La pintura de un jabalí de hace 45.500 años es la obra de arte figurativo más antigua del mundo
El dibujo rupestre de 136 por 54 centímetros fue descubierto en una cueva de la isla de Célebes en Indonesia
La cueva de Leang Tedongnge, ubicada en la isla indonesia de Célebes, alberga la obra de arte más antigua del mundo conocida hasta ahora: un jabalí verrugoso de 136 centímetros de largo por 54 de alto pintado hace más de 45.500 años, según revela un artículo publicado este miércoles en la revista Science.
El lugar donde ha sido hallada esta pintura rupestre, descubierta por el arqueólogo Adam Brumm y un equipo de...
La cueva de Leang Tedongnge, ubicada en la isla indonesia de Célebes, alberga la obra de arte más antigua del mundo conocida hasta ahora: un jabalí verrugoso de 136 centímetros de largo por 54 de alto pintado hace más de 45.500 años, según revela un artículo publicado este miércoles en la revista Science.
El lugar donde ha sido hallada esta pintura rupestre, descubierta por el arqueólogo Adam Brumm y un equipo de científicos de la Universidad Griffith (Australia), forma parte de un valle cárstico de piedra caliza que había permanecido inexplorado hasta 2017, pese a que se encuentra muy cerca de Makassar, la ciudad más grande y poblada de la región. Brumm y su grupo fueron los primeros occidentales en visitar la zona: “Los lugareños dicen que antes de nosotros nadie distinto a ellos había entrado a estas cuevas”, cuenta Brumm.
El jabalí verrugoso, pintado con pigmentos minerales de color rojo, remplazó como la obra de arte más antigua a una escena de caza de hace 43.900 años, también descubierta por Brumm y su equipo en 2019 en una cueva vecina de la misma isla. El artículo revela que, cerca del animal, hay dibujados otros dos cerdos menos completos que parecen enfrentarse. “Estos nuevos descubrimientos añaden peso a la opinión de que las primeras tradiciones modernas del arte rupestre probablemente no surgieron en la Europa de la edad de hielo, como se creyó durante mucho tiempo, sino en algún momento anterior fuera de esta zona, tal vez en algún lugar de Asia o África, donde nuestra especie evolucionó”, dice Brumm.
Según los investigadores, esta pintura rupestre también proporciona la evidencia más temprana de humanos anatómicamente modernos en la isla de Célebes. “El hallazgo respalda la hipótesis de que las primeras poblaciones de Homo sapiens en asentarse en esta zona de Indonesia crearon representaciones artísticas de animales y escenas narrativas como parte de su cultura”, se lee en el artículo.
Para determinar la edad de los dibujos, los científicos utilizaron una técnica llamada series de uranio que consiste en no datar la pintura en sí misma, sino los procesos geológicos asociados a la actividad artística. Marcos García-Diez, profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid y codescubridor de las pinturas neandertales cántabras, explica que, por la circulación del agua, en esas cuevas se forman películas muy finas de calcita sobre las paredes de la roca: “Son esas láminas, que están por encima de la pintura, las que se datan. Por lo tanto, si se sabe cuantos años tiene esa calcita, se puede saber que la pintura estaba allí antes. En este caso, hace más de 45.500 años″.
García-Diez coincide con Brumm y su equipo en que estos hallazgos están cambiando el paradigma del arte rupestre. “Todo el mundo pensaba que las primeras obras de arte estaban en Europa, pero el descubrimiento de este jabalí confirma que las pinturas figurativas más antiguas y documentadas están al otro lado del mundo, en esas islas de Indonesia”.
García explica que las pinturas de signos, puntos y líneas que hay en Europa de hace aproximadamente 60.000 años no son consideradas arte figurativo y no fueron realizadas por Homo sapiens, sino por una especie anterior. “A diferencia de las de nuestro continente, todo indica que las pinturas descubiertas en Célebes pertenecen a las primeras poblaciones de humanos modernos que probablemente cruzaron esta isla para llegar a Australia hace 65.000 años”, afirma García.
Otro aspecto distintivo de estas pinturas es que en ellas no solo está dibujado el contorno como en la mayoría de figuras antiguas, sino que tienen líneas interiores. “No son pinturas de dos dimensiones; están coloreadas, tienen relleno”, dice García. Y continúa: “Con eso, los humanos de la época querían transmitir la idea de que el animal que estaban dibujando tenía masa, volumen, que no era una representación plana”.
Para el investigador español, la única controversia del hallazgo, que a su juicio no tiene duda en cuanto al método, la calidad de las muestras y el análisis químico, es que los autores del artículo insisten en que el jabalí es parte de una escena narrativa. “El artículo sugiere que, junto a este animal, hay otros dos cerdos menos completos que parecen enfrentarse. A mí esto no me parece que esté tan claro. Es un matiz, una cuestión de interpretación, de cómo leemos las figuras. Creo que es difícil intentar justificar una escena cuando el estado de conservación de las pinturas de los otros jabalíes no es buena. Creo que en vez de una escena, es una fotografía de la realidad, una representación fija”.
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