La mitad de las especies de anfibios está en peligro de extinción
Un macroinforme desvela que, de seguir a este ritmo, dos de cada tres especies podrían desaparecer en los próximos años
Los anfibios (ranas, salamandras, cecilias...) son el grupo de animales más amenazados del planeta. Todo parece estar en contra de su supervivencia: sus hábitats se han visto reducidos y deteriorados por el avance de la agricultura, la industria maderera o las infraestructuras humanas. En las dos pasadas décadas, una serie de patógenos los ha diezmado. Y en lo que va de siglo, el cambio climático amenaza con darles la puntilla. Un informe en el que han participado más de un centenar de científicos, con datos de otros 900 de to...
Los anfibios (ranas, salamandras, cecilias...) son el grupo de animales más amenazados del planeta. Todo parece estar en contra de su supervivencia: sus hábitats se han visto reducidos y deteriorados por el avance de la agricultura, la industria maderera o las infraestructuras humanas. En las dos pasadas décadas, una serie de patógenos los ha diezmado. Y en lo que va de siglo, el cambio climático amenaza con darles la puntilla. Un informe en el que han participado más de un centenar de científicos, con datos de otros 900 de todo el mundo, concluye que hay que darse prisa si queremos salvarlos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) mantiene la Lista Roja con el estado de conservación de toda la vida conocida. La prestigiosa revista Nature acaba de publicar la segunda Evaluación Global de los Anfibios (EGA) para esta lista roja. En 2004 se publicó la primera. Y los autores del informe han podido comparar como le ha ido a las más de 8.000 especies de ranas, sapos, tritones y demás en lo que va de siglo. La nueva EGA apenas tiene buenas noticias, aunque las hay.
De seguir a este ritmo, dos de cada tres especies podrían desaparecer en los próximos años. El informe muestra que casi el 41% de todas las especies de anfibios que han sido evaluadas son vulnerables, están en peligro o en peligro crítico de extinción (las tres peores categorías de la clasificación de la Lista Roja previas a la extinción). Esta cifra contrasta con el 26,5% de los mamíferos, el 21,4% de los reptiles y el 12,9% de las aves. La EGA de 2004 estimó un porcentaje algo inferior, de un 39,4%. Pero hay que tener en cuenta que en la nueva evaluación ha añadido 2.286 especias al catálogo no analizadas en la primera. Eso hace que el número real de especies amenazadas haya aumentado.
Las amenazas también han aumentado. Con datos que se remontan a 1980, la agricultura ha sido la tradicional amenaza global. Cuatro de cada cinco especies se han visto afectadas por su avance. El sector maderero y las carreteras, vías férreas, presas... han interferido en casi la mitad de las especies. En la EGA de 2004 ya se mencionaba a los patógenos como una amenaza relevante. La mayor la representaba el hongo quitrido de los anfibios, que infecta a las ranas hasta pararles el corazón. Ha diezmado a decenas de especies en este tiempo. Aunque descrito por la ciencia en 1999, debe llevar décadas asolando las poblaciones de anfibios. Pero la nueva EGA destaca a los efectos del cambio climático, que ya han empeorado la situación del 39% de las especies, como el principal peligro para el futuro.
Los sapitos tepuyanos y las ranas marsupiales son dos de las especies a las que el cambio climático podría llevar a la extinción. Son endémicas de unas formaciones elevadas en forma de mesetas o montañas planas aisladas propias de Venezuela, y en menor medida en Guyana y Brasil. Son los tepuyes y desde uno de ellos cae el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. En estas alturas viven estas dos especies de anfibios cuyo aislamiento los hace únicos en el mundo. El calentamiento global está afectando a su hábitat de forma extrema, reduciendo la humedad y cubierta vegetal. Su problema es que no tienen adonde ir. Otros seres vivos han respondido al cambio climático yéndose más al norte o más arriba. Pero los tepuyes ya no pueden ir más arriba. Y descender esas paredes verticales de más de 2.000 metros no parece una buena alternativa.
“Los anfibios están desapareciendo más rápido de lo que podemos estudiarlos”Kelsey Neam,especialista del grupo de anfibios en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
Kelsey Neam, coautora del informe y especialista del grupo de anfibios en la Lista Roja, alerta de que “los anfibios están desapareciendo más rápido de lo que podemos estudiarlos”. Su colega Ariadne Angulo, coautora del trabajo y copresidenta del grupo de especialistas en anfibios de la UICN destaca cómo “la segunda evaluación global de anfibios confirma nuestras sospechas de que la disminución y extinción global de anfibios han continuado sin cesar”.
Entre los anfibios hay tres grandes grupos, los anuros (ranas y sapos), los caudados (salamandras, tritones) y los cecílidos, que recuerdan a las lombrices y solo se encuentran en las zonas tropicales de América. Hasta no hace mucho, las ranas y sapos eran el orden más amenazado, sin embargo, en lo que va de siglo, las salamandras les han tomado el relevo: tres de cada cuatro ya aparecen como amenazadas en la Lista Roja.
Por grandes regiones geográficas, las que acumulan más especies amenazadas son las islas del Caribe, Centroamérica, la franja tropical de los Andes, las selvas de Camerún, Nigeria y Madagascar, ya en África, y en Asia, lo peor está sucediendo en las cadenas montañosas tropicales de India y Sri Lanka. Oceanía es la única gran región del mundo donde los anfibios han mejorado su situación. En ello influye que el hongo quitrido de los anfibios no ha llegado a Papúa Nueva Guinea. En Europa, preocupa la emergencia de otro hongo, el Bsal, que esta vez ataca a las salamandras. Norteamérica alberga las comunidades de salamandras más biodiversas del mundo. Existe una gran preocupación por la posible llegada del patógeno al país americano. “El Bsal aún no se ha encontrado en Estados Unidos, pero, dado que tanto el ser humano como otros animales pueden favorecer su dispersión, quizás solo sea cuestión de tiempo que llegue una segunda oleada de esta enfermedad letal para las salamandras” dice la ecóloga del Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y también miembro de la UICN.
En cuanto a la situación en España, la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales y coautora del trabajo, Patricia Burrowes dice que “el norte de España, que se distingue por ser más húmedo, alberga el mayor número de especies amenazadas y allí el efecto de enfermedades infecciosas emergentes como los hongos quítridos (Bd y Bsal) y ranavirus han tenido un efecto muy detrimental en algunas especies que son muy susceptibles”.
La EGA 2004 cifra en 798 las especies que podrían desaparecer, si no lo han hecho ya, en los próximos años. Pero también ha encontrado 120 especies que han mejorado su estado, bajando al estado de Preocupación Menor de la Lista Roja. 57 de ellas mejoraron sin ayuda humana, recuperándose del azote de los hongos. Pero el resto de recuperaciones, casi todas concentradas en Costa Rica, Malasia e India, se deben a políticas activas de protección del hábitat aplicadas en lo que va de siglo. Quizá ese sea el camino para salvar a las ranas.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.