Dos fuertes llamaradas consecutivas avisan del aumento de actividad del Sol
El máximo solar se estaría adelantando, lo que provoca que haya más fenómenos eruptivos que ponen en alerta los sistemas de comunicación terrestres
Dos poderosas llamaradas solares consecutivas han afectado a las comunicaciones terráqueas y se convierten en otra nueva muestra de que se está adelantando el pico de actividad de nuestra estrella. La agencia del Gobierno de EE UU para el clima espacial ha explicado que esta fulguración “probablemente causó la degradación o la pérdida total de las comunicaciones” en la región de Norteamérica, que en ese momento miraba hacia el Sol.
En la medianoche del sábado al domingo, ...
Dos poderosas llamaradas solares consecutivas han afectado a las comunicaciones terráqueas y se convierten en otra nueva muestra de que se está adelantando el pico de actividad de nuestra estrella. La agencia del Gobierno de EE UU para el clima espacial ha explicado que esta fulguración “probablemente causó la degradación o la pérdida total de las comunicaciones” en la región de Norteamérica, que en ese momento miraba hacia el Sol.
En la medianoche del sábado al domingo, la NASA detectó una “fuerte” erupción que fue clasificada de tipo X, la más severa, cuya imagen captó a través de su Observatorio de Dinámica Solar. Esta fulguración se complicó cuando dos poderosas eyecciones de masa coronal se fusionaron al desprenderse del Sol, según informa SpaceWeather, dando como resultado un fenómeno más potente. Un nuevo modelo del Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA (Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos) muestra que la segunda eyección, más rápida, superaba y canibalizaba a la primera, lo que podría convertir la suma de ambas en una tormenta geomagnética que, según el pronóstico, llegaría a la Tierra el 8 de agosto.
Unas 42 horas después, el lunes 7, a las 18.46 hora peninsular española, la NASA captó otra “fuerte llamarada solar”. “La imagen muestra un subconjunto de luz ultravioleta extrema que resalta el material extremadamente caliente de las llamaradas”, explica en su comunicado. Por su parte, la NOAA ha detallado que una fulguración afectó a la Tierra en un evento que “alcanzó su punto máximo a las 20.46 UTC [22.46 hora peninsular española] el 7 de agosto y probablemente causó la degradación o la pérdida total de las comunicaciones de radio de alta frecuencia en el lado de la Tierra iluminado por el Sol mientras duró la llamarada”.
La zona de la Tierra afectada por el apagón de radio fue Norteamérica y el Pacífico, ya que comenzó alrededor de las 20.37 UTC sobre la costa oeste de México y terminó aproximadamente a las 21.51 UTC sobre la costa este de Hawái. Según la agencia encargada del clima espacial, el evento fue de tipo R3, es decir, un “fuerte apagón” en una escala que va de R1 (menor) a R5 (extremo).
Este segundo fogonazo también es de tipo X, y de similar fuerza que la anterior: aquella fue clasificada como X1.6 y la más reciente como X1.5 (aunque es posible que su intensidad fuera mayor, debido a su ubicación en un extremo de la estrella, desde la perspectiva terrestre). Las categorías dependen de la energía liberada: hay cinco y la X es la máxima. La NASA explica que el número proporciona más información sobre su fuerza y puede llegar a un máximo de 10.
“La llamarada de X1.5 provocó un evento de apagón de radio en el lado iluminado de la Tierra (la mayor parte de EE UU, Canadá y el Océano Pacífico). Las frecuencias por debajo de 5Mhz fueron las más afectadas y las señales de navegación se degradaron”, confirmó el físico solar Keith Strong en un tuit.
En ambos casos, la llamarada surgió desde la misma mancha solar, catalogada como región 3386. Aunque las manchas solares no son lo mismo que las erupciones, sí que existe una relación entre ambos fenómenos solares. Que haya un mayor número de manchas solares significa “más actividad y que la probabilidad de que salte algo es mayor”, como explicaba recientemente Consuelo Cid, científica principal del Servicio Nacional de Meteorología Espacial.
Las llamaradas solares son poderosas explosiones de energía, explica la NASA, y pueden afectar las comunicaciones por radio, las redes de energía eléctrica, las señales de navegación y presentar riesgos para las naves espaciales y los astronautas.
El ciclo solar actual indicaba que el pico de intensidad debía llegar en 2025, pero todos estos fenómenos apuntan a que ese máximo solar llegará a finales de 2023 o principios de 2024, lo que supondría un “evento terminator”, según los especialistas. Ese fenómeno terminador ocurre cuando el habitual ciclo solar de 11 años finaliza abruptamente, al cambiar la polaridad de la estrella, y el nuevo periodo arranca con más intensidad, provocando tormentas geomagnéticas que golpean a la Tierra provocando apagones, pero también espectaculares auroras boreales en latitudes inesperadas.
En junio de este año, la NOAA explicaba que el ciclo solar se había acelerado mucho más de lo previsto por los científicos, produciendo más manchas solares y erupciones de lo que los expertos habían pronosticado, según recoge EFE. Por tanto, estos eventos solares seguirán aumentando a medida que nuestra estrella se acerque al máximo solar. “Aunque estamos viendo una mayor actividad en el Sol, esperamos que este ciclo solar sea promedio en comparación con los ciclos solares del siglo pasado”, tranquilizó la NOAA a través su servicio de meteorología espacial.
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