Mundos inventados, literatura ‘a la última’

Leila Guerriero, Héctor Abad, Guadalupe Nettel, Claudia Piñeiro, Carme Riera, Gutiérrez Aragón, Vila-Matas, Millás y Vicent ‘convivirán’ en la contraportada

Fotografía elegida por Isabel Muñoz para la serie La foto de mi vida.

La última página de EL PAÍS este verano será un relevo de mundos inventados a cargo de nueve escritores latinoamericanos y españoles. Series de relatos en torno a un tema principal quedarán planteados por Leila Guerriero, Héctor Abad Faciolince, Guadalupe Nettel, Claudia Piñeiro, Carme Riera, Enrique Vila-Matas, Manuel Gutiérrez Aragón, Juan José Millás y Manuel Vicent.

Mañana empezará la argentina Guerriero, que aparta la crónica como el género que la ha consagrado y debuta en la ficción con cinco historias: “Reflejan, si no todo, al menos una parte del arco voltaico del amor y de su c...

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La última página de EL PAÍS este verano será un relevo de mundos inventados a cargo de nueve escritores latinoamericanos y españoles. Series de relatos en torno a un tema principal quedarán planteados por Leila Guerriero, Héctor Abad Faciolince, Guadalupe Nettel, Claudia Piñeiro, Carme Riera, Enrique Vila-Matas, Manuel Gutiérrez Aragón, Juan José Millás y Manuel Vicent.

Mañana empezará la argentina Guerriero, que aparta la crónica como el género que la ha consagrado y debuta en la ficción con cinco historias: “Reflejan, si no todo, al menos una parte del arco voltaico del amor y de su contracara, a veces inevitable”, explica. “Gente que se quiere pero que se desliza inevitablemente hacia la catástrofe final; gente que se quiere desesperadamente pero que no encuentra la manera de permanecer junta; gente cuyas relaciones se envenenan de desencuentros, de malentendidos, de pequeñas crueldades cotidianas. Cinco postales para una radiografía de las contradicciones de un sentimiento complejo, inasible, y por momentos oscuro”.

El colombiano Héctor Abad va de viaje y plantea historias a caballo entre la crónica y la ficción, relacionada cada una de ellas con una ciudad latinoamericana un día de la semana y con componente erótico: lunes, Montevideo; martes, Caracas; miércoles, Ciudad de México; jueves, Medellín…

La mexicana Guadalupe Nettel se adentra en la familia: “Una de las que caracterizaron los años setenta, que pasa varios veranos consecutivos en la casa de playa de la abuela paterna. Cada uno de los cinco cuentos tomará el punto de vista de uno de los miembros de la familia, sus recuerdos personales de aquellas vacaciones y su propia versión de los hechos”.

La argentina Claudia Piñeiro nos invita a degustar sus Miniaturas negras. “Son pequeños relatos negros. O policiales, como decimos por estos pagos. Miniaturas porque son breves pero también porque se meten con el crimen en lo cotidiano. No hay grandes asesinos, ni asesinos seriales. Quien mata puede ser ese vecino con el que uno se saluda cada mañana, o una madre del colegio de tus hijos. O el criminal puede ser uno mismo. Alguien que no estaba destinado a serlo, pero que por alguna circunstancia da un paso más allá de la línea que creía imposible de cruzar”.

El español Gutiérrez Aragón abordará su reto en Cinco piezas fáciles, “como rezaba aquel título de película”, adelanta. “En realidad, el principal alimento del cerebro son las historias, no importa de qué forma. Así que estas son unas narraciones en las que la propia narración es protagonista, aunque tenga un formato y una manera tradicionales. Tienen lugar en el ámbito de un país poco conocido, pero real. Y es que la realidad se dice de muchas maneras, como los metafísicos medievales decían del ser”.

Los sábados quedan a cargo de Juan José Millas con historias animadas de Internet: “Relatos con personajes que merodean por la Red pero ajenos a ese fenómeno, intrusos en ese universo”.

Vicent conserva su espacio del domingo para adentrarse en el tiempo: “De acuerdo con la teoría de Platón de que aprender no es otra cosa que recordar, en esta sección Ayer y yo trato de expresar que los viejos mitos de nuestra vida no han cambiado, salvo en los nuevos ritos con que se manifiestan hoy”, asegura. “También podría titularse Tranvía de regreso, un modo de transporte que después de medio siglo vuelve y pasa por los mismos lugares y se encuentra con los cambios, las diferencias o con el tiempo detenido, con el sexo, la política, la sociedad, el deporte, la educación, como si no hubiera pasado nada”.

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