“En un año habrá centenares de millones de dosis de la vacuna”
El médico español Pablo Tebas dirige en EE UU las pruebas en humanos de un medicamento experimental contra la covid-19 y asesora a su hermano Javier sobre la reanudación de LaLiga
Cuando el médico español Pablo Tebas se mudó a EE UU, en 1992, la primera causa de muerte entre los hombres jóvenes era el virus del sida, un patógeno que había saltado a los humanos desde los chimpancés en las selvas de África central. “No había tratamiento. Era terrible. Íbamos con bata blanca, pero yo me sentía como un cura, dando extremau...
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Cuando el médico español Pablo Tebas se mudó a EE UU, en 1992, la primera causa de muerte entre los hombres jóvenes era el virus del sida, un patógeno que había saltado a los humanos desde los chimpancés en las selvas de África central. “No había tratamiento. Era terrible. Íbamos con bata blanca, pero yo me sentía como un cura, dando extremaunciones. La gente se moría a diestro y siniestro”, recuerda el hoy investigador de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia. Pero en 1996 llegó el milagro científico. Un cóctel de medicamentos vació los hospitales y ayudó a las personas con VIH a llevar una vida prácticamente normal. “Creí que no me iba a tocar nunca más una pandemia de ese estilo y aquí estamos”, lamenta Tebas.
La esperanza de la humanidad está hoy en diez vacunas experimentales contra la covid-19 que ya se están probando en humanos. El científico español, nacido en Barcelona en 1961 y criado en Huesca, dirige uno de estos ensayos, el de la empresa biotecnológica estadounidense Inovio. Es la única de estas diez iniciativas que emplea una nueva tecnología que será revolucionaria si finalmente funciona. Los investigadores no inyectan coronavirus atenuados o muertos, ni siquiera fragmentos inofensivos del virus para entrenar sin riesgo a las defensas del organismo. La vacuna experimental de Inovio consiste en inocular ADN sintético, con las instrucciones necesarias para que sea la propia célula humana la que fabrique un fragmento del virus: las proteínas de sus espículas, responsables de su característica forma de maza medieval. “Tú te conviertes en la fábrica de la proteína que te inmuniza”, resume el médico, que también asesora informalmente a su hermano menor —Javier Tebas, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Profesional— para la reanudación del campeonato en España.
Pregunta. Esta sería la primera vacuna de ADN autorizada para cualquier enfermedad.
Respuesta. Se han hecho muchísimos estudios con vacunas de ADN, pero todavía no hay ninguna aprobada. A la gente le llama mucho la atención, como si fuera algo de ciencia ficción, pero cuando uno inyecta un virus atenuado lo que está haciendo es inyectar ADN, con una proteína alrededor. Si vacunas a un niño de la varicela le estás inyectando un virus que tiene ADN dentro. Y cuando te comes un filete estás comiendo ADN.
P. Hubo una encuesta en EE UU en la que el 80% de los participantes opinaba que habría que advertir en la etiqueta si un alimento contiene ADN.
R. Efectivamente. Y cuando te comes una tortilla de patatas te comes el ADN del pollo y el ADN de la patata.
“No hay ninguna compañía farmacéutica que pueda manufacturar 6.000 millones de vacunas. No hay. No existe”
P. ¿Qué tal está funcionando la vacuna experimental de ADN?
R. La vacuna funciona bien en ratones y en monos y ahora hay que probar que es segura y que la gente que la recibe genera una respuesta inmune. En este primer estudio participa gente sana, de entre 18 y 50 años. Yo creo que los estudios de fase 3, ya con miles de personas, empezarán en julio o en agosto. Ahí ya buscas saber si es eficaz, si previene la infección. Eso es más complicado de probar. Y cuando eso se pruebe tienes que vacunar a 6.000 millones de personas, que yo creo que es el problema más grande. Creo que a finales de año habrá ya estudios de fase 3 acabados, pero luego ¿cómo vacunas al 75% de la humanidad que necesitas vacunar? ¿Cómo vacunas a 40 millones de españoles? Es este momento no hay ninguna compañía farmacéutica que pueda manufacturar 6.000 millones de vacunas. No hay. No existe.
P. Tener la vacuna no es suficiente.
R. No. Si en el mundo somos casi 8.000 millones de personas, hay que vacunar al 75% si queremos que la pandemia se acabe. Y esto no lo puede hacer una compañía farmacéutica. Esto tiene que ser un acuerdo entre Gobiernos: el chino, que tiene mucha capacidad de manufactura, el de EE UU, los europeos. Manufacturar la vacuna tiene que ser una misión global.
P. ¿Cuándo cree que podría estar lista para la vacunación masiva?
R. Yo creo que en un año. Soy positivo. Creo que el ingenio de la gente que trabaja en la manufacturación de productos farmacéuticos es increíble. Y creo que en un año habrá centenares de millones de dosis de la vacuna, probablemente. Vacunar a 6.000 millones lo veo más complicado, pero a cientos de millones de personas sí. La cuestión entonces es a quién vacunamos primero. ¿A los trabajadores que están en primera línea? ¿A la policía, a los médicos, a las enfermeras, a la gente que trabaja en los hospitales, a la gente que tiene que ver a pacientes con covid-19? ¿A los que cuidan en las residencias de ancianos? ¿Cómo distribuyes la vacuna de manera que tengas el mayor beneficio socialmente? Ese será el problema más complicado después de demostrar que la vacuna funciona.
“La situación se puede poner complicada si a los países ricos les da por el arrebato nacionalista y dicen: Yo quiero la vacuna para mí y para los míos”
P. Los países ricos hicieron acopio del medicamento antigripal Tamiflu durante las epidemias de gripe aviar y de gripe porcina de hace más de una década y había escasez en los países pobres. ¿Podría volver a pasar con la vacuna contra la covid-19?
R. Los países ricos acumularon Tamiflu. Cuando tienes una vacuna es un poco lo mismo: la situación se puede poner complicada si les da por el arrebato nacionalista y dicen: “Yo quiero la vacuna para mí y para los míos”.
P. ¿Ustedes se han planteado, para ahorrar tiempo, infectar deliberadamente con el virus a voluntarios sanos previamente vacunados?
R. Hay gente que se presenta voluntaria para ello, pero es muy complicado desde el punto de vista ético. Si alguien se muere, ¿quién tiene la culpa? Esto se ha hecho a veces para probar vacunas, como algunas de la gripe y la malaria. Vacunas a un voluntario sano que no va a tener complicaciones y luego lo infectas. Pero con este virus yo he visto a mucha gente joven estar muy mal. Es un problema ético grande. Yo veo complicado infectar a propósito a personas sanas, pero se puede proponer. Si hubiera 200 millones de muertos estoy seguro de que ya estaríamos pensando en hacer algo así.
P. En la prensa deportiva se ha publicado que usted asesora a la Liga Nacional de Fútbol Profesional para la reanudación del campeonato en España.
R. La gente dice muchas cosas. Mi hermano [Javier Tebas, presidente de la Liga] me llama y me pregunta: “Oye, Pablo, ¿tú qué crees de esto?”. O me manda los protocolos y le digo: “Pues sí, esto es de sentido común”. Mi hermano no tiene más que llamarme por teléfono y charlamos, por supuesto, pero no soy asesor de la Liga. Yo no soy muy futbolero, pero el fútbol es una parte de la economía como otra cualquiera. Mueve muchísimo dinero. Mi hermano me comentaba que es casi el 1,5% del Producto Interior Bruto. Es importante volver a jugar al fútbol. Y la empresa, en este caso la Liga, tiene que garantizar la seguridad de sus trabajadores.
P. Como médico infectólogo, ¿se le ponen los pelos de punta al imaginar el Bernabéu o el Camp Nou con 100.000 personas?
R. Efectivamente, por eso creo que los partidos volverán inicialmente a puerta cerrada, por lo menos hasta que la cosa vaya bajando más todavía. Tiene que bajar mucho más.
“Para que el Bernabéu vuelva a estar lleno tienen que pasar muchas cosas. Tiene que no haber transmisión [del virus]”
P. ¿Cuándo se volverá a llenar el Bernabéu?
R. No tengo ni idea. No creo que lo sepa nadie. Desde luego no creo que lo sepa mi hermano. Para que el Bernabéu vuelva a estar lleno tienen que pasar muchas cosas. Tiene que no haber transmisión [del virus]. Esperemos que se acabe esta epidemia algún día. Si no, habrá que cambiar cómo se ve el fútbol. El fútbol y cómo trabajamos. El matadero de Binéfar, que se tuvo que cerrar porque hubo mucha gente que se infectó, ¿cuándo volverá a ser como era antes, cuando los empleados trabajaban unos al lado de otros? Pues pasará mucho tiempo. Y a lo mejor no volvemos a esa situación nunca. La responsabilidad de cualquier empresa es minimizar el riesgo para los trabajadores, porque es imposible bajarlo a cero. Es lo mismo que se le exige a la Seat y es lo mismo que se le debe exigir al fútbol.
P. El 19 de febrero, los equipos del Atalanta y el Valencia jugaron en Milán. El alcalde de Bérgamo ha dicho que el partido fue una “bomba biológica”. ¿Cree que los partidos de fútbol a la antigua usanza son bombas biológicas?
R. Si una cosa hemos aprendido es que cuando las epidemias empiezan el crecimiento es exponencial. Decisiones que se toman muy al principio de la epidemia tienen un impacto enorme, pueden crear una diferencia de cientos de muertos. Ahora es difícil juzgar porque todo está muy caliente, pero en España hubo manifestaciones grandes por el Día de la Mujer, que era muy importante pero, claro, eso extendió la epidemia al principio. Y el partido de fútbol del Valencia es lo mismo. Es un partido que se jugó en Italia porque los expertos en ese momento pensaban que era seguro, pero no lo era. No lo fue.
P. De hecho, aquel domingo 8 de marzo no solo había manifestaciones, había partidos de fútbol por toda España.
R. Pues sí, pero no había alarma. Es difícil saber el impacto de todo esto. Cuando se escriba la historia, se escribirá la historia. Ahora es muy pronto y lo que hay que hacer es focalizarse en acabar con la pandemia. Pero si una cosa se ha aprendido aquí es que a veces hay que tomar decisiones que son difíciles de tomar, porque nadie quiere ser visto como el agorero que dijo: “Voy a suspender las manifestaciones del domingo. Voy a impedir que se jueguen los partidos de fútbol”. Probablemente se podría haber hecho. Se debería haber hecho. Y no se hizo.
P. En la liga alemana se han prohibido los abrazos entre jugadores después de los goles. ¿Esto tiene sentido en un deporte cuerpo a cuerpo?
R. Se trata de minimizar el riesgo. Los abrazos después del gol no son algo necesario para el espectáculo del fútbol. Si quieres reducir el riesgo, se pueden suprimir. Eso no quita el deporte, el gol, la jugada. El virus es muy infeccioso, pero necesita tiempo. Si evitas los abrazos tienes menos posibilidades de contagiarte que si no los evitas. ¿Cómo disminuir las probabilidades en el fútbol? Pues haciendo que la gente se entrene individualmente, que luego se entrene en grupos y que les hagas la PCR el día de antes. Cuando estén jugando, que jueguen, porque la gente no va a pagar para ver a la gente paseándose por la hierba. Pero hay que reducir al mínimo la probabilidad de que haya contagios: suprimir los abrazos, hacer que la gente que no esté jugando lleve mascarilla, quitar a los espectadores del campo. Se trata de disminuir el riesgo, en la Liga como en la Seat. Cada empresa tiene que hacer todo lo que pueda para minimizar la exposición de sus trabajadores. Y esa es la responsabilidad del que lleva la empresa.
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