Hacia un oriente conceptual

La Compañía Nacional de Danza estrena una pieza encargada a Marcos Morau, director de La Veronal

Ensayos de 'Nippon-Koku', primera colaboración entre la Compañía Nacional de Danza y Marcos Morau & La Veronal.

Dando otra vez un sorprendente giro en la línea de trabajo, la Compañía Nacional de Danza ha encargado al director y coreógrafo Marcos Morau una pieza de creación, esta vez inspirada en Japón y que cita de entrada a Yukio Mishima: El arte pertenece a un sistema que siempre resulta inocente mientras que la acción política tiene como principio fundamental la responsabilidad”. Morau se inspira en o...

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Dando otra vez un sorprendente giro en la línea de trabajo, la Compañía Nacional de Danza ha encargado al director y coreógrafo Marcos Morau una pieza de creación, esta vez inspirada en Japón y que cita de entrada a Yukio Mishima: El arte pertenece a un sistema que siempre resulta inocente mientras que la acción política tiene como principio fundamental la responsabilidad”. Morau se inspira en otros creadores que han usado las ciudades como referentes estancos de sus obras (pueden citarse a Pina Bausch en la escena y a Krzysztof Kieslowski en el cine). Su última creación para su compañía vista en Madrid fue Islandia” (2012) y algunas de sus otras producciones llevan por título Portland (2013); Siena (2013); Moscow (2011); Finlandia (2010) y Rusia (2012).

Sobre la argumentación de la pieza, Morau y el equipo creativo de La Veronal dicen: “Imaginemos a un grupo de altos cargos de algún ejército en un lugar extraño, supuestamente poderosos, pero sin nadie a quien dirigirse o mandar, ni soldados, ni civiles, ni rehenes, ni siervos. Aislados de cualquier idea de civilización, estos dirigentes anónimos están fuera de juego, fuera de la idea de batalla. Todo resulta ahora inútil porque la supuesta guerra, que nunca llega a verse, debería ser la acción más real y directa, mientras que aquí, en esta isla flotante de militares desactivados, la acción es tan irreal como una alucinación que acontece en un estado constante de escepticismo”.

Marcos Morau.

Vuelve a aparecer la figura siempre inquietante de Yukio Mishima “y su estrecha relación con las ideas de Fascismo y Belleza, ayudan a entender que tal vez no exista mucha diferencia entre nosotros y ese grupo bélico imaginariamente neutralizado. Tal vez todos esperamos inquietos en un último mundo como en un último cuartel abandonado: entrenándonos en todo momento para un siguiente paso que ansiamos pero que nos aterroriza. Siendo nosotros mismos, sin saberlo, responsables del devenir de los acontecimientos”. Para redondear ese paisaje, La Veronal concluye: “Sin constituirse como un trabajo documental, Nippon-Koku camina en torno a la idea de sociedad y autoridad para poner en duda lo que somos, dónde estamos y la naturaleza de nuestro comportamiento dentro del juego social del que, queriendo o sin querer, somos absolutamente cómplices”.

Marcos Morau, formado como fotógrafo y dramaturgo, se licenció en coreografía primero en el Institut del Teatre de Barcelona y después el MovementResearch de Nueva York. También pasó por una ayudantía coreográfica en el NederlandsDansTheater II de La Haya (Holanda), recalando en la compañía IT Dansa de Barcelona bajo la dirección de Catherine Allard. En 2005 crea La Veronal, colectivo formado por artistas procedentes de la danza, el cine, la literatura y la fotografía. Según sus presupuestos, la finalidad del equipo artístico de La Veronal “reside directamente en una constante búsqueda de nuevos soportes expresivos y referencias culturales - cine, literatura y fotografía principalmente- que apuestan por un lenguaje narrativo con la intención de formar espacios artísticos globales”.

Con un programa de planificación a medio plazo, algo nada corriente en las agrupaciones españolas, La Veronal está creando una serie de trabajos “que toman como punto de partida un país o ciudad del mundo, creando una analogía entre danza y geografía. Las piezas no pretenden constituirse como obras documentales que describan el país de forma directa, sino que se sirven de los elementos que el topónimo proporciona para llevar a cabo el desarrollo de una idea, de un argumento”. Poco a poco La Veronal ha conseguido una voz propia y el principio de las características de un estilo, un imaginario que ha llevado a la compañía a diferenciarse en el mapa de la creación contemporánea internacional como una voz propia. Y esta circunstancia es lo que llevado a Morau y su equipo a la Compañía Nacional de Danza, el Scapino Ballet de Rotterdam, SkånesDansteater y Norrdans, ambas en Suecia, el Ballet de Teatres de la Generalitat Valenciana y el Royal Danish Theatre de Copenhague; también tendrá una carta blanca de creación en la compañía titular noruega. La Veronal ha presentado sus depurados trabajos, entre otros, en la Bienal de Venecia (Festival de Danza), en el Teatro Nacional de Chaillot de París y la Casa de la Danza de Estocolmo. Ahora, esa estética entra en el repertorio de la Compañía Nacional de Danza con la creación de “Nippon-Koku (que puede traducirse como “Estado de Japón), con música de Luís Miguel Cobo y vestuario de David Delfín. La dramaturgia es de Pablo Gisbert y la escenografía de Enric Planas. La coreografía está firmada por Morau en colaboración con los propios bailarines de la CND.

 

FICHA: Nippon-Koku. Estreno absoluto por la Compañía Nacional de Danza. Del 8 al 16 de de febrero. Naves del Español – Matadero Madrid.

(De martes a sábado: 20 horas y domingos: 19 horas).

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