La Alhambra abre al público las habitaciones de Washington Irving
Las estancias se podrán visitar los martes, miércoles, jueves y domingos, de 8.30 a 18.00
El Patronato de la Alhambra y Generalife abre este mes al público las habitaciones del emperador, también conocidas como habitaciones de Washington Irving, un espacio habitualmente cerrado a la visita pública por su especial fragilidad.
Según ha informado el Patronato en un comunicado, durante este mes todos los martes, miércoles, jueves y domingos, de 8.30 a 18.00, los visitantes que accedan al conjunto monumental tendrán además la oportunidad de conocer estas estancias.
En el contexto de adecuación del palacio islámico a sus nuevos usos cristianos se entienden las habitac...
El Patronato de la Alhambra y Generalife abre este mes al público las habitaciones del emperador, también conocidas como habitaciones de Washington Irving, un espacio habitualmente cerrado a la visita pública por su especial fragilidad.
Según ha informado el Patronato en un comunicado, durante este mes todos los martes, miércoles, jueves y domingos, de 8.30 a 18.00, los visitantes que accedan al conjunto monumental tendrán además la oportunidad de conocer estas estancias.
En el contexto de adecuación del palacio islámico a sus nuevos usos cristianos se entienden las habitaciones que se construyeron en época cristiana en lo que era conocido como el prado, cercano a la Sala de Dos Hermanas.
En ese espacio se proyectó la construcción de una serie de habitaciones que unían el Palacio de los Leones con el de Comares.
La construcción de estas habitaciones está atribuida a la época de Carlos V aunque algunos investigadores han señalado unas posibles intervenciones en la época de los Reyes Católicos.
La primera estancia, conocida como Despacho del Emperador, conserva una chimenea y un artesonado, realizado en 1532 por Pedro Machuca y a continuación una antecámara por la que se accede a los dormitorios reales.
Sobre la puerta se conserva una placa de mármol colocada en 1914 en recuerdo al célebre escritor norteamericano Washington Irving, quien se hospedó en las salas conocidas como Salas de las Frutas.
Entre 1535 y 1537, Julio Aquiles y Alejandro Mayner, cercanos a Rafael, fueron los encargados de pintar las paredes de estas estancias.