Los versos se fugan de la cárcel

Cosmopoética saca la poesía a la calle y la lleva hasta la prisión de Córdoba

Desde hace siete años, Córdoba es invadida, cíclicamente, por una fiebre poética severa. En la cuna de Góngora, siluetas negras de hombres armados de paraguas y tocados con bombines se asoman por las esquinas. Es el logotipo, inspirado directamente en la pintura surrealista de René Magritte, del festival Cosmopoética, que termina mañana. El certamen se empeña en sacar la poesía de los anaqueles para echarla a la calle. Y ya salpica plazas y esquinas. Tampoco se olvida de las cárceles. Hoy, en la prisión de Córdoba, el poeta Marcos Ana (Salamanca, 1920), que pasó media vida entre las rejas fran...

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Desde hace siete años, Córdoba es invadida, cíclicamente, por una fiebre poética severa. En la cuna de Góngora, siluetas negras de hombres armados de paraguas y tocados con bombines se asoman por las esquinas. Es el logotipo, inspirado directamente en la pintura surrealista de René Magritte, del festival Cosmopoética, que termina mañana. El certamen se empeña en sacar la poesía de los anaqueles para echarla a la calle. Y ya salpica plazas y esquinas. Tampoco se olvida de las cárceles. Hoy, en la prisión de Córdoba, el poeta Marcos Ana (Salamanca, 1920), que pasó media vida entre las rejas franquistas, ha ofrecido un recital a los presos, en compañía de otros dos poetas: el colombiano William Ospina y el nepalí Yuyutsu R. D. Sharma.

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"Yo soy hijo de jornaleros, casi analfabeto. Pasé 23 años en la cárcel. Media vida. Toda mi juventud. Pero en prisión también aprendí. Por eso os pido que tengáis esperanza. Sois mis compañeros, independientemente de que nuestras experiencias hayan sido distintas", le ha dicho Marcos Ana a un auditorio de medio centenar de personas. Entre ellos, una veintena de internos participantes en un taller de poesía realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba y la ONG CIC Batá. Los presos también han leído sus propios trabajos, escritos en reclusión.

Ospina ha echado mano de sus poemas de naturaleza salvaje y horizontes infinitos. Imágenes opuestas a los muros miopes que le rodeaban ayer. Sharma ha recitado sus versos en inglés, que transportaron a todos a la cordillera del Himalaya, "una especie de prisión para Nepal", ha dicho. Marcos Ana no ha tenido que imaginar. Ha desempolvado sus rimas carcelarias y ha agarrado a la audiencia por la garganta. Biografía, Mi corazón es patio, Pequeña carta al mundo y, por supuesto, La vida. "Este poema lo escribí cuando ya llevaba 22 años en prisión y prácticamente estaba olvidando lo que era vivir", les ha explicado a los internos. Si el primer verso de La vida, "Decidme cómo es un árbol", es también el título de su autobiografía, los últimos del poema, "No puedo seguir: escucho los pasos del funcionario", casi gritados en un susurro al micrófono por Marcos Ana, han provocado el aplauso de todos.

Poemas en toda la ciudad

En la prisión, en las plazas, en los institutos. Cosmopoética vive en todo tipo de escenarios. Medio centenar de artistas, entre poetas y músicos, participan en ellos. Entre los nombres internacionales que acuden este año se encuentran el francés Michel Houellebecq, el estadounidense y premio Pulitzer Robert Hass, el holandés Cees Nooteboom, la costarricense Ana Istarú, el italiano Edoardo Sanguinetti y el argentino Arnaldo Calveyra. El miércoles, Calveyra (Entre Ríos, 1929) no daba crédito de la experiencia. Abría sus enormes ojos azules y exclamaba con una sonrisa: "Es un milagro. Sacar a un poeta de su piso y traerlo acá. Sacarme a mí es un milagro". Autor de libros de versos, relatos y obras de teatro, acababa de ofrecer un recital en la facultad de Filosofía y Letras, en un aula llena de estudiantes. Junto a él, leyeron sus poemas William Ospina y el muy mediático Michel Houellebecq, el escritor francés de Las partículas elementales y Plataforma, que ha sido el invitado estrella de esta edición.

La facultad de Filosofía y Letras es sólo un punto más. Un paseo por las callejuelas de la Judería supone una lectura inesperada de versos de Miguel Hernández. Aquí y allá, los vecinos han colgado de sus balcones pancartas de colores con extractos de la obra del poeta alicantino, cuyo centenario se celebra. Córdoba ofrece otras muestras de cómo la poesía puede imbricarse en el escenario urbano con artes como la pintura. Así, la intervención pictórica El jardín de la inocencia, ha cubierto de negro las fachadas encaladas de un palacio renacentista, decorando de versos y motivos vegetales un rincón de su jardín. El pintor Miguel Gómez Losada ha dirigido la obra con otros tres artistas y nueve poetas cordobeses que han prestado líneas de sus obras.

Asimismo, la videocreación y, especialmente, la música, encajan. Germán Coppini, Ariel Rot, Fran Nixon, Josele Santiago, Morente o Astrud, son algunos de los músicos y bandas que se incluyen en el programa. Sólo es un ejemplo más de un viento de poesía. Como el que ha vivido hoy la prisión de Córdoba con Marcos Ana.

Una cabalgata por las calles céntricas de Córdoba, donde se celebra Cosmopoética.EFE
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