La razón por la que la ómicron parece mucho más leve
Nuevos estudios indican que la última variante del coronavirus no tiene una gravedad intrínseca radicalmente menor, sino que es capaz de reinfectar a las personas que ya tienen buenas defensas
La ómicron no es una versión de fogueo del coronavirus. Los últimos estudios sugieren que la variante que está conquistando el mundo no tiene una gravedad intrínseca radicalmente menor, sino que la ómicron está infectando a una población con características singulares. Estos días coexisten la variante delta, identificada hace un año en la India, y ...
La ómicron no es una versión de fogueo del coronavirus. Los últimos estudios sugieren que la variante que está conquistando el mundo no tiene una gravedad intrínseca radicalmente menor, sino que la ómicron está infectando a una población con características singulares. Estos días coexisten la variante delta, identificada hace un año en la India, y la pujante ómicron, detectada hace un mes en Sudáfrica. Multitud de científicos intentan comparar el riesgo de hospitalización en un grupo de personas similares, pero la mitad de ellas infectadas por ómicron y la otra mitad, por delta. En esos análisis parece que el riesgo de la nueva variante es menor, pero un estudio del Imperial College de Londres publicado el miércoles muestra la clave: hasta un 40% de los casos de la ómicron podrían ser en personas que ya han pasado la covid, frente al 8% de delta. Las dos variantes son muy contagiosas entre los no vacunados, pero la ómicron además es capaz de infectar a muchas más personas que ya tienen buenas defensas, por eso parece menos grave.
La gran pregunta es si la nueva variante es realmente más leve que las anteriores. El biólogo estadounidense Marm Kilpatrick es contundente: “La respuesta corta es que todavía no lo sabemos”. El informe del Imperial College muestra que la probabilidad de acabar en el hospital con la ómicron es hasta un 45% menor que con la delta. Sin embargo, si se descuenta el efecto del mayor número de casos leves fruto de reinfecciones, los autores calculan que la probabilidad de terminar ingresado con la ómicron podría ser solo entre un 2% y un 35% menor que con la delta. “Esta pequeña diferencia en la gravedad sería largamente superada por la gran cantidad de casos causados por la ómicron, que darán lugar a muchas hospitalizaciones. Si realmente es más leve, no es mucho más leve, así que no es un motivo para ser complacientes frente al aumento de casos de la ómicron”, advierte Kilpatrick, de la Universidad de California en Santa Cruz (EE UU).
El problema es el tamaño de la ola que viene. Si la probabilidad de acabar en el hospital con la ómicron fuera incluso un 50% menor que con la delta, pero los casos se duplican cada dos días, en dos días habría el mismo número de ingresados con covid, según ha expuesto la epidemióloga Deepti Gurdasani, de la Universidad Queen Mary de Londres. Y los casos de la ómicron, efectivamente, se han estado duplicando cada dos días en muchos países. El Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington calculó el miércoles que 3.000 millones de personas se infectarán con la nueva variante en los próximos tres meses. Si estas estimaciones se confirman, en el siguiente trimestre habrá tantos casos como en dos años de pandemia.
Si realmente es más leve, no es mucho más leve, así que no es un motivo para ser complacientesMarm Kilpatrick, biólogo estadounidense
Al margen de la incertidumbre sobre la auténtica gravedad intrínseca de la ómicron, la buena noticia es que sus efectos en el mundo actual son mucho menores, gracias a la combinación de la vacunación, las defensas naturales por infecciones previas y esa posible mayor levedad del virus. Los modelos de la Universidad de Washington calculan que el 90% de los casos de la ómicron serán asintomáticos, frente al 40% de las anteriores variantes.
El análisis del Imperial College constata que las personas con al menos dos dosis de las vacunas de Pfizer, Moderna o AstraZeneca siguen “considerablemente protegidas” frente a la covid grave, aunque la ómicron tiene una mayor capacidad que la delta para provocar infecciones leves en los vacunados. El estudio muestra que, si una persona vacunada con dos dosis de Pfizer se infecta, su probabilidad de tener síntomas graves es un 80% menor que la de una persona no vacunada infectada con la variante delta. Con dos dosis de AstraZeneca es alrededor de un 65% menor. La tercera dosis, además, eleva la protección, que tiende a reducirse con el tiempo. En España, casi el 100% de los mayores de 70 años están vacunados. Esa es la principal razón de que los casos positivos hayan superado el récord de la pandemia —60.000 casos diarios registrados— sin observarse un aumento paralelo en las hospitalizaciones.
El Instituto Nacional para las Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica calculó el martes que el riesgo de hospitalización por la ómicron es un 80% menor que con la delta, pero su estudio compara la ola actual con la de hace cinco meses, cuando el porcentaje de vacunados era menor y además había una menor inmunidad natural por infecciones previas. El análisis sudafricano no compara la gravedad de los casos actuales de la ómicron y la delta, como sí hace el informe del Imperial College.
Un análisis preliminar de los datos de Escocia apunta en la misma dirección. Los casos de la ómicron tienen un riesgo de acabar en el hospital que es un 60% inferior al de los de la delta, un efecto atribuible a la mayor capacidad de la nueva variante para infectar a personas que ya tienen defensas naturales. El estudio escocés, publicado por la Universidad de Edimburgo el miércoles, sugiere que la tercera dosis de la vacuna reduce un 57% el riesgo de tener una infección sintomática respecto a tener solo dos dosis puestas hace más de seis meses. Los autores también calculan que la capacidad de la ómicron para reinfectar a personas que ya han pasado la covid multiplica por 10 la de la delta.
No hay datos suficientes para saber si la ómicron es intrínsecamente menos grave que la deltaFrode Forland, médico noruego
Uno de los brotes de la ómicron mejor estudiados ocurrió el 26 de noviembre en una fiesta en Oslo (Noruega). Al menos 81 de los 117 participantes acabaron infectados y solo hubo un caso asintomático. El resto, con una media de 38 años y la pauta completa de vacunación, tuvo sobre todo tos, fatiga, mocos, dolor de garganta y fiebre. El médico noruego Frode Forland explica que no consta ningún ingreso en el hospital, pero subraya que es pronto para sacar conclusiones. “No hay datos suficientes para saber si la ómicron es intrínsecamente menos grave que la delta”, advierte Forland, del Instituto Noruego de Salud Pública.
El médico se declara “muy preocupado” por la abrumadora transmisibilidad de la nueva variante. “Tanta gente infectada en tan poco tiempo provocará un pico muy alto y tendremos dificultades para tratar a tanta gente, aunque la ómicron fuera realmente más leve”, alerta. El epidemiólogo William Hanage, de la Universidad de Harvard (EE UU), lo ha resumido con una frase muy gráfica en el diario británico The Guardian: “La diferencia entre una caricia y una bofetada es, en gran medida, la velocidad”.
Dos epidemiólogos del hospital madrileño de La Princesa, Joan Soriano y Julio Ancochea, y dos colegas italianos han calculado que el pico de esta ola en Europa se alcanzará el 15 de enero, con 400.000 casos diarios. “El debate sobre si la ómicron es más o menos grave es estéril, porque el virus sigue siendo muy malo. Te puede llevar a la UCI y matarte”, opina Soriano. “Además, la atención primaria y las consultas externas de los hospitales ya estaban muy saturadas, pero ahora están colapsadas”, advierte. Ese es uno de los efectos de la gran transmisibilidad de la ómicron: en Londres, el 7% de los médicos está de baja por covid o por haber sido contacto estrecho de algún caso.
A Soriano le preocupa, además, la covid persistente: los síntomas que pueden permanecer durante meses, ya sean problemas respiratorios, cansancio o una niebla mental que dificulta la lectura. “Una de cada seis infecciones sintomáticas acaba en covid persistente”, señala Soriano, citando datos de las anteriores variantes, porque todavía es pronto para conocer los efectos de la ómicron a largo plazo. “La gente juega a la Lotería de Navidad pensando que le va a tocar, aunque la probabilidad de ganar el premio gordo es una entre 100.000. Sin embargo, supone que no le va a tocar la covid persistente, que es una de cada seis. Los humanos evaluamos muy mal el riesgo”, zanja el epidemiólogo.
La matemática Sarah Rasmussen, analista de la pandemia en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), también cree que es pronto para saber si la nueva variante realmente es menos grave en igualdad de condiciones. “Parece que hay débiles indicios de que ómicron podría ser intrínsecamente más leve, pero a mi juicio no hay suficientes pruebas”, señala Rasmussen. “Para responder a esta pregunta con certeza, será útil ver los futuros datos de ómicron y delta en los países en los que hay una cantidad sustancial de personas mayores que no están vacunadas ni han tenido infecciones previas. Por ejemplo, es posible que EE UU acabe generando esos datos”, explica la investigadora.
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