CRÍTICA | DOS A LA CARTA

Sonrojo en el pueblo

Adrià Collado y Andoni Agirregomezkorta, en un fotograma de 'Dos a la carta'.

Elogio de lo rural, el pueblo como paraíso perdido, apoteosis del regreso a la infancia. No son pocas las producciones recientes que se han instalado en la tesitura, sobre todo comedias europeas, con la francesa Bienvenidos al Norte como buque insignia, y ahí parece querer llegar Dos a la carta, segundo largometraje de ficción de Robert Bellsolà, que también lo escribe. Pero el concepto de película de Bellsolá está claramente agotado desde hace tiempo: se supone que, filmada en catalán y castellano, la versión que se exhibió a la prensa era enteramente en español, con algunos...

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Elogio de lo rural, el pueblo como paraíso perdido, apoteosis del regreso a la infancia. No son pocas las producciones recientes que se han instalado en la tesitura, sobre todo comedias europeas, con la francesa Bienvenidos al Norte como buque insignia, y ahí parece querer llegar Dos a la carta, segundo largometraje de ficción de Robert Bellsolà, que también lo escribe. Pero el concepto de película de Bellsolá está claramente agotado desde hace tiempo: se supone que, filmada en catalán y castellano, la versión que se exhibió a la prensa era enteramente en español, con algunos de los protagonistas doblándose a sí mismos, y otros que por miedo ante el peligro o por falta de tiempo no lo han hecho, como Sergi López.

DOS A LA CARTA

Dirección: Robert Bellsolà.

Intérpretes: Adrià Collado, Andoni Agirregomezkorta, Carolina Bang, Melanie Olivares, Sergi López.

Género: comedia. España, 2014.

Duración: 83 minutos

Un desaguisado vocal que, eso sí, va en consonancia con una historia cuyo humor no va más allá del de un mal episodio de una mala serie de televisión semanal, de esas en las que los guionistas tienen que elaborar gags a la excesiva velocidad que imponen los ritmos de la pequeña pantalla, y en la que sólo se salva el trabajo fotográfico de Martín González Damonte, que le otorga una imagen de una calidad muy por encima del resto de apartados técnicos y narrativos. Incluso da la impresión de que ni siquiera sus propios responsables confían demasiado en el tirón comercial del producto en sí y deben apelar a aspectos colaterales, como por ejemplo anunciar en sus créditos iniciales los cameos (Santi Millán, Joan Roca, Carlos Núñez...), una figura que, por definición, debería contener la sorpresa y que aquí encuentra una nueva y lamentable concepción por anticipación.

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