Los lobos altruistas que conquistaron Eurasia
Nuevos fósiles muestran cómo una especie de lobo desarrolló un comportamiento compasivo con los miembros más viejos de la manada al mismo tiempo y en el mismo lugar que los primeros humanos
Una excavación llevada a cabo entre 1999 y principios de los 2000 encontró cinco cráneos humanos muy particulares en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia. Estos huesos tenían 1,8 millones de años y correspondían los primeros homínidos que salieron de África. De estas cinco calaveras, destacaba una, que perteneció a un individuo de entre 50 y 60 años (una edad muy avanzada en aquel entonces) y que durante la etapa final de su vida había perdido todos los dien...
Una excavación llevada a cabo entre 1999 y principios de los 2000 encontró cinco cráneos humanos muy particulares en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia. Estos huesos tenían 1,8 millones de años y correspondían los primeros homínidos que salieron de África. De estas cinco calaveras, destacaba una, que perteneció a un individuo de entre 50 y 60 años (una edad muy avanzada en aquel entonces) y que durante la etapa final de su vida había perdido todos los dientes. Este miembro, por tanto, dependía del resto del grupo para masticar la comida y seguramente no podría realizar muchas de las actividades diarias por sí mismo. Aun así, el clan lo alimentó y cuidó hasta el fin de sus días. Hoy este altruismo sería lo normal, pero en la época resultaba mucho más costoso. En el mundo animal, una de las únicas especies que ha demostrado un nivel de compasión similar son los actuales lobos pintados de la sabana africana. Un estudio reciente, publicado en la revista Scientific Report, ha determinado que los ancestros de esta especie ya se comportaban así hace 1,6 millones de años, y que esta actitud pudo ayudarles a conquistar un amplísimo territorio.
En 2018, un grupo de investigadores dirigido por Bienvenido Martínez Navarro, paleontólogo e investigador ICREA del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), encontró unos dientes de Canis (Xenocyon) lycaonoides en el yacimiento de Dmanisi. Este enclave se encuentra a 85 kilómetros al sur de Tiflis, la capital de Georgia, e históricamente ha sido lugar de paso entre Europa, Asia y África, tanto para animales como para humanos. Desde que comenzasen las excavaciones en 1983, en esta zona se han encontrado los ya mencionados cráneos humanos, así como huesos de rinocerontes, búfalos, caballos e incluso avestruces.
En 1995, el propio Martínez Navarro participó en la exhumación de unos restos de Canis (Xenocyon) lycaonoides en el yacimiento de Venta Micena, en Orce (Granada). Este individuo tenía un cráneo asimétrico y le faltaban algunos dientes, por lo que, en palabras del propio investigador, “había perdido mucha capacidad depredadora”. Esta carencia, sin embargo, no fue fruto de la edad. Una radiografía permitió ver que faltaban los alvéolos presentes en la raíz de todos los dientes, lo que indica que determinadas piezas bucales nunca estuvieron ahí. “Mientras los individuos están vivos, los huesos también están vivos y se van adaptando a las circunstancias. Si se pierde una pieza [dental], el alvéolo se cierra, porque por ahí pueden penetrar todo tipo de infecciones. En el caso de este animal, vimos que no se produjo esa reabsorción del alvéolo. Es decir: el animal nunca tuvo ese canino”, explica.
Pese a su complicada situación bucodental, este individuo vivió durante unos siete u ocho años, según estimaciones basadas en el desgaste de los dientes que sí tenía. “Si llegó a viejo es porque fue ayudado por sus congéneres, que le permitieron comer de las presas que cazaban”, asegura el experto. Este comportamiento, que sí que está bien documentado en los actuales lobos pintados africanos, ya se producía hace 1,6 millones de años, fecha de la que datan los restos de Orce. “Estos grupos estaban cohesionados, se cuidaba de los mayores, se protegían y se cuidaban unos a otros. Lo que parece es que hay un paralelismo en el comportamiento social altruista, e incluso compasivo, de los grupos humanos”, comenta el investigador.
Desde que comenzasen las excavaciones en 1983, en Dmanisi se han encontrado restos de homínidos, así como huesos de rinocerontes, búfalos, caballos e incluso avestruces.
Este altruismo de los licaones se descubrió con el hallazgo de 1995, aunque los restos encontrados en 2018 en Dmanisi permiten establecer una relación entre este comportamiento en los primeros humanos y los primeros lobos pintados. “Son dos especies que se encuentran en el mismo yacimiento, altamente sociales y altruistas y que además son dos especies altamente exitosas en cuanto a su dispersión y colonización de nuevos territorios”, compara Martínez Navarro. “Los primeros licaones aparecen en Asia, colonizan Europa y llegan también a África hace unos 1,8 millones de años. Es en el mismo momento en el que los grupos humanos aparecidos en África colonizan Eurasia”, remata el investigador.
En la actualidad, la mayor parte de los depredadores que viven en comunidades no permiten comer a los miembros que no participan en las cacerías, con la excepción de las crías. Martínez Navarro cita como ejemplo el caso de los leones: “Son una especie altamente social. Ves como participan en la cacería y cómo se organizan. Pero si uno no participa en la caza, los demás no autorizan que después pueda comer. Autorizan a los jóvenes, pero no a los adultos”. Según el investigador, no hay otra especie con un altruismo tan desarrollado como los lobos pintados y esta investigación sugiere que llevan actuando así millones de años.
“Las dos especies con más capacidades sociales son las más exitosas a la hora de dispersarse por el mundoBienvenido Martínez Navarro, autor del estudio
Jordi Agustí, profesor de investigación ICREA del IPHES, que no ha colaborado en esta investigación, considera que el trabajo confirma que esta especie estaba presente en Dmanisi: “Hasta ahora esta especie había sido citada en Dmanisi pero no había un estudio detallado que permitiese su comparación con los restos de otros yacimientos”. Según el paleontólogo, esta actitud no es exclusiva de estos lobos, ya que también se ve en algunos simios como los orangutanes. “En primates, este tipo de comportamientos entra dentro de una lógica de supervivencia de la especie; en carnívoros sociales es un poco más sorprendente”, dice. Agustí también destaca la importancia de conocer el ecosistema en el que se desenvolvía el ser humano tras dejar el continente africano. “Al fin y al cabo, los homínidos y los licaones compitieron entre ellos. Esto aporta información sobre cómo era el ecosistema donde se desarrollaron los primeros homínidos que salieron de África”, señala.
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