propias y, sobre todo, la necesidad de encontrar su público.

Carlos Biern en nombre de Diboos, federación de productoras que representa a más del 80 por ciento de la producción de animación y efectos visuales en España, celebró el momento de auge. "Hay de todo en la animación en España", resumió con los números de su parte. En los próximos cuatro años se prevé en España la producción de 90 largometrajes y 140 series de animación. Un sector audiovisual formado por más de 250 compañías que cerraron la facturación de 2017 generando más de 800 millones de dólares. En este análisis de la animación iberoamericana José Iñesta, fundador del festival animado Pixelalt, confirmó que las cifras de producción son igualmente alentadoras en México. En la actualidad están en marcha 15 largometrajes animados y otros tantos fueron estrenados en los últimos cinco años. Sin embargo, pese a ser uno de los principales países consumidores de audiovisual en el mundo, sólo un cinco por ciento de la taquilla mexicana procede de sus propias producciones. "Ese es el gran reto", declaró Iñesta a EL PAÍS. "Ser capaces de co-crear un contenido hispano que satisfaga no solo a la apuesta iberoamericana sino a la audiencia latina en Estados Unidos", subrayó recordando a ese 13 por ciento de la población estadounidense que compone el 25 por ciento de la audiencia cinematográfica en EEUU.

El reto va más allá de encontrar formas de coproducción. Iñesta incidió una y otra vez en la necesidad de mejorar la calidad en las producciones. Por eso aplaudió la iniciativa de su compatriota Guillermo del Toro que financiará anualmente los estudios de un mexicano en la escuela francesa Gobelins, reconocida como una de las mejores en la industria de la animación. "El 30 por ciento de los que se van, vuelven. Como él –dijo Iñesta en referencia a del Toro- que salió para triunfar".

Todos los asistentes describieron los Quirino como una gran iniciativa para llegar a una audiencia potencial de 560 millones de habitantes en el área. Pero dentro de esta loa a la coproducción iberoamericana Marta Machado, de la Asociación Brasileña de Cine de Animación, lanzó una llamada de atención. Y para ello se remontó al pasado, al primer largometraje de animación brasileño, Sinfonía Amazónica (1951) cuando su productor y director Anelio Latini se quejó de que no tuvo público para su obra. "Esa es la historia de Iberoamérica", lamentó la productora. Incluso la nominación al Oscar como mejor largometraje de animación de la producción brasileña O Menino e o Mundo (2013) sirvió de poco a la hora de aumentar esa audiencia esquiva en su propio país. "Hay que criar una autoestima cultural", defendió al diario. Para ello propuso la misma táctica que utiliza Hollywood: hacer lo propio interesante y promocionarlo. "Que el público consuma nuestra cultura con gusto, que vaya a verlo porque es nuestro, sin disfrazarlo, sin necesidad de ser Disney, pero sabiendo venderlo, promocionarlo, distribuirlo", recalcó a sabiendas de que este último punto es uno de los focos de interés del espacio audiovisual iberoamericano Programa Ibermedia.

En este foro de unidad y colaboración un total veinticuatro obras procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Perú y Uruguay pugnan por alzarse ganadoras de esta primera edición los Premios Quirino en alguna de sus nueve categorías. España, con 12 obras finalistas, es el territorio más representado, seguido de México y Colombia, con 5 cada uno. Entre los trabajos seleccionados se incluyen títulos como Tadeo Jones 2, El libro de Lila y Ana y Bruno o las series Puerto Papel o Pocoyó. El anuncio tendrá lugar el sábado 7 de abril en el Auditorio de Tenerife.

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