crítica | ahora y siempre

Del cáncer al odio

Ol Parker, su director, fuerza la manivela del tremendismo, sin medias tintas, logrando que su película sea aborrecible

Una semana después de la tormenta de lágrimas de Bajo la misma estrella, llega Ahora y siempre, otra película de aspiraciones comerciales juveniles, basada en una novela de éxito, y protagonizada por una chica con cáncer; esta vez, terminal, pues ha abandonado la quimioterapia, con lo que sólo le queda la prórroga y poder cumplir una lista de “10 cosas que hacer antes de morir”, en la línea de Mi vida sin mí, de Isabel Coixet. En una sociedad en la que dicen que la gente sólo quiere asuntos agradables en cine, televisión y libros, se ve que también ...

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Una semana después de la tormenta de lágrimas de Bajo la misma estrella, llega Ahora y siempre, otra película de aspiraciones comerciales juveniles, basada en una novela de éxito, y protagonizada por una chica con cáncer; esta vez, terminal, pues ha abandonado la quimioterapia, con lo que sólo le queda la prórroga y poder cumplir una lista de “10 cosas que hacer antes de morir”, en la línea de Mi vida sin mí, de Isabel Coixet. En una sociedad en la que dicen que la gente sólo quiere asuntos agradables en cine, televisión y libros, se ve que también se demandan lágrimas (Love story, en la memoria). Y, sin embargo, qué diferencia entre una y otra historia de tumores a destiempo.

AHORA Y SIEMPRE

Dirección: Ol Parker.

Intérpretes: Dakota Fanning, Jeremy Irvine, Paddy Considine, Olivia Williams.

Género: drama. Reino Unido, 2012.

Duración: 100 minutos.

Donde en Bajo la misma estrella había delicadeza, aquí hay explicitud (vómitos en primer plano, una terrible hemorragia nasal, parte de la agonía...); donde allí había simpatía, aquí un personaje nada empático, interpretado por una actriz de gesto esquivo (la ex niña prodigio Dakota Fanning). Tener cáncer a los 16 años te da todos los permisos para ser una mal encarada y una egoísta, sin reproches posibles, pero las posibilidades de que tengas ganas de ver un romance juvenil, con aspiraciones de eso tan subjetivo pero tan eficaz llamado “película bonita”, conducido por un personaje así son mínimas. Y si Ol Parker, su director, fuerza la manivela del tremendismo, aún menos. Sin medias tintas, Ahora y siempre es una de esas películas inolvidables que permanecen en la memoria: una película para odiar.

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