Sueños encerrados en un cuarto

La artista coreana JeeYoung Lee lleva por primera vez a Europa las obras oníricas que recrea en su estudio

'Resurrección', una de las composiciones de la artista JeeYoung Lee.

Comienza con un recuerdo, una emoción, un pensamiento, algo íntimo. Luego se transforma en un sueño, un sueño de 3,6 x 4,1 x 2,4 metros. En estas reducidas dimensiones de su estudio la artista surcoreana JeeYoung Lee (Seúl, 1983) crea todo un universo onírico: desde un mar de abanicos azules hasta una invasión de hormigas gigantes. “Necesito expresar de manera simbólica lo que tengo en la mente”, explica la artista por Skype y con intérprete desde la ...

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Lee sin límites

Comienza con un recuerdo, una emoción, un pensamiento, algo íntimo. Luego se transforma en un sueño, un sueño de 3,6 x 4,1 x 2,4 metros. En estas reducidas dimensiones de su estudio la artista surcoreana JeeYoung Lee (Seúl, 1983) crea todo un universo onírico: desde un mar de abanicos azules hasta una invasión de hormigas gigantes. “Necesito expresar de manera simbólica lo que tengo en la mente”, explica la artista por Skype y con intérprete desde la Opion Gallery, sala de exposiciones francesas a 20 minutos de Cannes que ha acogido por primera vez su trabajo en Europa después de que haya sido alabado en Asia en museos como el Nacional de Kyoto o el Oci de Seúl. “Para mí, lo que hago son autorretratos que me ayudan a entenderme”.

'La carrera de nunca acabar', ajedrez, dados y contemplación en este montaje de Young Lee.

Pero autorretratos de lo más peculiares. En todos ellos aparece Young Lee. Pero siempre distante, el elemento del escenario sobre el que orbita el resto de la composición. Rodeándola, una invasión ratonil en Última cena, orugas recién salidas de la crisálida en Cumpleaños, piezas gigantes de Lego en Jugador o las siluetas negras de los cuervos en Pájaros negros. 26 “autorretratos oníricos” que expresan “momentos relevantes” de su vida. Momentos que la absorben entre uno y dos meses por escenografía.

Un elemento esencial en todas estas composiciones es el color. JeeYoung Lee elige un tono base muy fuerte en torno al cual gira toda la obra. Y piensa en lo que ese color suele despertar en el subconsciente del espectador para jugar contra esa expectativa: “El rojo simboliza un aviso, el peligro inminente. Pero en La pequeña mujer de las cerillas lo usé para mostrar la esperanza del personaje, su deseo de seguir creando”.

A pesar de tener un enfoque tan personal de su creación, Lee cree que Corea del Sur deja una huella muy profunda en cada composición: “Soy coreana y si estoy hablando de mí estoy hablando también de Corea. Es un proceso complicado. Yo influyo en mi cultura al usar tópicos visuales y sociales de puramente coreanos y luego mi cultura me influye a mí en cómo decido representarlos”.

La decisión de no usar el más mínimo retoque fotográfico es para Lee una exigencia inquebrantable. Estas manipulaciones de su estudio pretenden ser “un diario” de su vida, una vía para proyectar el mundo de la mente y las emociones en el real. “No tendría sentido crear estas ilusiones virtualmente”, afirma la artista de 30 años. “Se trata de llevar lo soñado al mundo de la vigilia. Pero de forma palpable, que se pueda tocar”.

Lluvia de botellas fucsia en 'Gripe', otra de las instalaciones de Lee.

JeeYoung Lee ha visitado Francia por primera vez. Y aunque su arte tenga mucho que ver con lo que decía Breton en su manifiesto surrealista, —“lo más admirable de lo fantástico es que lo fantástico ha dejado de existir. Ahora solo existe realidad”— JeeYoung Lee reconoce no saber “nada” de la cultura europea. Pero su visita a Francia le ha dejado una certeza: “Se nota el arte en cada lugar, un arte muy antiguo. Si hubiera nacido aquí, lo que crearía sería muy distinto”.

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