cámara oculta

Bajando persianas

En TVE no han recuperado la costumbre de ciclos de películas en versión original

Hace unos días, en el festival de Estambul, un crítico fue detenido por protestar ante la fachada de un cine que amenazaba con el cierre. Le acompañaba, entre otros, el director Costa Gavras, a quien la policía respetó dejándole en libertad, quizás para que siguiera rodando películas… aunque luego no tuviera dónde proyectarlas. Le quedaría probablemente la televisión turca, en la española sería impensable.

Hace tiempo que TVE dejó de emitir películas independientes que no alcancen cuotas masivas de audiencia, optando en su lugar por un cine norteamericano, con frecuencia menor o simplem...

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Hace unos días, en el festival de Estambul, un crítico fue detenido por protestar ante la fachada de un cine que amenazaba con el cierre. Le acompañaba, entre otros, el director Costa Gavras, a quien la policía respetó dejándole en libertad, quizás para que siguiera rodando películas… aunque luego no tuviera dónde proyectarlas. Le quedaría probablemente la televisión turca, en la española sería impensable.

Hace tiempo que TVE dejó de emitir películas independientes que no alcancen cuotas masivas de audiencia, optando en su lugar por un cine norteamericano, con frecuencia menor o simplemente malo. Con tal decisión, unida a la escasa lucha contra la piratería y el malévolo ivazo que ha puesto el precio de la entrada por las nubes, se ha acabado por ahogar a las distribuidoras cinematográficas especializadas, además de seguir empobreciendo culturalmente a nuestro país. En TVE han recuperado la emisión de la misa católica pero no aquella costumbre de ciclos de películas en versión original que tantas lagunas culturales fue cubriendo a lo largo del tiempo. Veíamos películas de todo tipo y de todos los países, era como tener un buen festival en casa. Pero aquello lo zanjaron.

Como consecuencia ahora se nos va la distribuidora Alta Films tras un historial ejemplar, ya glosado en este periódico, mediante el cual ayudó a ponernos cinematográficamente a la civilizada altura de cualquier país culto del entorno. En definitiva, nos quitan el pan y también el circo. Afortunadamente para los jóvenes que practican la “movilidad exterior” de Fátima Ibáñez podrán ver en el exilio todas esas películas de las que aquí estaremos privados. Y menos mal que aún quedan en España algunas distribuidoras ­­–Golem, Avalon, por ejemplo– que, aunque más pequeñas que Alta Films, mantienen la esperanza de sobrevivir al desastre. Ojalá lo consigan y por mucho tiempo. Aunque mientras tanto, como decíamos, el empobrecimiento es aún más descorazonador con el cierre de Alta Films, la distribuidora de Enrique González Macho, víctima, como él mismo dice, de la ausencia de una política audiovisual sensata y eficaz. Tiempos de desastres.

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