Blandengues contra cipotudos

Secuela de otra comedia protagonizada por progenitores muy distintos, no se toma la molestia de disimular su transparente andamiaje

Mark Wahlberg, Will Ferrell y Mel Gibson, en la comedia.

Brad, el padre sensible que Will Ferrell encarnó por vez primera en Padres por desigual (2015), podría ser la perfecta encarnación de ese Hombre Blandengue del que habló El Fary en su célebre disertación sobre la crisis de la masculinidad. A lo largo de su carrera, Will Ferrell ha hecho del retrato del hombre ridículo su emblema: arrogantes mastuerzos testosterónicos, patológicos niños eternos con la cuarentena bien cumplida, frágiles vástagos de culebrón o fatuos galanes de instituto han pasado por sus manos con la inmadurez como sustrato común. Su Brad es, pues, una suerte de reducc...

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DOS PADRES POR DESIGUAL

Dirección: Sean Anders.

Intérpretes: Will Ferrell, Mark Wahlberg, Mel Ginson, John Lithgow.

Género: comedia. Estados Unidos, 2017.

Duración: 100 minutos.

Brad, el padre sensible que Will Ferrell encarnó por vez primera en Padres por desigual (2015), podría ser la perfecta encarnación de ese Hombre Blandengue del que habló El Fary en su célebre disertación sobre la crisis de la masculinidad. A lo largo de su carrera, Will Ferrell ha hecho del retrato del hombre ridículo su emblema: arrogantes mastuerzos testosterónicos, patológicos niños eternos con la cuarentena bien cumplida, frágiles vástagos de culebrón o fatuos galanes de instituto han pasado por sus manos con la inmadurez como sustrato común. Su Brad es, pues, una suerte de reducción a escala de las constantes de un discurso propio para consumo del público familiar.

El primer Padres por desigual confiaba toda su (discreta) fortuna a la eficacia de una simple fórmula: enfrentar dos fuerzas antitéticas –un padre biológico cipotudo y un padrastro blandengue- en un mismo ring familiar. Su secuela no se toma la molestia de disimular su transparente andamiaje: ahora la operación consiste en sumar dos nuevos factores a la ecuación, reduplicando cada arquetipo con sus respectivos progenitores, que adoptan las resonantes presencias de Mel Gibson y John Lithgow. Dos padres por desigual demuestra que, en ocasiones, más es, en efecto, más, porque, sin apartarse de la previsible programación narrativa determinada por su punto de partida, la suma funciona. La parodia en fuera de campo de un blockbuster con Liam Neeson o la celebración navideña en el vestíbulo de unas multisalas son solo algunos de los picos de eficacia en una comedia carismática.

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