Veinte años de la retirada de Curro Romero

El torero dijo adiós a los ruedos el 22 de octubre de 2000 tras torear un festival en La Algaba

Curro Romero, en La Maestranza, el 4 de mayo de 2019.Julio Muñoz (EFE)

Este 22 de octubre se cumplen 20 años de la retirada de los ruedos del diestro Curro Romero, quien anunció su decisión tras participar en un festival benéfico en la localidad sevillana de La Algaba.

El dato no pasaría de ser una fecha señalada en la historia taurina si no fuera por las especiales circunstancias que concurrieron y la singular personalidad del llamado Faraón de Camas.

La noticia surgió por sorpresa pasadas las diez de la noche en el transcurso de una entrevista que el tor...

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Este 22 de octubre se cumplen 20 años de la retirada de los ruedos del diestro Curro Romero, quien anunció su decisión tras participar en un festival benéfico en la localidad sevillana de La Algaba.

El dato no pasaría de ser una fecha señalada en la historia taurina si no fuera por las especiales circunstancias que concurrieron y la singular personalidad del llamado Faraón de Camas.

La noticia surgió por sorpresa pasadas las diez de la noche en el transcurso de una entrevista que el torero concedió al programa Clarín de RNE. Visiblemente emocionado y con la voz entrecortada, comentó al periodista Fernando Fernández Román: “He estado pensando que ya no toreo más de forma oficial, y que solo actuaré a partir de ahora en algunos festivales”.

El anuncio corrió como la pólvora aquel 22 de octubre de 2000, pues nadie de su entorno conocía la decisión del torero y nada hacía presagiar la retirada definitiva.

A última hora de aquella noche, este periódico pudo hablar con Carmen Tello, entonces novia de Curro, quien confesó que acababa de conocer la noticia “por boca de un amigo de San Sebastián, que la ha oído en la radio, y me he quedado helada”. “Curro no se lo había dicho a nadie”, añadía Tello, “ni siquiera a mí, que a estas horas [once de la noche] aún no lo he localizado, y me voy a buscarlo para darle un abrazo”.

Carmen Tello aseguró que desconocía la causa de la retirada, aunque “Curro estaba muy machacado con todo lo que se ha dicho con motivo de su caída del cartel de la feria sevillana de San Miguel, el pasado mes de septiembre, por sus problemas de lumbalgia”.

Curiosamente, la historia había comenzado el 28 de enero del mismo año, cuando falleció Diodoro Canorea, empresario de la plaza de Sevilla, y su hijo, Eduardo, tomó las riendas de la gerencia maestrante.

Ese día murió también la entrañable relación personal y profesional que había existido durante más de 40 años entre Canorea y Curro, y ya nada fue igual.

Romero actuó en aquella Feria de Abril de 2000, pero los problemas surgieron en el ciclo de San Miguel, que se celebra al final del mes de septiembre, y en el que estaban anunciados Curro y Morante.

Algo extraño sucedió para que Romero se cayera del cartel la misma mañana del festejo a causa de una lumbalgia, y horas antes también había presentado un parte médico Morante, quien adujo que no se había recuperado de su última cornada.

Curro Romero y Carmen Tello se casaron el 16 de febrero de 2003 en Sevilla.Efe

Aquella circunstancia molestó sensiblemente a Eduardo Canorea, y días después lo expresó públicamente: vetó el festival benéfico de Andex (Asociación de Niños Enfermos de Cáncer), en el que se anunciaron los dos toreros ‘lesionados’ y que se iba a celebrar en la Maestranza el 22 de octubre.

Curro y Morante convocaron una rueda de prensa y coincidieron en que no estuvieron en San Miguel “por respeto a la afición”. El torero de Camas añadió que la represalia del empresario “nunca ha debido dañar al festival”, y fue tajante sobre el futuro: “Si el empresario no quiere contratarme el año que viene, allá él; si quiere hacer una barbaridad, no le arriendo la ganancia, pero yo no me voy a arrastrar porque no soy una caja de pescado”.

El festival se celebró finalmente en La Algaba y fue retransmitido por TVE. Horas después, Curro Romero hacía pública su retirada de los ruedos.

Curro se fue para siempre de los ruedos, y nunca ha explicado la razón, si es que la hubo, de su inesperada retirada. ¿Inesperada a punto de cumplir 67 años? Sin duda, si se tiene en cuenta que sólo unos meses antes había formado un alboroto en la feria de Jerez de la Frontera, donde había cortado un rabo en una tarde memorable.

Tras su retirada, Curro Romero no volvió a enfundarse un vestido de torear, pero no pudo esconderse del mundo y pasar desapercibido, como era su deseo.

El 1 de diciembre de 2001, día en el que cumplió 68 años, se inauguró un monumento a su memoria junto a los muros de la plaza de la Maestranza y a escasos metros de la Puerta del Príncipe. Una recoleta plaza cobija una estatua del Faraón que retrata el desplante ante el toro Flautino, al que le cortó las dos orejas la tarde del 30 de abril de 1984. A los pies del monumento, una leyenda: “Sevilla, a Curro”.

Dos años más tarde, el 16 de febrero de 2003, se casó con Carmen Tello después de que la boda la suspendiera unos días antes “por razones indeterminadas”, según un comunicado manuscrito que envió a la agencia Efe.

Para entonces, ya poseía la Medalla de Andalucía (1993), el nombramiento de Hijo Adoptivo de Sevilla (1997) y la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes (1997); y el 17 de enero de 2008, la Real Academia Sevillana de Bellas Artes lo nombró Académico de Honor. Tomó posesión el 5 de abril en el transcurso de un solemne acto en el que leyó, visiblemente incómodo dentro del recién estrenado chaqué y preso de los nervios, unos pocos folios a modo de discurso de ingreso que venía a ser su testamento artístico.

“El toreo es armonía y eso dicen que son también las bellas artes. Yo siempre lo entendí como una inspiración, como una forma de expresar el sentimiento, como lo muestra el compositor con sus notas o el pintor con sus pinceles”, dijo el torero.

Posteriormente, en 2014 recibió el premio taurino ‘Ciudad de Sevilla’, concedido por el Ayuntamiento de la capital andaluza; en 2018, la Universidad de Sevilla lo homenajeó con el V Premio de Cultura, y el 28 de febrero de 2020, convaleciente aún de un cáncer de laringe, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía por el Gobierno autonómico.

Felizmente recuperado de la enfermedad, Curro Romero sale poco de su nueva casa, cercana a su Camas natal, da paseos por el salón, y se entretiene viendo partidos de tenis por televisión.

Hoy, veinte años después de su definitiva retirada del toreo -no ha participado, siquiera, en un festival-, Curro Romero sigue siendo un mito.

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